Un día después de que el conservador Mariano Rajoy consiguiera los apoyos y las abstenciones necesarios para continuar como presidente de gobierno en España, los procedimientos legales se pusieron en marcha hoy para que comience a gobernar esta semana, mientras los socialistas se preparan para una interna feroz que definirá el futuro de la oposición.

El puntapié inicial de la larga cadena de pasos legales lo dio la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, al informar oficialmente al rey de España, Felipe VI, de la votación de ayer, que coronó al líder del Partido Popular (PP) como jefe de gobierno por cuatro años más con 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones, la mayoría de socialistas.

El rey Felipe, que volvió esta mañana de Colombia, donde participó de la Cumbre Iberoamericana de Cartagena de Indias, escuchó el informe y luego firmó el Real Decreto para proponer y nombrar al nuevo presidente del gobierno, tal como lo requiere la Constitución española, informó la agencia de noticias EFE.

Cumplido este paso legal, todo está listo para que Rajoy jure en su cargo, después de diez meses de parálisis política, provocada por los resultados atomizados de las elecciones generales del 20 de diciembre del año pasado y del 26 de junio siguiente.

En los dos comicios, el PP, con Rajoy como candidato, quedó primero, pero en ambos casos no alcanzó a obtener una mayoría propia para gobernar solo. A lo largo de este año, el oficialismo intentó buscar aliados, pero al final lo mejor que consiguió fue un compromiso del principal partido opositor, el socialista PSOE, de abstenerse.

Aunque aún no hubo un anuncio formal, la mayoría de los medios españoles esperan que Rajoy jure en su cargo mañana lunes.
En cambio, el líder conservador ya adelantó que recién nombrará a su gabinete el próximo jueves y que la primera reunión del Consejo de Ministros será al día siguiente.

Se espera que Rajoy reconozca la debilidad de origen de su nuevo gobierno -no asume con una mayoría propia en el gobierno, por lo que tendrá que buscar apoyos de opositores para aprobar cualquier ley- y designe un gabinete políticamente más amplio que los anteriores.

Su primer gran desafío será conseguir la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado en el Parlamento.
Los presupuestos tendrían que estar aprobados a comienzos de año próximo y, de no lograrse, se prorrogarán los de 2015, que no incluyen las metas de reducción del déficit público, impuestas por las autoridades de la Unión Europea y rechazadas por fuerzas de la oposición como Podemos e Izquierda Unida.

Además, el PP y Rajoy tienen en su agenda una reforma de las jubilaciones, una reforma constitucional y su gran promesa de campaña: un política intachable de anticorrupción que ponga fin al enriquecimiento y los negociados que se conocieron en los últimos años y que tuvieron a sus ministros, alcaldes y funcionarios como protagonistas.

Mientras el PP se prepara para volver a gobernar con plenos poderes, el PSOE, su principal rival electoral, se encamina a una interna feroz que determinará su futuro.
La abstención de la mayoría de la bancada ayer en el Congreso para permitir la asunción de Rajoy terminó de abrir la grieta que hace tiempo viene tensando a la fuerza socialdemócrata.

La prueba más patente fue la decisión que tomó ayer, antes de la votación, el ex número uno del PSOE, Pedro Sánchez, quien eligió renunciar a su banca de diputado antes de desobedecer a la cúpula interina del partido, abstenerse y facilitar la victoria de Rajoy.

Inmediatamente después de tomar esa decisión, el hombre que fue desplazado de la cúpula socialista por negarse a permitir otro gobierno del PP inició una campaña a través de su página web para pedir que la comisión gestora, que lo reemplazó, convoque ya a un congreso partidario.

Desde su cuenta de Twitter, pidió que todos los que rechazan la asunción de Rajoy se inscriban en el partido para «recuperar y reconstruir el PSOE».
El último congreso ordinario del PSOE se convocó a finales de enero pasado; sin embargo, en abril, cuando era claro que los resultados electorales habían sumido al país en una parálisis política, la mayoría de los líderes del partido socialista decidieron posponer el encuentro hasta que se resolviera la crisis de gobierno.

Con Rajoy nombrado y a punto de jurar como nuevo presidente de gobierno, la lucha comenzó dentro del PSOE para decidir quién tomará las riendas del principal partido de la oposición española.