La rosarina Cecilia Carranza Saroli y Santiago Lange realizaron este viernes a la tarde una caravana desde el parque de la Independencia hasta el Monumento a la Bandera, donde un nutrido grupo de amigos y familiares aguardaban con emoción.

El regatista Santiago Lange, ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, es un ejemplo de vida. Tras superar un cáncer que le quitó un pulmón, llegó al máximo logro olímpico, con la celeste y blanca.

A tal punto que todos sus allegados pusieron en duda la participación del dueño de la presea dorada en las aguas de la bahía de Guanabara, pero nada pudo contra su inmensa pasión de navegante y sus inconmensurables ganas de vivir.

El atleta nacional pasó por Rosario y afirmó: «Entiendo a los que están pasando por una grave enfermedad, la vida es maravillosa y tengan un sueño que siempre se puede». Luego, agregó: «Ver el Monumento es emocionante».

«El esfuerzo siempre tiene recompensa. Hoy del esfuerzo no me acuerdo, tengo presente las alegrías que estamos viviendo, lo lindo fue lograr lo que queríamos», sentenció Lange.

Para finalizar, el hombre que disputó seis Juegos Olímpicos hizo referencia al Monumento a la Bandera y con emoción afirmó: «Sé lo que es este lugar, su historia; los argentinos tenemos una bandera bellísima, miremos bien alto, que podemos llegar bien arriba».

Minutos más tarde, la rosarina Carranza Saroli enfrentó los micrófonos y señaló: «Con trabajo y poniéndole pasión, despertándose cada día, y recordando aquello que pensaste en ese proyecto lo podes lograr».

La deportista se refirió a la perfomance que lograron junto a Lange en los Juegos Olímpicos: «Desde el primer día, corrimos la regata muy tranquilos, sabíamos que podíamos hacer un buen resultado». Y añadió: «Tenemos un equipo que nos respalda, sin ellos no hubiera sido posible este logro».

El homenaje a los regatistas comenzó a las 17.30 en el parque Independencia. Los distinguidos Carranza y Lange se subieron a una camioneta y encabezaron una caravana, con la compañía de una autobomba con rumbo hacia el Monumento a la Bandera, por avenida Pellegrini.

En el destino final, los regatistas fueron recibidos por un gran número de amigos, familiares y admiradores, que procuraban un abrazo de los protagonistas. Allí, mostraron su generosidad al acceder a sacarse fotos con el público y realizar una improvisada conferencia de prensa.

La emoción se adueñó del atardecer rosarino con la presencia de dos grandes atletas. Sus nombres están grabados a fuego en la historia del deporte nacional.

Luego, los ganadores partieron al Yacht Club, en la zona norte, donde compartirán una cena con familiares y amigos.

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