Por Alejandro Maidana

Pelco S.A es una empresa creada en 1993 para el tratamiento de residuos industriales. Afincada en Puerto San Martín y lindera a Timbúes, la misma comenzó a generar cierta alteración en la salud de los vecinos que ha disparado un importante debate.

Dicha empresa fue clausurada en varias oportunidades en Tigre, y corrió la misma suerte allá por el 2011 en Puerto, cuando un dudoso incendio desparramó al ambiente gases contaminantes de todo tipo.

En septiembre del 2016 un grupo de vecinos pudo reunirse con la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia para tratar de encontrar algún tipo de solución a la problemática que los aqueja. El Ministerio prometió intensificar controles, en especial sobre el color del humo que debe emanar el horno incinerador de dicha empresa.

La realidad marca que desde de ese entonces la situación ha empeorado considerablemente, y los controles reales brillan por su ausencia.

“Desde septiembre del año pasado, a posterior de la reunión que tuvimos con Medio Ambiente, el humo  que sale de Pelco es más negro y espeso. Parece como si le hubieran dado vía libre para contaminarnos, hay vecinos que se ahogan al respirar y los problemas que se vienen sucediendo son los de público conocimiento” dijo Daniel Nuñez, vecino de Puerto y miembro del grupo Vecinos Autoconvocados por la vida.

“Todavía estamos esperando las cámaras de seguridad y los medidores de calidad de aire que nos prometió iba a exigirle a Pelco la Secretaría de Medio Ambiente. Estamos cansados de no recibir respuesta alguna y de tener que tolerar que el inspector encargado de controlar, Darío Zeballos, nos diga que el humo que denunciamos no sale de Pelco. A esto lo tomamos como una nueva ofensa, ya que a todas nuestras denuncias las acompañamos con fotos y filmaciones”, enfatizó Nuñez.

Parece ser un grito sordo en una parte neurálgica del Cordón Industrial. El humo negro que torna irrespirable el aire que deben consumir muchos vecinos parece no dar tregua alguna. Las afecciones respiratorias y dermatológicas se han tornado en algo cotidiano, la irritación en fosas nasales, ojos y piel una cuestión insuperable.

El horno incinerador de Pelco S.A que quema asbesto, pilas, baterías y sus propias cenizas, se ha convertido en ese karma que hasta el empresario más inescrupuloso, trataría de esquivar.