La Selección tiene que empezar de cero. El gran desafío de Tapia, Messi y el entrenador que llegue será restablecer el orden y la cadena de mando. Porque esto se ha subvertido completamente. Desde 2010 con Maradona se perdió el orden, que solo se recuperó un tiempo con Sabella.

Todos los cambios de entrenadores fueron preguntados y los jugadores influyeron para subir o bajar el pulgar. Todo lo que se hizo fue para que no se enojen y tenerlos contentos. No salió bien. Hay que conseguir un entrenador que puede hablar y consensuar, pero que tendrá que ser quien tome las decisiones. ¿Será Simeone o Gareca? ¿Será la oportunidad para un joven Gallardo?

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La Selección argentina hace diez años que quiere jugar horizontal como Barcelona. En 2018 esta forma de jugar no ha rendido. Francia le dio una lección de fútbol vertical. España se fue del Mundial con 1.114 toques jugando con la pelota prestada. El fútbol vertical con el triunfo del Real Madrid en la Champions y lo que se está viendo en el Mundial se está imponiendo.

El fútbol horizontal se ha convertido en cansino, improductivo y lo peor de todo, perdedor.