SáBADO, 30 DE NOV

Wilson Saliwonczyk, un payador que creció entre rimas, poesía y lucha

Nacido en Los Toldos, afirma que conoció la payada antes de saber la existencia de la misma. Un charla imperdible con Conclusión, un camino a pura rima y con guitarra en mano.

“Dicen que los del congreso
Son nuestros representantes
Mientras los manifestantes
Están golpeados o presos.
Asaltaron los ingresos
De los viejos y los chicos.
Ley a fuerza de milicos
Para que el viejo no cobre.
Con el voto de los pobres
Hacen leyes para ricos”

Poeta repentista, el payador es un artesano de la copla que abraza versos dándole forma a la idea.“Payar» vendría de «pago» o «Patria» y «paguedor» sería el cantor de la patria. Los quichuas llamaron «Palla», a los grupos de indios que se sentaban a cantar en las plazas.

Nacido en el campo, el gaucho era analfabeto y necesitaba expresar su realidad en un canto, ya que no podía escribirlo ni aprenderlo de los libros. Entonces, lo improvisó. Luego de esta primera etapa, recién aparece el payador en la ciudad.

“Nací en Los Toldos y considero que soy payador desde antes de saber que la payada existía”, de esta manera iniciaría el diálogo con Conclusión Wilson Saliwonczyk, un payador que no descansa hilvanando rimas para las causas populares.

“Mis primeros juguetes fueron las rimas, palabras, poesía y las etimologías, jugar con el sentido y el sin sentido, el significado de las mismas. Lógicamente que ya de grande las cosas más estrambóticas, la lingüística, los psicoanalistas, acompañaron mi camino”, indicó.

Nacido en el campo, su familia siempre estuvo amigada con la radio, sostiene que se escuchaba día y noche, despiertos y dormidos. “La radio, libros, versos de memoria, mi viejo me enseñaba versos del Martín Fierro y de payadores. Éstos toda la vida le han cantado a la clase que les corresponde, es decir, la payada es el canto del gaucho pobre, desclasado, marginalizado y que la policía perseguía cotidianamente”.

“El gaucho si trabajaba para un estanciero recibía una papeleta, de lo contrario era vago, muchos no elegían esto de ser esclavo de un hacendado y como moneda de cambio eran perseguidos. Podemos emparentarlo en la actualidad con el villero, el gaucho es el villero de antaño, o el villero es el gaucho de ahora”, sostuvo Wilson.

“Matan un pibe mapuche
También de ojos bonitos.
Llegará un día y un grito
En que la tierra se escuche.
Y mientras el pueblo luche
Nunca será arrodillado.
Rafa, estamos de tu lado;
Y donde está tanta gente
Que marchaba asiduamente
Por Santiago Maldonado

Lo que indigna, lo que genera rabia e impotencia se transforma en canto, pero claro, también hay tiempo para lo que alegra y divierte, “todo está relacionado a lo que sentimos, no creemos en las etiquetas, esto del canto de protesta mesiánico que trae un mensaje es sencillamente retórica. Una madre que reclama por su hijo desaparecido no está trayendo un mensaje ni la voz del oprimido, está denunciando lo que pasa. Es así como se cambia la sociedad, participando, ocupando ese rol, si yo en vez de ser un represor, un proxeneta, un narcotraficante, o un policía corrupto, soy un vecino del barrio que agarra la guitarra y canta, ya estaré colaborando para cambiar el mundo. No es algo faraónico o mesiánico, es sencillamente esto”, enfatizó el payador.

“La payada trae desde siempre esto de cantarle a su propia clase, le hemos cantado a la paisanada, en boliches, campos, es el canto de la peonada que busca diferenciarse de la oligarquía. A los esquiladores, a los zafreros, a ellos le cantamos”, dijo.

Wilson Saliwonczyk recuerda el primer lugar en donde empuño la guitarra e hizo fuerte su voz, “fue la fiesta del ternero, hasta allí me llevo Soccodato, quién fuera mi mentor.  Después tuve la dicha de recorrer todo Buenos Aires cantando por infinidad de lugares, en los clubes de barrio, centros culturales independientes, pero lo más honroso sigue siendo sin duda alguna acompañar a las madres de Plaza de Mayo, a la gente de Cushamen, a las mujeres que están haciendo su revolución”.

Desde estos lugares donde se respira lucha y resistencia, hasta los grandes medios de comunicación, el camino de un payador que se abre camino a fuerza de rimas y poesía. “Me ha tocado trabajar cuatro años en radio Continental y hoy me encuentro en Del Plata, si bien lo que más disfruto es participar en las radios comunitarias. Estoy llevando adelante una columna que lleva como nombre “Anarco quilombera, la columna en payadas que quiere hacer mierda todo”, este es un micro de 4 o 5 minutos y que sale para más de 100 programas comunitarios y barriales de todo el país”, relató.

“Si los milicos guardianes
Reculan así calculo
Que se van a caer de culo
Al estrecho Magallanes.
Vinieron por nuestros panes,
Nuestros viejos, nuestros chicos.
Son custodios de los ricos
Son perros muerde-esperanza.
Pero cuando el pueblo avanza
Retroceden los milicos”

“No existe ningún poder benefactor, se vienen sucediendo gobiernos que matan a un chico por día. En nuestro país no existen gobernantes pobres y que no hayan sido cómplices de asesinatos, por lo tanto, y si bien hay gobiernos muy distintos de otros, la matriz represiva sigue siendo la misma. Mientras hay mucha gente que no concibe un mundo sin reyes, zares o presidentes, yo pienso que las comunidades no precisan de líderes. La política soluciona sólo un escaso porcentaje de todos los problemas que ella misma ha causado. Es que al final de la cosecha, el laburante sigue pobre y los gobernantes millonarios, no creo en esta democracia, si en la organización comunitaria”, concluyó Wilson Saliwonczyk.

 

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