Más 15.000 rusos marcharon hoy en el centro de Moscú para reclamar justicia, en el segundo aniversario del crimen del líder opositor Boris Nemtsov, asesinado a tiros hace dos años a pocos metros del Kremlin, y para exigirle al presidente, Vladimir Putin, que encuentre a los culpables.

Mientras los organizadores cifraron en más de 15.000 el número de personas en la marcha, la policía ofreció un dato mucho más modesto al asegurar que «cerca de 5.000 personas» acudieron.

Nemtsov, un liberal de 55 años, ex viceprimer ministro y un importante crítico del presidente Putin, murió tras ser tiroteado en un puente cerca del Kremlin en la noche del 27 de febrero de 2015, cuando caminaba en dirección a su casa junto a su novia.

Los investigadores acusaron a cinco hombres chechenos del asesinato, pero los abogados de la hija de Nemtsov sostienen que la pesquisa aún no consiguió descubrir al autor intelectual.

«La investigación acerca de quién encargó el asesinato fue prácticamente bloqueada. Obviamente, por motivos políticos. Encarcelaron a los ejecutores. Nos tiraron ese hueso y pensaron que nos conformaríamos. Pero no», dijo hoy el activista opositor y uno de los organizadores de la marcha, Ilia Yashin, en declaraciones a la agencia de noticias Reuters.

«Nos reunimos para pedir que se lleve a los asesinos de Boris Nemtsov ante la justicia, no sólo a los que lo ejecutaron sino también a los organizadores y a aquellos que lo ordenaron», insistió y remarcó que, además, «pedimos reformas políticas y la liberación de prisioneros políticos».

Una de las postales de la jornada fue cuando, en un momento de la marcha, cientos de carteles con la pregunta ¿Quién lo ordenó? se elevaron para reforzar el pedido de justicia.

El propio Yashin sostuvo hace un tiempo que Nemtsov «realmente sólo temía a una persona: Ramzan Kadirov», el jefe de la república de Chechenia y hombre fuerte de Putin, quien tildó a los opositores de «enemigos del pueblo» en en el diario Izvestia y que calificó de «auténtico patriota ruso» al presunto autor de los disparos, Zaur Dadaev, ex miembro de las fuerzas especiales chechenas.

La oposición extraparlamentaria rusa acusa abiertamente a Putin de crear el clima de odio que motivó el asesinato de Nemtsov que, a su vez, había señalado al jefe del Kremlin por desplegar tropas rusas en el este de Ucrania y los había denunciado por actos de corrupción al organizar los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi en 2014, reportó la agencia de noticias EFE.

El líder del partido liberal Yabloko, Grigori Yavlinski, que también lideró la protesta, sostuvo en declaraciones al canal de televisión opositor Dozhd que el asesinato de Nemtsov fue «acto terrorista» y también responsabilizó a Putin de la tragedia.

También en la marcha, estuvieron los líderes del partido democrático y liberal Parnas al que pertenecía Nemtsov, entre ellos el ex primer ministro Mijail Kasianov y otros dirigentes de la oposición.

El mensajes también se extendió cuando miles de banderas rusas ondearon en una clara alusión a que la oposición se considera tan patriota o más que los partidarios de Putin, que suelen acusar a sus oponentes de servir a los intereses de occidente.

Al concluir la marcha, un gran cantidad de manifestantes se dirigieron al puente donde fue asesinado Nemtsov para dejar ofrendas florales en el lugar de la tragedia.

Además, unas 3.000 personas también marcharon por el centro de San Petersburgo, la segunda ciudad del país, al tiempo que otras manifestaciones más modestas, con centenares de participantes, se celebraron en gran parte de las principales ciudades de Rusia.

La marcha coincide con la liberación de un activista contra el Kremlin, Ildar Dadin, de una cárcel siberiana.

Dadin, condenado a dos años y medio de prisión por acumular más de dos faltas administrativas durante actos y manifestaciones en el plazo de 180 días, salió hoy en libertad, tras un fallo del Tribunal Supremo de Rusia.

El joven de 34 años es la primera persona encarcelada bajo una nueva regulación que convierte algunas formas no violentas de protesta en delitos criminales y, según la organización de derechos humanos Memorial, este artículo incluido en 2014 en el Código Penal es un «instrumento de persecución por motivos políticos».