Una familia siria que llegó hace casi cinco meses a Argentina pero no logró adaptarse a su nueva vida en una localidad rural de Córdoba, volverá mañana a Alepo, donde el conflicto bélico cesó, lo que le permitirá recuperar su casa, confirmó una fuente cercana al grupo que integra un matrimonio y sus dos hijas menores de edad.

Taufiq y Ani Touma, junto a sus hijas Kristel y Mari Flor, dejarán la vivienda que les fue otorgada en Pilar, a unos 50 kilómetros de la capital de Córdoba, sabiendo que no podrán salir de nuevo como refugiados de Siria, a raíz de que se sienten «incómodos» en Argentina.

«No se adaptaron al medio, es jodido el exilio, pasar del mundo árabe a un pueblo de Córdoba es muy difícil», confió a Télam una fuente cercana a la familia que prefirió resguardar su identidad para proteger la intimidad del clan sirio.

Los Touma llegaron el 24 de diciembre en plena Nochebuena, lo cual fue una experiencia de «mucha significación» ya que son sirios cristianos, comentó la fuente, luego de que otra familia siria que ya estaba instalada desde noviembre en Pilar pidiera a las autoridades argentinas por su llegada debido a la delicada situación que se vivía en Alepo.

Esta familia, los Barbar, conformada por el matrimonio de Hafez y Mari y sus hijas Maya y Joele, pidieron ayuda al municipio en Pilar, y desde la Dirección Nacional de Migraciones se pusieron en contacto con el cura tucumano David

Fernández, que ayuda a los cristianos en Alepo, para poder trasladar a los Touma al país.

A partir de allí, se consiguió un «llamante» como establece el Programa Siria de Migraciones, que es una figura que debe brindar manutención, alojamiento y acompañamiento hasta por lo menos un año a los refugiados.

«Les costó mucho, hasta el clima les afectó, los mosquitos los trituraron, le tenían miedo a los perros callejeros, además no se acostumbraban al ámbito rural, ya que se le dio una casa en las afuera de Pilar, mientras que ellos vivían en un barrio urbano de Alepo, donde tenían un negocio de perfumes», contó la fuente.

Las principales dificultades que enfrentaron los Touma al llegar al país fue el aprendizaje del idioma y la imposibilidad de conseguir un empleo para sustentarse más allá de la ayuda que recibieron de su llamante.

«No tienen casi formación escolar por lo cual el aprendizaje del español se les complicó muchísimo», comentó la fuente y reconoció que «ellos se van reconociendo sus propias limitaciones, no piensan que Argentina sea el problema».
Taufig no logró conseguir trabajo porque tiene una limitación física producto de una lesión que le produjo la caída de un televisor en su espalda a raíz de la explosión de una bomba en Alepo.

Los Touma eran conscientes de que les iba a llevar mucho tiempo poder autosustentarse, a pesar de que según contó la fuente, se les consiguió una casa propia al lado de los Barbar, un auto que compartían las dos familias y el llamante les brindada entre 2000 y 3000 pesos por semana.

La fuente contó que «se los veía cada vez más desganados; se hizo un esfuerzo para que se queden», pero la familia volverá a su casa, que fue resguardada del conflicto bélico por su ubicación en una zona que no estuvo tan afectada por la guerra.

El cura Fernández les mandó un mensaje advirtiéndoles que no vuelvan por la dura situación económica que vive el país, donde por ejemplo acceder al agua potable está siendo caro, pero no tuvo éxito.

Como la guerra quedó limitada a ciertos sectores de la ciudad ya no hay peligro de muerte, por lo cual «se van seguros de eso por sus dos hijas e incluso un familiar cercano que tienen en el Ejército les dio el visto bueno para volver», aseveró la fuente.

El titular del Centro Islámico de la República Argentina (CIRA), Aníbal Bachir Bakir, aseguró que la decisión que tomaron los Touma «es una excepción porque los sirios son gente que se adapta muy bien».

«Es una gran pérdida que se vayan del país», aseguró Bakir, quién explicó que la dificultad de la familia para acomodarse a la sociedad de Pilar tiene que ver con la falta de pares ya que en «Siria la gente es muy abierta, tienen mucha vida social».

«La recepción de árabes en el país es fantástica, acá no nos fijamos sobre el origen o la religión de las personas, convivimos pacíficamente», concluyó el dirigente islámico.

Los Touma tendrán un largo viaje hacia Alepo, ya que salen mañana a las 16 de Córdoba hacia Ezeiza, donde tomarán un vuelo de Turkish Airlines de casi 15 horas hasta Estambul, Turquía, para luego completar el tramo a Beirut, Líbano, y finalmente desde allí dirigirse por tierra hasta Alepo.