Diversas hipótesis se entrecruzan en relación al crimen de María Cristina «China» Núñez, la almacenera asesinada el último sábado en el Fonavi ubicado en Sánchez de Thompson 166 bis. Es que la investigación que se viene llevando a cabo trabaja sobre tres hipótesis: venganza, robo o tiroteo entre bandas.

Según informaron las fuentes policiales, la mujer recibió 8 balazos: en la frente, el tórax, los brazos y la espalda, efectuados con una pistola calibre 9 milímetros. Los pesquisas procuraban determinar si el crimen tuvo como motivación una venganza o si se trató de un asalto, lo que en principio descartaron los pocos testigos que declararon en la causa, y por la violencia desplegada en el lugar. La tercera hipótesis versa sobre un supuesto tiroteo entre bandas, en el cual la mujer habría quedado atrapada.Una cuarta versión, que circula insistentemente, es que hubo un tiroteo entre la policía y una banda que opera en el barrio y la mujer habría sido alcanzada por las balas.

«Dicen que primero se oyó un tiro y después alguien apoyó un arma en la reja del negocio y disparó», contó a la prensa un vecino de la zona.

Otros testigos afirmaron que Núñez vivía en el local y que ocho días antes le habían robado, motivo por el cual atendía por una ventana. Pero al parecer, a pedido de los vecinos, el viernes la mujer volvió a abrir la puerta del almacén debido a la lluvia y el frío.

La noche del sábado dos jóvenes, que según testigos son conocidos delincuentes del barrio, llegaron al lugar y a los pocos minutos arribó al almacén un tercero, que se bajó de una moto y comenzó a dispararles a los dos primeros. En ese marco, la almacenera fue baleada, aunque no está claro si fue de manera colateral o si las balas fueron dirigidas a ella.

Los pesquisas identificaron al autor de los disparos como el líder de una de las dos bandas que se disputan el territorio. Uno de esos grupos es  liderado por Alexis Caminos, el hijo del «Pimpi» Caminos, el asesinado líder de la barra brava de Newell’s, mientras que el otro está comandado por la familia Funes, afincada en el vecino barrio La Bajada, según destaca la agencia Télam.

Lo que termina de empañar el panorama es la denuncia de los vecinos por el accionar policial luego del sangriento episodio, ya que los efectivos son acusados de desatar una fuerte represión y también de «no custodiar la zona intencionalmente» cuando la fiscal Marisol Fabbro, a cargo de la investigación del suceso, se apersonó en el lugar para cumplir con sus funciones.