Por Jennifer Hartkopf

«Hay tiempo», pensaría uno si tiene en cuenta que la inscripción al ciclo lectivo 2018 arranca en el mes de diciembre. Pero lo cierto es que «no». Muy por el contrario, apenas terminadas las vacaciones de invierno los padres rosarinos arrancan una carrera contrarreloj que los mantiene en vilo mucho más de lo esperado y con ninguna otra prioridad en la cabeza más que la de «conseguir una vacante para su hijo en la escuela deseada».

Año tras año se repite en la ciudad el mismo panorama: padres desesperados, largas filas en la puerta de los colegios, esperas interminables y ni más ni menos que vacantes mínimas. El resultado también es el de siempre: el chico empieza el colegio «a donde los padres pueden más que a donde los padres quieren».

Y lo peor de todo es que la problemática para conseguir vacantes en los colegios rosarinos lejos de mejorar, con el tiempo se «recrudece».

«No hubo ningún cambio sustancial que no indique que la cosa va estar cada vez peor, que se va a recrudecer toda la problemática que tienen los padres para conseguir bancos para el nivel inicial de escolarización», admitió a Conclusión Damián García, presidente de la ONG Sinergia Ciudadana, una organización sin fines de lucro que realiza investigaciones, análisis y asesoramiento en el campo de la política, la comunicación y las finanzas públicas.

Luego de un relevamiento realizado en 2016 sobre 150 jardines y escuelas privadas y públicas, reconocidas por el Ministerio de Educación, se constató que los colegios privados a partir de octubre ya tienen todo prácticamente cubierto para el año próximo. «Los colegios privados conforme a la normativa realizan la inscripción a fin de año, como las escuelas públicas, pero antes hacen un período de preinscripción que lanzan generalmente después de las vacaciones de invierno», explicó García y agregó: «Terminan las vacaciones de invierno y comienza el vía crucis de los padres. Se empiezan a ver extensas colas afuera de los colegios privados y lo que es seguro es que ya en octubre no quedan bancos disponibles«.

A modo de esclarecer el fenómeno, el presidente de la ONG dijo que «los colegios privados son los únicos que les aseguran a los padres que ya mandando a sus hijos a partir de los 4 años al jardín del colegio después van a poder hacer la primaria y la secundaria en la misma institución, liberando al adulto de tener que pasar por un doble proceso de inscripción» (jardín y primaria respectivamente).

«Esto en las escuelas públicas no pasa. Entrar al jardín no te asegura entrar a la primaria de la misma institución, son administraciones distintas», comparó García.

La Ley de Educación Nacional establece desde el ciclo lectivo 2015 la obligatoriedad escolar de la sala de cuatro años hasta la finalización del nivel de la educación secundaria. No obstante, «no hay jardines por parte del Ministerio de Educación suficientes como para alcanzar a todos los chicos que están en el nivel de escolarización».

«Como consecuencia, se abren muchos jardines maternales que vienen a suplir esta demanda. Pero cuando lo mandás a un jardín maternal, que son todos privados, lo tienen hasta las 4 o 5 años y después hay que buscar una escuela, lo que obliga a los padres a sortear el doble filtro de inscripción, sumado a que si se trata de una escuela pública cerca de tu radio, seguramente esté todo lleno y queden 70 chicos del radio escolar afuera de la institución educativa», apuntaron desde Sinergia Ciudadana.

Sistema de prioridades

Damián García detalló que la admisión a los distintos establecimientos educativos se rige por un sistema de prioridades donde en primer término ingresan los alumnos que ya concurren al establecimiento. En segundo lugar los hermanos de estudiantes que asistan al colegio y que se encuentren dentro del radio. Tercero los hijos del personal educativo. Cuarto los que se encuentren dentro del radio escolar. Quinto, niños que tengan hermanos alumnos del establecimiento y no pertenezcan al radio. Y sexto, cualquier chico en edad escolar.

En ese sentido, consideró que «los colegios privados hacen una libre interpretación del punto tres y establecen como hijo de miembro escolar a cualquier ex alumno», a lo que resumió como «una situación injusta, que trata de privilegiar determinado ‘estatus quo’, ya que no es un tema de plata, sino más bien de linaje: vienen los hijos, de los hijos, de los hijos y así sucesivamente».

