Este viernes se convocaron nuevas manifestaciones a favor del gobierno en Irán, en reacción a un movimiento de protesta, horas antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU se reuniera para tratar el asunto a instancias de Estados Unidos.

La víspera, Washington anunció nuevas sanciones contra grupos industriales iraníes sospechosos de participar en el programa balístico de Teherán.

Entre el 28 de diciembre y el 1 de enero, ese movimiento de protesta, principalmente contra el coste de la vida, sacudió numerosas ciudades del país. En ocasiones adquirió un cariz más político y degeneró en altercados violentos que dejaron 21 muertos, manifestantes en su mayoría. Pero, tras un amplio despliegue de las fuerzas de seguridad, la situación volvió a la normalidad en los últimos días.

Según unos videos publicados en redes sociales que no pudieron ser verificados, las últimas protestas tuvieron lugar el jueves por la noche en ciudades de provincia.
Los responsables iraníes acusaron a la CIA estadounidense, a Israel y a Arabia Saudita de estar detrás de los disturbios, recurriendo a grupos «contrarrevolucionarios» y a los Muyahidines del Pueblo (principal grupo opositor en el exilio).

«Los eternos compañeros de cama, Arabia Saudita y el grupo Estado Islámico (EI), siguiendo la línea de Trump, aprobaron la violencia, los muertos y las destrucciones en Irán. ¿Por qué deberíamos sorprendernos?», comentó en un tuit el jefe de la diplomacia iraní, Mohammad Javad Zarif.

El viernes, el gobierno iraní anunció el arresto de cuatro miembros de una «célula terrorista» vinculada a los Muyahidines en la provincia de Lorestán (oeste). Por tercer día consecutivo, el viernes se organizaron nuevas concentraciones de apoyo al Gobierno en la provincia de Teherán y en varias ciudades de provincia para condenar a los «alborotadores», según imágenes de la televisión pública.

«Estamos aquí para demostrar que podemos solucionar nuestros problemas nosotros mismos y que no permitiremos nunca que Arabia Saudita, Estados Unidos e Israel intervengan», declaró a la AFP Mohsen, un ingeniero que se manifestaba en Teherán. El miércoles y el jueves se organizaron manifestaciones similares en unas cuarenta ciudades de provincia.

Identificar a los vándalos

En algunos casos, las manifestaciones estuvieron acompañadas de actos vandálicos y cientos de personas fueron detenidas. La policía instó a la población a «enviar [a la policía] los videos y las imágenes de las acciones contra la seguridad», según los medios. Además, las autoridades publicaron fotos de los manifestantes para pedirle a la población que les ayude a identificarlos.

Responsables de todas las tendencias políticas denunciaron los disturbios, matizando que habrá que responder a las reivindicaciones «legítimas» de la población.
Algunos simpatizantes del presidente Hasan Rohani, moderado, acusaron a grupos conservadores de haber provocado las manifestaciones de Mashhad para sacar rédito político, algo que los interesados negaron, insistiendo en que el Ejecutivo debe cambiar de política económica para aliviar la presión sobre las clases más desfavorecidas.

El Parlamento rechazó la idea de subir un 50% el precio de la gasolina, como prevé el presupuesto. «El precio de la electricidad, del agua y del gas no aumentará más», agregó el viernes Gholamreza Gharmsar, miembro de la dirección del Parlamento.

 Sin ninguna vergüenza

Desde el comienzo de las protestas, el presidente estadounidense Donald Trump mostró su apoyo a los manifestantes. A petición de Estados Unidos, este viernes se celebrará una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar la situación de Irán, una actuación denunciada por Rusia.

«Estados Unidos continúa interfiriendo […] en los asuntos internos de otros países, lo hacen sin ninguna vergüenza», lanzó el viceministro ruso Serguei Raiabkov, citado por la agencia de prensa Interfax.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también acusó a «algunos países, sobre todo Estados Unidos e Israel» de inmiscuirse «en los asuntos internos» de Irán.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, acusó al régimen iraní de «dar prioridad» a su programa de misiles «en detrimento del bienestar económico de su población».

Para el Departamento de Estado, las autoridades iraníes deberán «rendir cuentas» por la represión.

Por su parte, el fiscal general iraní, Mohammad Jafar Montazeri, volvió a acusar a Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita de haber provocado los actos violentos.
«El proyecto para crear inseguridad y disturbios en Irán empezó hace cuatro años», declaró Montazeri, citado por la agencia Isna, y apuntó directamente contra Michael DAndrea, responsable de la CIA para Irán.