El Monumento Histórico Nacional a la Bandera se alza en el sitio donde el General Manuel Belgrano izó por primera vez la bandera nacional, el 27 de febrero de 1812. La idea de recordar aquel hecho con una obra distintiva estuvo presente entre los rosarinos desde fines del siglo XIX, hasta que en 1940, mediante un concurso nacional, fue seleccionado el proyecto de los arquitectos Ángel Guido y Alejandro Bustillo con los escultores Alfredo Bigatti y José Fioravanti. Erigido como el primer ensayo en Latinoamérica del renacimiento de la arquitectura monumental, el Monumento comenzó a construirse en 1943 y fue inaugurado el 20 de junio de 1957.

La historia nos dice que, durante las guerras por la independencia argentina, el General Belgrano condujo al regimiento de patricios hasta el Rosario de entonces, población humilde conocida como Villa del Rosario, con el propósito de vigilar la ribera del Paraná y evitar incursiones de los realistas. Para eso levantó dos baterías de defensa, a las que bautizó como Independencia y Libertad, la primera cruzando el río, en la isla del Espinillo, y la segunda sobre la barranca, donde hoy se alza el Monumento Nacional a la Bandera.

Aquel hecho histórico quedó asentado en una carta que Belgrano envió al gobierno de Buenos Aires informando el cumplimiento de su misión: “Se ha hecho la salva en la Batería de la Independencia, y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición”. Indica también que en la otra batería -sobre la barranca- se izó la bandera junto con un discurso que dio “para entusiasmar a las tropas y a los habitantes”. Por último, aclara: “Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé a hacer celeste y blanca conforme a los colores de la escarapela nacional”.

Ocupa una superficie de 10.000 metros cuadrados, esta obra completamente revestida en mármol travertino representa en su conjunto la nave de la patria surcando las aguas de la eternidad hacia su futuro de grandeza. Se destacan tres partes: La Proa, el Patio Cívico y el Propileo Triunfal de la Patria que, junto a esculturas y relieves, simbolizan los momentos históricos del país desde su nacimiento hasta su organización constitucional, pasando por sus valores económicos, culturales, telúricos y geográficos.

  • La Proa: con su torre de casi 70 metros, rememora la gesta de Mayo de 1810. Se destaca terminando en punta hacia el río Paraná, con la escultura “La Patria Abanderada” guiando los destinos de la nave imaginaria que avanza entre dos colosos del agua: «El río Paraná» y «El océano Atlántico». En la parte posterior se encuentra la imponente escultura “La Patria de la Fraternidad y el Amor”, el ingreso a la cripta del General Manuel Belgrano y el acceso al mirador de la torre.
  • Patio Cívico: su monumental escalinata representa el esfuerzo realizado por los patriotas en busca de la organización del estado tales como batallas, acuerdos, pactos. Comienza en el atrio y asciende hasta el Propileo.
  • Propileo Triunfal de la Patria: simboliza a la Nación, jurídicamente organizada a partir de la Constitución de 1853. Entre sus columnas encierra la urna con la llama votiva, donde se guardan los restos de los granaderos que combatieron junto al General San Martín en la batalla de San Lorenzo en 1813. Este fuego sagrado arde permanentemente como homenaje a quienes dieron su vida por la patria.

Debajo del Propileo se encuentra la Galería de Honor de las Banderas de América, recinto que rinde homenaje a las banderas de los países integrantes de la Organización de Estados Americanos, transmitiendo el espíritu de confraternidad entre los pueblos del continente.