Agrupaciones vecinales de distintas zonas de la ciudad presentaron un reclamaron formal en la Intendencia y al Concejo Municipal por la falta de concreción de las obras votadas por los vecinos en el Presupuesto Participativo.

¿En que destinaron entonces el presupuesto de obras tan esperadas por los vecinos y votadas en las reuniones participativas? Esa es la pregunta que se hacen los vecinos de distintos barrios, cuando hace 6 años votaron por la concreción, pero que nunca se vieron materializadas.

Según advierten, durante este año no realizaron ninguno de los proyectos elegidos en el 2013 y, además, todavía está pendiente la concreción de propuestas de seis años atrás. El escrito cuestiona también las formas en que se desarrolla la votación que «hace casi imposible la fiscalización», advierten.

«El Presupuesto Participativo es un formidable instrumento de mejora en la calidad de vida, de democracia directa y de construcción de ciudadanía responsable. Hemos ganado muchas obras y muchas se han cumplido, pero son más las que se adeudan y esto no contribuye en nada a la participación», asegura la presidenta de la vecinal Solidaridad Social, Viviana Buontempo.

La asociación de barrio del Abasto, las vecinales Echesortu Oeste y Monumento fueron las tres entidades del centro que firmaron una extensa nota dirigida a la intendenta Mónica Fein y al presidente del Concejo Municipal, Miguel Zamarini, advirtiendo sobre la falta de concreción de obras y las modificaciones introducidas desde 2008 en los mecanismos de elección de proyectos.

Según detalla Buontempo, durante este año no se realizó ninguna de las obras públicas votadas en el 2013. Por ejemplo, la colocación de cuatro cámaras de seguridad, reparación de 300 metros cuadrados de vereda o la colocación de refugios de colectivos por 27 de Febrero.

Y las deudas van aún un poco más lejos: en 2009 se aprobó la mejora en la iluminación y forestación del cantero central de 27 de febrero, de la plaza de la integración y rampas. En 2008 colocación de refugios del TUP y rampas en avenida Corrientes y una campaña de educación vial y prevención de accidentes. Ninguna de estas iniciativas se concretó.

Para Bountempo, el saldo tiene sabor amargo. «En nuestro barrio no hay una obra que se concrete por fuera del presupuesto participativo. Todos los semáforos y las rampas que tenemos se hicieron con esos fondos. Por esto desde la vecinal participamos activamente en cada convocatoria, imprimimos volantes, publicamos las fechas de votación en la revista, ponemos afiches en los negocios para que la gente apoye las propuestas del barrio. Y cuando las cosas no se hacen es indignante«, resume.

En otros barrios. El problema no es exclusivo de las vecinales del área central. A muchas cuadras de la sede social de Paraguay al 2500, la presidenta de la vecinal Barrio Alvear, María Cristina López, también expone sus quejas. «Hay muchos vecinos que dejaron de participar de las asambleas porque se desilusionan. Presentan los proyectos que creen importantes para su zona, los defienden, logran que se voten y después no se hacen», explica.

En el barrio del distrito sudoeste que crece entre Avellaneda, Segui, Lagos y Laguna del Desierto, las prioridades son austeras: bacheo de calles, limpieza de zanjas, iluminación y aún así a veces se hacen esperar demasiado. En tren de enumerar, López suma una biblioteca «porque estamos llenos de canchitas de fútbol, pero no hay ni una biblioteca», sostiene.

Cloacas. Para el presidente de la vecinal Azcuénaga, Horacio Brizzio, el Presupuesto Participativo es una buena oportunidad para sumar servicios a todos los nuevos barrios que en los últimos años se fueron sumando al distrito noroeste. «Muchos necesitan cloacas o pavimento y generalmente son los que más cantidad de gente llevan a las votaciones«, asegura.

Aún así, dice, no se puede quejar. Mediante este mecanismo de asignación de fondos, lograron mejorar la iluminación de calle Mendoza y ejecutar rampas para discapacitados, entre otras iniciativas.

Señalan que no se solicita el DNI a los votantes

 Cuestionaron también las reformas introducidas en el 2008 en la votación de proyectos del presupuesto participativo. Desde entonces, aseguran, se dejó de solicitar el documento de identidad de los votantes «lo que hace casi imposible fiscalizar las mesas«, sostienen en el escrito que lleva la firma de las autoridades de las vecinales y de consejeros y ex consejeros del presupuesto participativo.

Tanto en los votos presenciales, como a través de la web, al no haber un control de identidad, señalan, «es posible votar varias veces y con identidades inventadas y también puede votar cualquier persona sin que sea de la ciudad o de la provincia».

Control. «Todos acordamos generar la mayor participación en cantidad de votantes, pero también con la mayor calidad y control«, sostiene el escrito y considera necesario que el presupuesto participativo «vuelva a ser esa maravillosa herramienta que fue. Ya que consideramos que la participación es cosa seria y más aún cuando de ella depende la determinación del uso de fondos públicos».

Fuente: diario La Capital