Unas 40 mil personas de todo el país soportaron un diluvio para, horas después, participar de la celebración de la canonización de José Gabriel Brochero, el «cura gaucho» que desarrolló en Traslasierra la mayor parte de su obra.

La emoción en el predio de la Providencia fue general cuando Nicolás Flores, el nene cordobés del primer milagro -que convirtió en beato al cura- subió con una de las ofrendas al altar.

La multitud siguió en pantallas gigantes la misa en la que el papa Francisco convirtió en santo a Brochero, pero la vigilia comenzó antes de medianoche con visitas a la iglesia Nuestra Señora del Tránsito.

El vidrio de la urna que guarda el cerebro incorrupto del santo fue un pasamanos, al igual que su estatua con su poncho característico.

Lágrimas, gritos de alegría y cantos recibieron al primer santo argentino que en este pueblo en el que hoy viven 8000 personas fundó una escuela, ­un oratorio e hizo caminos y obras claves.

En Traslasierra, hace días que se perdió la característica tranquilidad; decenas de colectivos con fieles llegaron con anticipación y muchos vecinos prepararon rosarios, estampas, banderines.

En el predio del santuario -convertido en un barrial por la lluvia- se multiplicaron las reposeras, los mates, las bolsas de dormir y las velas encendidas de la vigilia.

Alrededor de las 4 de la madrugada el ingreso fue masivo y una hora después la impaciencia por la conexión con la misa en el Vaticano ganó el predio. A las 5:16 cuando en la plaza de San Pedro mencionaron a Brochero por primera vez, la multitud ovacionó. También en la Catedral de la ciudad capital y en la tierra natal de Brochero, Santa Rosa de Río primero hubo vigilia.