A esta altura, en medio de tanta confusión y de una gran incertidumbre, sólo hay una cosa que va quedando en claro: nada ni nadie está pudiendo bajar la fiebre dolarizadora.

Ni siquiera la llegada al Banco Centralde Luis Caputo, el funcionario mejor visto por el mercado. Tampoco el respaldo del FMI a la gestión Macri. O el ascenso a categoría emergente que recibió el país.

En el plano doméstico, no se encuentran almas con ganas de vender sus billetes verdes. En el exterior, ninguno quiere adquirir deuda local. Por eso hay tanta preocupación en el Gobierno.

«Nadie compra deuda argentina, ése es el problema», afirma a iProfesional un banquero de Wall Street.

«Además, como todos los fondos estaban sobrecargados de estos bonos, al momento de tener que hacer una depuración -tal como impone ahora un clima global más hostil- tienen mucho más para vender de Argentina que de otros países», añade.

El Instituto de Finanzas Internacionales -IIF, por sus siglas en inglés- organización que agrupa a bancos y grupos inversores más importantes del mundo, le confirmó a iProfesional otro dato clave.

En el caso de los flujos de los «fondos de bonos» hacia títulos argentinos (por parte de inversores del exterior), hubo una fuga neta cercana a los u$s300 millones en apenas dos meses, sin contar lo sucedido en junio.

Por cierto, a ese número hay que sumarle otro muy representativo: el total vendido por inversores pero en forma particular, ya sean minoristas o firmas que adquieren títulos locales de modo directo.

En otras palabras, la huida de bonos argentinos es significativamentemayor a esa cantidad, y es tan fuerte como preocupante.

A precios de remate
Este comportamiento se refleja en el desplome de los precios, que ahora están en niveles «de remate».

Hablando en plata:

1.- El famoso Bono del siglo (100 años) hizo su debut con un rendimiento del 7,9%. Ahora, para tentar a los inversores a comprarlo, debe convalidar una tasa del 9,18%.

Arrancó cotizando a u$s92 por cada lámina de u$s100, pero esa cifra se precipitó en Wall Street a apenas u$s77,5.

La pregunta entonces es cómo hacer para convencer (una vez más) a los financistas del exterior a seguir apostando por activos argentinos luego de que vean reflejada un pérdida de u$s15 en tan solo un año.

2.-Otro ejemplo de la debacle de los títulos lo da el Global 2046.

Este papel ya tiene que ofrecer un interés del 9,4% para seducir a los inversores (cotiza a u$s82,25).

Pero esto no es todo: junto con el desplome de las cotizaciones de los bonos, aparece la explosiva suba del riesgo país, otro reflejo del descalabro de la deuda local.

Este índice, que elabora el JP Morgan, da cuenta de la sobretasa que debe convalidar una nación al emitir deuda.

Es decir, cuánto más debe abonar por encima de los bonos del Tesoro de EE.UU., considerados libres de riesgo: por cada 100 puntos básicos del índice, un 1% adicional.

Por ejemplo, si el título americano ofrece 3% y el riesgo país de Argentina es de 600 puntos, el Gobierno tendría que ofrecer 9% (3% + 6%)

¿Cuánto ha trepado este indicador en lo que va del año? La friolera del 70%.

El repunte es tan fuerte -y la tasa tan alta- que los emisores locales han quedado imposibilitados de conseguir financiamiento.

Los traders de Nueva York hablan de «la suma de todos los miedos», en referencia a los factores «técnicos» y otros «idiosincráticos» que explican el desplome de la deuda.

El primer factor refiere a un mundo financiero que luce muy empeorado y en el que afloran todo tipo de temores, guerra comercial entre Estados Unidos China, entre ellos.

Esto genera elllamado «fly to quality», o vuelo a la calidad, con destino a activos seguros.

Como ya es costumbre, cuando la aversión al riesgo crece, los gestores de fondos reciben una clara «orden de arriba»: reacomodar carteras, salir de países riesgosos y sacarse de encimalos excesos de épocas de bonanza.

En otras palabras, deben liquidar bonos argentinos.

«Todos estaban overweight. Habían comprado más que el promedio de la cartera y ahora deben equilibrar posiciones, lo que se traduce en un duro revés para Argentina», señala a iProfesional un importante ejecutivo de un fondo de Nueva York.

«Empezaron a bajar a ‘neutral’ y eso activa un desarme de posiciones que desangra al mercado, si no aparecen compradores», completa.

Ni los buscadores de oportunidades
¿Nadie compra? Desde un banco de inversión, de los más conocidos en la plaza internacional, un operador cuenta una anécdota que ilustra a la perfección el actual contexto.

Hace un mes y medio, recibió llamados de los denominados «crossover investors». Se trata de una clase de inversores que no está puntualmente buscando activos de una región en particular.

Es decir, no se fijan si son de un país emergente o no, o si se trata de deudadel gobierno o de empresas: sólo les importa los rendimientos.

Estos inversores crossover se hacen presente cuando olfatean precios muybajos y, por ende, tasas suculentas.

Son, si se quiere, los que aparecen incluso antes que los «fondos buitre» (como Aurelius o Elliott), que sólo adquieren títulos cuando un país está al borde del default, ya que su negocio pasa por litigar.

– «Me consultaron mucho por los bonos argentinos, ya que en ese momento tenían que convalidar retornos atractivos, del 8% u 8,5% en dólares», relata el ejecutivo

– «¿Compraron o no?», fue la pregunta de iProfesional

– «No, ni quieren hacerlo ahora, porque creen que habrá mejores preciosmás adelante. Están convencidos de que las cotizaciones seguirán cayendo», responde.

Hay motivos que sostienen esta visión. Y uno de ellos es que los fondos globales todavía no redujeron del todo su alta exposición en Argentina.

Además, la inestabilidad del tipo de cambio en una nación molesta a los poseedores de títulos soberanos.

Este tipo de inversores aceleran su huida cuando el dólar se escapa, ya que advierten que un país tan sensible a la cotización (como lo es la Argentina) les traerá futuros dolores de cabeza.

«La salida de bonos está muy ligada a la suba del billete. Si el país devalúa fuerte, la lectura que hacen es que hay un desmanejo de la situación. Entonces se empiezan a preocupar», aseguran desde un banco que tiene como clientes a varios de estos grandes jugadores de Wall Street.

«Entonces venden hasta ver qué hace primero el Banco Central para estabilizarlo», remarcan.