Juicio por el linchamiento de David Moreira: absolvieron a los dos acusados por falta de pruebas

En la tarde de este lunes se leyó, en el Centro de Justicia Penal de Rosario, el veredicto contra Gerardo G. y Cristian A., los dos acusados de asesinar a David Moreira, de 18 años, en un linchamiento que ocurrió cuando el joven quiso robar una cartera en barrio Azcuénaga. Por falta de pruebas, el tribunal que investigó el caso decidió absolver a los imputados. 

Previo a leer la resolución, los jueces Nicolás Vico Gimena, Hebe Marcogliese y Román Lanzón aseguraron que hubo, por parte de los acusados, una “fuerza desproporcionada” sobre la víctima, al tiempo que indicaron que “un delito no puede ser evitado cometiendo otro delito”.

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“No toleramos una pena de muerte sin juicio”, advirtieron los magistrados, mientras destacaron que “no hubo razones” que expliquen el nivel de violencia que acabó con la vida de Moreira.

Pese a estas consideraciones, el tribunal consideró que las pruebas presentadas por Fiscalía no son suficientes y, como no se logró comprobar que los dos acusados hayan sido los autores del delito, se decidió absolverlos. 

Los cargos contra Gerardo G. y Cristian A. fueron los de homicidio en agresión, lo cual imposibilitaba una pena a prisión perpetua y establecía condenas que iban de los dos a los seis años. Sin embargo, el abogado defensor de la familia Moreira, Norberto Olivares, remarcó semanas atrás que su intención era llegar a juicio con la carátula de homicidio agravado.

En este sentido, amplió: “La primera figura fue la de homicidio agravado. La compartíamos con el fiscal Florentino Malaponte porque pensábamos que hubo alevosía, o sea, que el homicidio se había provocado sin poner en riesgo la seguridad física de los autores. Después la Fiscalía modificó esa calificación y la pasó a homicidio en agresión, que borra la perspectiva de una perpetua”.

Tras conocerse la absolución, el abogado Olivares habló con Conclusión y enumeró que las cinco suspensiones del juicio, el cambio en la calificación de la causa, el paso del tiempo –que repercutió en las declaraciones de los testigos– y el pacto de silencio entre los imputados ayudaron a la absolución de los acusados.

“Una parte del barrio que vio y podría haber aportado datos, está de acuerdo con lo ocurrido. Hay una parte de la sociedad que no solo legitima estos hechos, sino que los reivindica. Hubo un pacto de silencio, una ronda que hicieron estos dos personajes visitando vecinos y amenazando para que tuvieran cuidado en lo que decían”, denunció el abogado.

Y agregó: “Tuvimos un frontón, un muro donde chocamos respecto de encontrar declaraciones. Tengo la convicción personal de que estas dos personas fueron autores de la muerte de David. Después del hecho se reían de los familiares y cada vez que se daba un caso de venganza o justicia por mano propia, en sus redes lo manifestaban y había una especie de goce”.

Por último, Olivares indicó que ahora se reunirá con la mamá de David Moreira para decidir si apelan el veredicto, aunque advirtió que, en estas condiciones, posiblemente en una segunda instancia se ratifique el fallo conocido este lunes.

El crimen

El 22 de marzo de 2014, David Moreira intentó robarle la cartera a una mujer embarazada que circulaba por la zona de Marcos Paz y Liniers, en barrio Azcuénaga, pero vecinos del lugar le dieron una brutal paliza que acabó con su vida. A casi diez años del hecho, y con cinco postergaciones mediante, el pasado martes 28 de noviembre comenzó el juicio.

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Según testigos, Moreira había intentado robar el bolso junto a Isaías, su cómplice, que logró escapar en moto, pero posteriormente fue condenado por el hecho. El joven de 18 años, en tanto, fue retenido por vecinos que lo golpearon en el cuerpo y en la cabeza.

Tras las agresiones sufridas fue trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), donde murió después de permanecer tres días internado.

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Cabe destacar que los acusados por el homicidio de David Moreira eran tres, pero en el año 2019 uno de ellos, Nahuel Pérez, acordó en un juicio abreviado una pena de tres años de prisión condicional, de forma que cumplió la condena sin ir a la cárcel.