El líder del Partido Popular (PP) Mariano Rajoy fue reelegido hoy presidente del gobierno de España gracias a la histórica abstención de la mayoría de los diputados del opositor Partido Socialista (PSOE) en la segunda y definitiva votación de su investidura, poniendo fin a una parálisis política de más de 10 meses, mientras miles de indignados protestaban en las calles.

No hubo grandes sorpresas y la candidatura del líder conservador recibió 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones, según anunció la presidente del Parlamento, Ana Pastor.

A favor votaron los 137 diputados del PP, los 32 de Ciudadanos y la única diputada de Coalición Canaria, mientras 68 del PSOE se abstuvieron y 15 díscolos se sumaron al bloque del «no», junto con los izquierdistas de Unidos Podemos, los nacionalistas vascos e independentistas catalanes y vascos.

Horas antes de la votación, el ex líder del PSOE, Pedro Sánchez, renunció a su escaño de diputado para evitar desobedecer al Comité Federal de su partido que fijo la posición de abstención, con la que está en «profundo desacuerdo».

La abstención de los socialistas, que por primera vez facilitan la investidura del candidato de su tradicional rival, provocó una profunda división en el seno de la fuerza política e indignación entre sus militantes y personas ajenas al partido cada vez más enfadadas con la situación política del país.

«Han sido cuatro años muy difíciles, somos conscientes de que muchos españoles lo han pasado mal, pero con fuerza, coraje y determinación muchas cosas se han superado. Hay mucho por hacer y buscaremos acuerdos con todos», aseguró Rajoy en los pasillos del Congreso de los Diputados tras su reelección. También confirmó que el jueves anunciará su nuevo gabinete, y que jurarán el viernes.

«España necesita algo más que una simple investidura, necesita un gobierno capaz de gobernar. No pido un cheque en blanco, sino un gobierno, que no es lo mismo», dijo Rajoy al comienzo de su discurso, consciente de que estando en minoría tendrá que negociar para tener estabilidad.
«Hoy trazamos el camino del futuro, en el que la falta de mayoría nos hace a todos responsables», añadió.

Dirigiéndose a los liberales de Ciudadanos y Coalición Canaria, Rajoy aseguró que «votar a favor de la investidura es comprometerse a intentar construir en materias que son importantes para todos los españoles, como los compromisos de déficit con Bruselas o la estabilidad presupuestaria».

Y en un mensaje al opositor PSOE, indicó que «no es razonable gobernar sin presupuestos», y, por lo tanto, «no se puede proclamar que se va a votar para facilitar un gobierno si no se está dispuesto a darle su principal herramienta».

El líder conservador insistió en que es consciente de la «necesidad de entendimiento, y que está «dispuesto a corregir todo lo que sea corregir», pero advirtió que «la política de cualquier gobierno sensato no admite más que un rumbo, que debe fijar el gobierno».

«No tiene ningún sentido liquidar todas las reformas, mejoraremos lo memorable. Accedo al gobierno para perseverar. Algunos quieren darle la vuelta a las políticas que nos hemos dado. Pero no me pidan que traicione mi propio proyecto político», dijo.
También reiteró que «diálogo todo», pero «dentro de los límites que nos impone la realidad» y, en ese sentido, reiteró que no tiene «permitido negociar la unidad de España», refiriéndose al desafió secesionista de Cataluña.
Antes de cerrar su discurso, Rajoy pidió explícitamente apoyo para su «proyecto».
Frente a los hechos casi consumados, desde el PSOE, el vocero Antonio Hernando, ratificó que la segunda fuerza del país se abstendría «para que la instituciones no sigan deteriorándose y no se deslegitime más la democracia». En la primera votación del jueves el PSOE mantuvo su veto.
«Señor Rajoy, ni usted ni su proyecto cuenta con nuestra confianza. No es el presidente que España necesita, pero no queremos nuevas elecciones», insistió el diputado del PSOE.
«Está usted en minoría», y «el PSOE se va a dedicar a vigilar cada paso que dé», le advirtió Hernando, quien durante los últimos años ejerció como «mano derecha» de Sánchez.
Del lado del «no», el líder de Podemos, Pablo Iglesias, denunció la «operación» que llevó al poder a Rajoy y que, según dijo, «desenmascaró» a Ciudadanos» y «dividió al PSOE», pero también envió un mensaje de esperanza.

«El PSOE va a resultar humillado hoy. Ha dejado que las élites le hagan el trabajo. Demostró usted ser enormemente desleal al sistema de este país», pero «ha sentado las bases para que tarde o temprano le ganemos las elecciones», sostuvo Iglesias.

«Su legislatura va a ser un epílogo», le advirtió a Rajoy el dirigente del partido que nació tras las grandes movilizaciones de indignados que comenzaron en 2011, antes que el dirigente del PP obtuviera su mayoría absoluta, y que hoy parecían reactivarse.

Iglesias aseguró que España es ya un país «sin miedo», en el que la ciudadanía «no tolera la corrupción», «no se conforma» y «no entiende que no se respete la identidad plurinacional».

El resto de fuerzas opositoras, entre los los independentistas catalanes y vascos, se enzarzaron con el PSOE al que acusaron de haber «traicionado» a la izquierda.
Mientras, Albert Rivera, de Ciudadanos, se erigió de líder conciliador, aunque le recordó a Rajoy que será el Parlamento el que marcará el rumbo de España.

«Señor Rajoy, no tenga miedo, lo he visto otra vez poniéndose la venda antes de la herida. Si cumple las exigencia de Ciudadanos esto saldrá bien», afirmó recordando al ya presidente en plenas funciones que deberá crear una comisión de investigación sobre la financiación ilegal del PP, al tiempo que invitaba al resto de grupos a «trabajar» para transformar España.