Michel Temer enfrenta a partir de este martes al reinicio de un juicio que puede anular su mandato. El proceso, que hasta hace poco parecía condenado al fracaso, cobró relevancia desde que el pasado 17 de mayo salió a la luz una grabación en la que Temer parece dar aval al pago de un soborno.

El escándalo disparó los pedidos de renuncia y de juicios de destitución en su contra. Los siete jueces del TSE juzgarán los comicios de 2014, en los que resultó reelecta la fórmula Dilma Rousseff (PT, izquierda)- Michel Temer (PMDB, centroderecha), por presunto abuso de poder y financiación ilegal procedente del megafraude a Petrobras.

Las denuncias fueron presentadas en 2014 y 2015 por el PSDB (centroderecha), derrotado en las urnas pero que en la actualidad es, paradójicamente, el principal aliado del PMDB de Temer, quien asumió la presidencia tras la destitución de Rousseff hace un año.

Aun así, el PSDB amenaza con salir de la coalición, en función del dictamen del TSE. El entorno presidencial está convencido de que Temer será absuelto, pero en caso de condena existen también varios mecanismos prolongados de apelación. «Nunca en mi vida vi un gobierno tan corrupto, en el que sus principales figuras estén investigadas», dijo Adalberto Silveira, un transportista de 89 años, en un centro comercial en Brasilia.

«Están agarrados (al poder) y aparentemente van a continuar enredando el proceso con recursos… este gobierno no tiene moral», reclamó indignado.

Los principales ministros de Temer y decenas de legisladores de todos los partidos están en la mira de la justicia por el caso de sobornos en Petrobras.