«Se trata de una situación que no tiene control por parte del Estado, a pesar de que la mayoría de estas escuelas recibe un subsidio estatal, incluso algunas de hasta un 80%, o sea que no son colegios privados que pueden hacer absolutamente lo que quieren. En este sentido tendría que estar el Estado presente regulando», expresó García indignado.

Asimismo dijo que los colegios privados «no le dan prácticamente importancia al rango de distancia», contrariamente a lo que aspiran como ONG de que todas las personas dentro de su radio escolar puedan elegir entre colegio público y privado. «La realidad es que hoy quedan muchos chicos afuera, terminan asistiendo a una escuela que queda lejos del domicilio, es todo un tema el traslado, y son muchos factores que generan un desmedro en la calidad de vida de toda la familia, y afectan la dinámica diaria”, especificó.

En oposición, el secretario general del Sindicato de Docentes Particulares (Sadop), Martín Lucero, dijo a Conclusión que «elegir un colegio privado por el proyecto educativo que ofrece, más allá de la cercanía que se tiene o no con la institución educativa, es la lógica propia de la enseñanza privada. Que uno pueda elegir la institución más allá de dónde vive. Por eso no está mal que el colegio no tenga en cuenta el radio como prioridad de ingreso».

Sin embargo, Lucero coincidió con Damián García respecto a que «la cuestión demográfica hace que en algunos sectores de la ciudad, como es el centro, barrios como Fisherton y Alberdi, y la zona sur, se presenten problemas en los primeros grados» al tiempo que hizo hincapié en la necesidad de una «fuerte inversión en infraestructura y cargos para que el sistema educativo pueda dar una respuesta».

Gustavo Terés, secretario general de Amsafe Rosario, también estuvo de acuerdo y manifestó que «el Estado no puede dejar vacante la garantía del derecho a la educación» por lo que destacó la necesidad de «construir jardines públicos y más escuelas, porque muchas de las escuelas tradicionales -centro y macrocentro- están colapsadas».

«El gobierno con las políticas de subsidio cedió mucho terreno de la educación pública a la privada», reflexionó el gremialista y dijo que «el problema de la falta de vacantes responde a un problema presupuestario. Se trata de una decisión del gobierno de decidir apostar a la educación«.

Principales problemas

Desde Sinergia Ciudadana destacan dos inconvenientes principales: la falta de escuelas públicas y jardines públicos reconocidos por el Ministerio de Educación en relación al crecimiento demográfico de la sociedad,  y la falta de control por parte del Estado en todas las escuelas privadas que reciben algún subsidio por parte del Estado en cuanto a los criterios de prioridades para el ingreso de los chicos.

«No hay una relación entre el crecimiento demográfico en algunas partes de la ciudad, como centro y macrocentro, con la cantidad de escuelas o salas que se abren», explicó García y dijo que la consecuencia es que «lo mandas a la escuela que podes más que a la que queres».

«No todos los que van a colegios privados van por elección; muchos los mandan porque saben que no tienen ningún tipo de respuesta por parte de las escuelas públicas y no quieren atravesar el proceso que a lo mejor te lo puede dejar afuera o esperando un año», ejemplificó.

Otro factor que complica la situación es que «a veces los padres ejercen tanta presión que terminan aceptando a los chicos y no hay espacios físicos suficientes ni cargos docentes adecuados y baja la calidad educativa».

Posibles soluciones

Según plantean desde la ONG tiene que haber una relación entre la demanda que existe en determinados lugares de la ciudad y la oferta. Además de ampliar los establecimientos educativos con más aulas o crear nuevos, con los cargos docentes correspondientes. «Únicamente así se va a resolver la congestión en las escuelas de Rosario», dijo.

«No hay una relación directa entre los anuncios y la concreción de las cosas. Se pusieron carteles de la mayor inversión de la provincia en infraestructura en escuelas y pensamos que se iba a solucionar, lo cierto es que este año no se inauguró prácticamente ninguna escuela que resuelva esto o no hubo una relación entre las obras que dijeron que se iban a hacer y la resolución de este problema. Quedan en los anuncios», criticó y para finalizar dijo que «esto se va a seguir recrudeciendo hasta el momento en que inviertan en infraestructura. A medida que pasan los años es cada vez más difícil porque cada vez es menor el lugar disponible».