Los requerimientos de la construcción privada hicieron que en los últimos 5 meses el nivel de comercialización de arena subiera 15% constituyéndose en el mejor período de los últimos 3 años, dijo el gerente general de Silos Areneros Buenos Aires, Javier D’Alessandro, empresario que se queja de que una tonelada de arena sale menos que un kilo de helado.

«En los últimos 5 meses el nivel de comercialización de arena fue mayor que el que se registró en los 3 últimos años. El aumento fue del 15%. No son números estrepitosos, pero marcan un camino interesante», reflexionó el empresario en diálogo con Télam.

La arena ubicada en los lechos de los ríos es extraída por succión en buques dragadores que la almacenan en bodegas, le extraen el agua y la derivan a silos ubicados en los puertos. Luego, la arena a través de camiones es transportada a corralones, hormigoneras u obras de construcción.

Uno de los horizontes de las compañías areneras argentinas apunta al fraking, la técnica de fracturación hidráulica para la extracción del gas, usada en el yacimiento de Vaca Muerta, en la cuenca neuquina.

«Actualmente parte de la arena para el fraking se importa de China y de Estados Unidos porque tiene características distintas, pero estamos haciendo pruebas en nuestro laboratorios» para alcanzar la calidad necesaria para la fracturación, explicó.

«La demanda en la extracción de petróleo y gas será importante en los próximos años y nos estamos preparando para comercializar arena local», explicó.

A su turno, voceros de YPF informaron a Télam que el 80% de las arenas que se usan en el proceso de estimulación hidráulica para el no convencional (shale oil y shale gas) es de origen nacional. La mayor parte viene de Entre Ríos y un porcentaje menor de Chubut, detallaron.

En materia de obra pública la demanda de arena «recién se está desarrollando» dijo D’Alessandro y en materia de construcción privada los requerimientos fueron mayores en los últimos meses.

Según el Plan de Infraestructura y Transporte del Ministerio de Transporte, el plan de inversiones del período 2016-2019 entre obra pública y privada es de u$s 33.270 millones y abarca desde obras de Vialidad Nacional en materia de ejecución de autopistas, inversiones en el puerto de Rosario y en trenes de carga, tanto en el Belgrano Cargas y en el ferrocarril General San Martín.

Aunque la actividad de construcción registró en cifras de enero último una baja de 7,8% interanual, según el Indec y el insumo de materiales de la construcción cayó 6,9% también de manera interanual, la reactivación del sector alienta las esperanzas de los areneros.

El grupo Construya, que agrupa a las once principales empresas de insumos para la construcción no incluye a las areneras en la estimación de su índice «por lo difícil que es saber la producción a nivel nacional», debido a lo disperso de su extracción, explicó D’Alessandro.

La extracción de arena es un actividad atomizada. En la Capital Federal existen 10 empresas y en el Gran Buenos Aires llegan a 50. Según cifras de la Cámara de Arena y Piedra, que contabiliza la producción de las zonas bonaerenses de Zárate a Ensenada, la extracción mensual de arena asciende a 600.000 metros cúbicos y los precios, según el sector, son bajos.

«Una tonelada de arena sale menos que un kilo de helado», se quejó D’Alessandro y señaló que de acuerdo al tipo de arena, la tonelada se cotiza entre $250 y $280.
El aumento del combustible, la necesidad de contar con dos tripulaciones por barco para extraer la arena aumentan los costos del sector.

Dentro de los tipos de arena extraída en la Argentina están la especial gruesa y la fina.

«Hacemos una mezcla entre ambas para darle valor agregado», explicó el empresario y describió que la arena gruesa, más granítica es usada en el hormigón que se emplea en rutas, puentes y tareas de infraestructura en general.

«También tenemos mucha demanda de arena para fabricar vidrio, especialmente en la época de verano cuando aumenta el consumo de bebidas embotelladas. También nos demandan arena para la fabricación de pegamentos», concluyó.