Durante las últimas dos noches, el Allen Telescope Array (ATA) ha orientado sus antenas de radio en la dirección de la estrella HD 164595, un astro parecido al Sol a 94 años luz de la Tierra. El ATA es una red de 42 telescopios construida en el observatorio astronómico de Hat Creek, en California, gestionada por el Instituto Seti, una institución dedicada a la búsqueda de inteligencia extraterrestre. Su intención era confirmar o descartar la existencia de una extraña señal detectada más de un año antes por otro radiotelescopio, el Ratan-600, en Zelenchukskaya (Rusia), en la parte norte del Cáucaso.

Si se leen las noticias que conciernen a esa señal en los medios de comunicación, parece que nos encontramos en la antesala de un contacto entre civilizaciones. Algunos han comparado ya esta anomalía con la señal Wow, una transmisión captada el 15 de agosto de 1977 por otro radiotelescopio asociado al Seti y que se considera la señal con más probabilidades de tener origen alienígena hasta la fecha. Por el momento, alrededor de HD 164595 solo se ha identificado un planeta. Tiene el tamaño de Neptuno y orbita muy cerca de su sol, haciendo improbable que albergue vida, pero podrían existir otros mundos cercanos y más acogedores aún sin descubrir.

Seth Shostak, el principal astrónomo del Seti, ya ha dicho que en los próximos veinte años encontraremos vida extraterrestre, pero, aunque le duela decirlo, no cree probable que esta sea la ocasión. En una carta publicada en su web, reconoce que “las probabilidades de que esta sea realmente una señal de extraterrestres no es demasiado prometedora” y añade que los propios descubridores “dudan de que hayan encontrado a ET”. No obstante, dada la importancia de la cuestión, desde la tarde del 28 de agosto han dirigido sus telescopios en la dirección de HD 164595. De momento, no han visto rastro de la señal.

Uno de los aspectos más heterodoxos de esta historia es que la observación se produjo en mayo de 2015. Fue la única ocasión de 39 intentos en que los astrónomos rusos fueron capaces de observarla y no alertaron a la comunidad Seti hasta ahora, más de un año después. Shostak explica que según los protocolos habituales, “si la señal parece tener un origen extraterrestre deliberada, una de las primeras cosas que hay que hacer es contactar con otros para tratar de confirmar las observaciones. Eso no se hizo en este caso”. En resumen, el astrónomo considera que, aunque existe la posibilidad de que la señal de radio provenga de una sociedad que intenta hablarnos, “hay muchas otras explicaciones plausibles […], incluida la interferencia terrestre”.

Eric Korpela, astrónomo de la Universidad de Berkeley que colabora con Seti ha sido más cáustico hablando de lo sucedido. “Miré la presentación y no me impresionó”, ha afirmado en un foro de Seti@home. “En uno de 39 de escaneos sobre la estrella apareció una señal unas 4,5 veces por encima del ruido medio […]. Por supuesto, Seti@home ha visto millones de señales potenciales con características similares, pero hace falta más que eso para considerarla una buena candidata. Detecciones múltiples son un criterio mínimo”, ha aseverado. “En suma, es todo relativamente poco interesante desde el punto de vista de Seti”, ha concluido.

Shostak plantea lo extraordinario de este intento de contacto en caso de que fuese real. Por un lado, si la señal partió desde aquel sistema estelar en todas las direcciones del cosmos, habría requerido una potencia de 1020 vatios, cientos de veces más energía que toda la recibida por la Tierra en un día. Eso significaría que la civilización de HD 164595 se encontraría en un estado de desarrollo tan avanzado que serían capaces de aprovechar toda la energía producida por su estrella.

Una segunda opción mencionada por Shostak es que la señal hubiese sido enfocada hacia el Sistema Solar. Incluso empleando una antena del tamaño del telescopio de Arecibo, serían necesarios más de un billón de vatios, comparable al consumo energético de toda la humanidad. Estos seres no requerirían una capacidad tecnológica tan descomunal como los anteriores, pero tendrían capacidades que los seres humanos no alcanzaremos en al menos dos siglos.

“Ambas opciones requieren un esfuerzo muy superior al que nosotros podríamos hacer, y es difícil de comprender por qué alguien querría apuntar a nuestro sistema solar con una señal tan fuerte. Este sistema estelar está tan alejado, que no habrá ninguna señal de televisión o radar que les indicaría que estamos aquí”, reflexiona Shostak. Si lo hubiesen hecho, sería una señal inequívoca de que ellos también quieren creer.

 

Fuente: Diario El País