Por Hugo Bonito

Años atrás, para ser mas preciso en 1995, llega a mis manos un libro titulado Arpas Eternas escrito por la médium Rosalía Luque Alvarez nacida el día 18/03/1893 en Villa del Rosario, Córdoba, Argentina.

Por videncia sin ningún conocimiento de astrología, en varias oportunidades menciona en dicho libro las condiciones celestes que había en el momento del nacimiento de Jesucristo, detallando una conjunción entre Marte, Júpiter y Saturno donde Marte recorría el signo de Piscis.

De inmediato comienzo la investigación astronómica con estos datos que aporta y para mi sorpresa dichas condiciones celestes no existían en diciembre, sino que se podía encontrar para fines de febrero, y tampoco era en el año 0 sino 5 AC, es decir cinco años antes de Cristo la posible fecha.

 

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En la figura vemos la carta de Jesucristo, cuyos datos son 28 de febrero del -5 en Jerusalén, número las configuraciones astrológicas que justifican la veracidad, vemos en él la figura nº 1 lo que llamamos un gran trígono entre su ascendente, con el sol y Neptuno (120º entre sí) clara actitud humanística, piadosa, servicial, mediumnidad, espiritualidad, la figura nº 2 (ascendente sideral en sextil con Plutón y Quirón) justificando liderazgo y poder de curación, la figura nº 3 (sol sideral en oposición a  Plutón y Quirón tropical) peligro de muerte violenta.

Justamente en ese año (1995) descubro una técnica predictiva que la llamo Fechas Gemelas (revoluciones de Plutón) que desde entonces comparto con mis alumnos y utilizo en las consultas, donde, entre otras cosas, demuestra o justifica con rigor científico la conexión astrológica que existe entre una madre y un hijo o entre situaciones, objetos o personas que tienen entre sí cierto grado de familiaridad encontrando que el sol o la luna de ambos ocupan el mismo grado zodiacal.

Luego de este breve y complejo comentario que espero comprendan encontramos en la figura nº 5 un elemento muy fuerte que le da mayor veracidad a esta Carta de Jesucristo ya que aplicando la técnica de Fechas Gemelas en la carta de Bergoglio su sol se encuentra en 7º 26’ 46’’ de piscis y el Sol de Jesus 7º 26’ 45’’ de piscis.

La figura nº 4 es la conjunción entre Marte, Júpiter y Saturno mencionada por la Médium  Rosalía Luque Alvarez, a continuación el enlace de dicho libro digital y las páginas donde encontrarán esas menciones

http://elcristoes.net/fcu/ArpasEternas.pdf

pág. 32

Mientras el solsticio de invierno cubría de nieve la tierra de promisión vislumbrada por Moisés; y en el éter azul, el rojizo Marte, corría también presuroso hacia Piscis para cubrir con la púrpura de sus cendales flotantes, el resplandeciente himeneo de Júpiter y Saturno. La reunión de los tres planetas era la eterna clarinada que marcaba la hora exacta, precisa, inexorable, en que el Hombre de Dios abría sus ojos humanos a la vida física sobre el Planeta Tierra para la postrera inmolación, la que coronaba su gloriosa y larga carrera de Mesías-Instructor de humanidades.

Pág. 61

He ahí pues, lector amigo, el querubín de oro y rosas que ha nacido en Betlehem, coincidiendo con la triple conjunción planetaria de Júpiter, Saturno y Marte, y que causa el gran movimiento esenio en los pueblos de Palestina que fue su cuna.

Pág. 138

Desde años sabíamos que la conjunción de Júpiter y Saturno con el concurso en segundo término de Marte, marcaría el momento preciso del advenimiento del Verbo de Dios al plano físico.

Pág. 875

El tiempo de la aparición de este Ser Superior llegó hace veintiún años cuando tuvo lugar la conjunción de Júpiter, Saturno y Marte. En esto están de acuerdo todos los sabios, astrólogos y clarividentes de diversos países y escuelas.

Pág. 972

Del mudo y largo abrazo de Yhasua Ungido Divino, con el Anciano Baltasar, uno de los tres célebres sabios que en sus lejanos países vieron en la inmensidad azul la anunciada conjunción de Júpiter, Saturno y Marte, señal del nacimiento del gran Enviado, debió surgir una inmensa claridad, una poderosa vibración de amor sobre aquellos dichosos países, donde flotó el aliento divino, del más grande ser bajado al planeta como un rayo de Luz de la Divinidad.

Pág. 1460

Representa de veinticinco a treinta años más o menos, el tiempo que ha pasado desde la conjunción de Júpiter, Saturno y Marte…, y llegaron tres sabios del Oriente que aseguraban el nacimiento del Mesías en el país de Israel…

Pág. 1464

Por voluntad de todos habló el príncipe Melchor para exponer su certeza inquebrantable de que el Mesías anunciado por los Profetas nació la misma noche de la conjunción de los astros; Júpiter, Saturno y Marte, treinta y dos años atrás y cómo él y sus dos compañeros que hasta entonces no se conocían recibieron idéntico aviso, y fueron guiados por una misteriosa luz a través de montes y desiertos hasta encontrarse reunidos en la encrucijada de los tres caminos: de la Persia, de la India y del Egipto. Juntos entraron en Jerusalén, donde un sacerdote esenio que oficiaba en el altar de los perfumes, les indicó que el Divino Ungido estaba en Betlehem.

Pág. 1498

De todo esto hay muchos buenos israelitas que son testigos y que aún viven y vieron al niño recién nacido la misma noche de la conjunción de Júpiter, Saturno y Marte, tal como los astrólogos caldeos, persas e hindúes venían anunciando desde lejanos tiempos.