Diez civiles, entre ellos siete niños, murieron este viernes por bombardeos en los barrios controlados por los rebeldes, que resisten la ofensiva de las fuerzas oficiales es en la segunda ciudad de Siria.

El 31 de julio, los rebeldes, apoyados por el grupo yihadista Fateh al Sham (antes Frente al Nosra, que se desvinculó de Al Qaida) lanzaron una contraofensiva en el sur de Alepo para romper el cerco impuesto por el régimen en sus barrios del este.

En un mensaje de audio difundido en páginas web yihadistas, Abu Mohamad al Jolani, el jefe de Fateh al Sham, dijo que confiaba en la victoria.

«Dios dará una victoria gloriosa a nuestros combatientes que romperán el asedio de Alepo», afirmó. «El resultado de la batalla será mucho más que un levantamiento del asedio. Cambiará el equilibrio de las fuerzas y abrirá un nuevo capítulo en la guerra», sentenció.

Aunque por ahora no parece que la victoria esté bien encaminada. Después de conseguir retomar varios sectores, los rebeldes perdieron terreno frente al ejército, que cuenta con el apoyo de combatientes iraníes y del Hezbolá libanés, así como de la aviación rusa.

El viernes, ataques aéreos contra los barrios insurgentes de Alepo, dividida desde 2012 en las zonas controladas por las fuerzas progubernamentales al oeste y los barrios en manos de los rebeldes al este, «mataron a 10 civiles, entre ellos siete niños, en el sector de Marje», informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

La ONG no pudo sin embargo precisar la nacionalidad de los aviones que realizaron los bombardeos, que suelen ser sirios o rusos.

Cerca de Alepo, hacia el sur, los enfrentamientos seguían entre las tropas prorrégimen y los rebeldes. Los insurgentes buscan reconquistar el distrito gubernamental de Ramusa, en la periferia, para abrir un eje de abastecimiento hacia sus barrios, donde unas 250.000 personas viven totalmente asediadas desde el 17 de julio.

En total desde el 31 de julio, al menos 112 civiles, entre ellos 33 niños, murieron en los bombardeos tanto contra los barrios rebeldes como contra los gubernamentales, indicó el OSDH.

El presidente estadounidense, Barack Obama, criticó el jueves a Moscú por su apoyo al régimen sirio. «No estoy seguro de que podamos confiar en los rusos, ni (en el presidente) Vladimir Putin, por eso tenemos que ver si podemos lograr o no un verdadero cese de las hostilidades» en Siria, dijo el mandatario.

A unos 60 kilómetros al noroeste de Alepo, los combatientes árabes y kurdos, unidos en las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), seguían avanzando hacia Manbij, un bastión del grupo yihadista Estado Islámico (EI), con la ayuda de la aviación de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.

Según el OSDH, las FDS controlan ahora el 70% de la localidad, que intentan reconquistar desde el 31 de mayo.

«Para el EI, es la fase final de la batalla. Pero esto no quiere decir que se termine en pocos días porque en los sectores en manos de los yihadistas hay mucha población civil que es utilizada como escudos humanos», añadió el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.

Desde su estallido en 2011, tras la represión sangrienta de manifestaciones pacíficas que pedían reformas, la guerra en Siria ha dejado más de 280.000 muertos y millones de desplazados.