El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro acusó al líder de la Asamblea Nacional (Congreso), Julio Borges, de los «crímenes de odio» ocurridos en las protestas contra el gobierno por sus «llamados a la insurrección» y alertó que la oposición está preparando un clima para «desatar una guerra civil».

Maduro exigió justicia por el caso de un hombre que fue quemado en una manifestación opositora el 20 de mayo y que murió ayer, después de agonizar, caso que calificó como un «crimen de odio».

«Todo esto por el llamado criminal de Julio Borges. Él es el responsable de estos crímenes porque es quien ha encabezado el llamado a la violencia, a la insurrección. ¿Alguien tiene duda de esto ocho semanas después de iniciarse el golpe de Estado?», preguntó.

Maduro dedicó gran parte del programa a acusar a la oposición por la muerte del hombre de 22 años que fue quemado en el municipio Chacao, en el este de Caracas.

Precisó que fue apuñalado, golpeado y quemado por haber dicho que era chavista en medio de la manifestación. «Este hombre fue golpeado y quemado en Chacao, que se ha convertido en el epicentro del odio, de las acciones violentas y criminales que han sido incubadas por quienes han intentado el asalto al poder político. Su muerte fue la victoria del odio por el color de su piel o porque alguien gritó que era un ladrón, que era un infiltrado», insistió.

Maduro dijo que el país pide «más que justicia» por estos hechos y pidió ser acompañado a una cruzada de unión, que condene la violencia y el odio, que detenga esta «campaña golpista e intervencionista contra nuestra país».

Añadió que tanto Borges como el también diputado opositor Henry Ramos Allup se han cansado de llamar al «linchamiento de los chavistas».

Maduro señaló que la fiscal general, Luisa Ortega, quien se ha desligado de la línea oficial denunciando una ruptura constitucional en el país, está obligada a buscar la verdad en los casos de violencia en las manifestaciones «sin parcialidad ideológica y política».

Apuntó que para buscar la justicia y la reconciliación del país planteó una Asamblea Constituyente, a fin de reformar la Carta Magna, la cual ha sido criticada y rechazada por la oposición.