Cada día, algo más de seis argentinas reciben el diagnóstico de cáncer de ovario, enfermedad que suele detectarse en estadios avanzados, lo que hace que su abordaje sea más complejo.

Según cifras del Ministerio de Salud, con 2.274 nuevos casos cada año, constituye el quinto tumor más frecuente en mujeres en Argentina y es el cáncer ginecológico que más muertes ocasiona; solamente en 2013 se reportaron 1.247 muertes.

Cerca de la mitad de las mujeres diagnosticadas con cáncer de ovario tienen más de 60 años. «Como tantos otros tipos de cáncer, es común que no presente síntomas en las primeras etapas de su evolución, motivo por el cual suele diagnosticarse recién en estadios avanzados, cuando  su abordaje es más complejo», sostuvo Reinaldo Chacón, director académico y jefe del Departamento de Oncología Clínica del Instituto ‘Alexander Fleming’.

Chachón indicó en ese sentido que «es importante la realización de controles ginecológicos rutinarios, si bien el chequeo, a diferencia del cáncer de mama, no es exigido».

A su vez, Valeria Cáceres, jefa del Departamento de Oncología Clínica del Instituto Ángel H. Roffo (UBA), manifestó que «en las pacientes jóvenes, es frecuente que se diagnostique, por ejemplo, en una consulta generada por trastornos en la fertilidad».

«Sin embargo, en las pacientes más grandes los síntomas suelen ser vagos y ellas no lo relacionan con una patología importante, dejando pasar tiempo valioso hasta que generan la consulta. Por lo tanto, cerca del 75% de los casos de cáncer de ovario se diagnostica en etapas tardías, cuando la enfermedad se encuentra avanzada», señaló Cáceres.

Los principales signos que podrían indicar la presencia de un cáncer de ovario son molestias en la zona inferior del abdomen, cansancio, anemia, sensación de saciedad precoz al comer y pérdida de peso.

Algunos factores que se considera que podrían incrementar el riesgo de padecer cáncer de ovario son tener antecedentes familiares de la enfermedad y la presencia de quistes en los ovarios, mientras que también podrían contribuir otras causas como no haber tenido hijos, no haber tomado pastillas anticonceptivas, el inicio de los períodos menstruales a corta edad, una menopausia tardía o haber padecido endometriosis.