El presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Amadeo Nicora, aseguró que los técnicos del organismo trabajan para paliar la situación en las zonas inundadas, que estimó son 880.000 hectáreas en las provincias de Santa Fe y Buenos Aires.

Formuló declaraciones durante su visita a Rafaela, Santa Fe, una de las zonas anegadas por las abundantes precipitaciones y granizadas registradas en esa provincia y norte de Buenos Aires.

Tanto el sur y centro de Santa Fe como el norte de Buenos Aires sufrieron, en las últimas semanas, abundantes precipitaciones y granizadas que generaron el desborde de los principales ríos: Arrecifes, Carcarañá y San Antonio.

Como consecuencia, la soja de primera y el maíz sufrieron daños que repercutirán en sus rendimientos, hubo encharcamiento de los campos, destrucción de los caminos rurales y paro en tambos.

«Las lluvias de las últimas semanas colocan a toda la región en una situación crítica», señaló Nicora quien aseguró que «los técnicos del instituto están trabajando en este contexto de emergencia acompañando a los productores con propuestas tecnológicas a la medida de cada situación».

Según estimaciones del Ministerio de Agroindustria de la Nación, existen alrededor de 800.000 hectáreas anegadas en distinta medida, producto de las cuantiosas precipitaciones registradas en las últimas semanas.

Por su parte, la producción hortícola de los cinturones del gran Rosario y Santa Fe también sufrieron grandes pérdidas».

Las abundantes precipitaciones dañaron los cultivos, produjeron encharcamiento de los campos y la destrucción del 80 % de los caminos rurales.

El instituto presentó un informe de estado de situación en Santa Fe que asegura la existencia de «numerosos potreros de alfalfa que soportaron anegamientos y la pérdida de plantas».

En cuanto a la condición corporal de algunos rodeos de cría, el informe detalló que «disminuyó debido al tiempo que pasan en los lotes con agua y con recursos forrajeros disminuidos en su calidad y cantidad».

Asimismo, los accesos hacia la manga y corrales se ven muy complicados por el barro y el agua, lo que dificulta juntar animales para la aplicación de vacunas, tactos, ordeñe y otros tratamientos necesarios.

Por su parte, en la cuenca del río Arrecifes hay casi 30 mil hectáreas afectadas por el desborde de los arroyos y de la caída de granizo de gran magnitud en perjuicio de los cultivos de la región.

En este contexto, Daniel Somma –director del centro regional Buenos Aires norte del INTA– destacó el trabajo de los especialistas del instituto, quienes generan información «que permite orientar las decisiones estratégicas para superar esta situación crítica».

Asimismo, Somma subrayó la importancia de entender que «la variabilidad climática es una constante que condiciona e influye directamente en el éxito o no de un sistema productivo».

Agregó: «Es fundamental contar con una gestión integrada de cuencas y un sistema de alertas tempranas».

Por su parte, Milton Sabio, coordinador del territorio agrícola del INTA Pergamino se refirió al estado de los cultivos en el norte de Buenos Aires: «Tenemos daños irreparables en maíz y soja de primera, mientras que las plantas más pequeñas de la soja de segunda tiene grandes probabilidades de mejorar causadas por la caída de granizo del 1º de enero».

La región que rodea la cuenca del río Arrecifes suele verse afectada por excesos hídricos: De allí la importancia de contar con un sistema de alerta hídrica temprana que permita anticiparse a estas complicaciones meteorológicas.

Con este objetivo, técnicos del INTA y la Comisión Nacional de Actividades Aeroespaciales (CONAE) instalaron un software basado en un modelo meteorológico que permite prever la altura de la cuenca del río Arrecifes.

 

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