por Mirta Guelman de Javkin

El Centro Cultural Fontanarrosa ayer brilló al son de los chicos. Es que 45 adolescentes de la Red de Jóvenes Adoptantes de los Centros de Día para chicos en «riesgo», expusieron sus palabras, las cuales fueron editadas en un pequeño libro.

El escenario inhibía y asustaba a los autores, pero al mismo tiempo, los invitaba a sonreír. Acompañados por la Asociación “Chicos”, la Biblioteca Popular “Pocho Lepratti”, la ONG “Paloma de Paz”, la “Asociación Civil Maranata” y el C.E.T. Fonavi (V.G.G), los jóvenes brindaron un emocionante espectáculo.

A la hora de parir las palabras, apelaron a diferentes recursos motivacionales de percepciones y sensaciones, cambiando escenarios como aquél día que volaron en el Jardín de los Niños y por supuesto, produjeron algunos escritos como estos:

  • “Volar puede ser caótico, pero del caos nacen ideas… Esta vez me gustaría volar como mariposa, aleteando bajo el sol y posarme en una flor” (Brenda H.)
  • “Yo iría volando a Mar del Plata y volvería a ir al siglo. Llevaría a todos mis seres queridos. Iría sola todos los días. ¿Qué sería viajar al mundo?” (Brisa L.)
  • “Como me gustaría ser un ángel y poder volar hacia la vida y mostrarle el camino a mis hijos. Mirarán desde arriba y que ellos puedan ver lo bueno y lo malo. Tomar sus manitos y juntos volar que sensación linda ¿algún día podremos volar?” (Betsabe G.)
  • «Sepan que más allá del suelo, más allá de las nubes y de la ‘Realidad’ hay algo más, esta ‘la Verdad’ ese inmenso sol que nunca nos abandona, nunca deja de brillar y que esas nubes son temporales…” (Julián C.)

Después de oír y escuchar la canción «Sólo le pido a Dios» de León Gieco, escribieron:

  • “Sólo le pido a Dios que mi mamá no me sea indiferente. Que deje de fumar sus cigarrillos.  Y que pruebe unos sabores diferentes” (Jonatan M.)
  • “Que la gente no sea indiferente. Y que el mundo no sea la guerra. Y para que los pibes sean de NOB” (Brisa L.)

El capítulo antecedido por el nombre del poeta Antonio Machado, disparó prosas más extensas y profundas, dando cuenta, de madureces forzadas, paternidades y precocidades talladas por realidades inapelables.

Fantaseé la presencia de neurocientíficos, capaces de ilustrar la embriología de las ideas pacíficas y la epigenética de la riqueza mental que evita cualquier guerra. Porque de algo estoy segura, nada más rescatante, terapéutico, preventivo de la estupidez humana, que apelar al recurso de las palabras hechas poesía, como las de Marcos Ana o liberadoras como las de Fabricio Simeoni que dirigía el Taller literario para adolescentes encarcelados.

Los gestores del evento fueron: Adriana Perrone, Belén Mac Rouillon, Betiana Fernández, Cecilia Greca, Delfina Arias, Elvira Pisaroni, Fernando Capogroso, Ileana López Barraza, Karina Saggal, Liliana Quillay, Lucía Macoc, María Andrea Bugnone, Marcela Lapenna, Marcela Rittatore, Marcelo Suarez, María Rosa Capelletti, Martín “Lequi” Moreno, Matías “Colo” Romaguera, Mauro Boggio, Patricio Rourich, Silvia Tratzi, Vicki Durand Mansilla.