Por Mario Luzuriaga

La resolución que hace peligrar al cine argentino es un tema serio, ya que hace que muchos actores, directores, técnicos y demás miembros de la comunidad cinematográfica queden sin trabajo. Es por esto que el actor rosarino, Luis Machín, opinó respecto al tema en una entrevista con Conclusión.

¿Cuál es su opinión acerca de la resolución que tomó el Incaa?

-En principio es un balde de agua fría, está un poco atemperado porque ya se sabía que había un intento del gobierno nacional de quitarle la autonomía que tiene el instituto. Recordemos que es un ente autárquico que se financia con lo que produce la misma cinematografía y los aranceles que se le cobran por la utilización de los satélites a empresas privadas. Con esto quiero decir que no le genera un gasto al Estado, pero quieren hacer creer a la gente con mentiras de que se sustenta con dinero que se podría utilizar para obras públicas, construcciones de escuelas e infraestructura.

¿Pudo estar en contacto con sus colegas?

-Los que formamos parte de la industria audiovisual, estamos muy alerta a todos los movimientos que se realizan. Hace unos meses con esta difamación que le hicieron al ex titular del Incaa, Cacetta, que se le pidió la renuncia; y ahora con esta resolución tomamos cuenta que condiciona el acceso a los créditos. Contiene cláusulas que son imposibles.

Son cláusulas que llaman la atención como la que marca que las películas tienen que tener una extensión determinada o que sea masiva.

-Claro, se convierte lo que es el fomento en recaudación. Financiamiento y fomento son dos palabras distintas, todo esto tiende a organizar una forma de ver el cine  y de beneficiar a las grandes productoras. Nadie dice que tiene que existir un cine que sea masivo y ojalá a todas las películas les fuera bien. Pero hay que ver qué es irle bien a los que toman este tipo de decisiones. No se puede pensar que hay una forma de hacer cine y no se puede reglamentar con una resolución el tiempo de duración de una película. Las leyes de mercado son las que imponen las duraciones. Tienen que entrar en una grilla en la que el cine tenga una determinada cantidad de emisiones que tiene el filme en el día. Eso es hablar de una sola manera de hacer cine, la cual estamos en contra.

Eso atentaría a la capacidad de elección que tiene el público para ver cine.

-Hay gente a la que se le agudizado el sentido para resistir determinada cantidad de tiempo para ver una película. Pero no todos tenemos la misma manera de ver las cosas, no tener el mismo lenguaje para contar lo audiovisual, entonces lo que se impulsó desde que se creó con la Ley de Cine fue la posibilidad de que el cine se manifieste en todo su esplendor en relación de cómo contar la historia.

¿Cree que el espíritu de esta resolución es perjudicial para los que se inician?

-Esto beneficia a las grandes productoras con el subsidio que se les otorga, que es un 20%, para financiar la película y eso lo puede hacer una productora que tenga espalda para financiar el 80% restante. Pero no toda la gente tiene la oportunidad de hacer cine, de autofinanciarse ese 80%. Entonces no habiendo un estado que respalde la posibilidad de la diversidad del lenguaje, lo que se atenta es contra una cantidad enorme de fuentes de trabajo, no sólo de actores, sino de directores, técnicos, iluminadores, vestuario, etc. Cada vez son menos la cantidad de productoras chicas que puedan contar una historia, porque estas medidas lo que hacen es restringir estas posibilidades.

Atenta también la realización de filmes en las diferentes provincias

-Es una mirada totalmente centralista y es comercial, empresaria. Van a convertir al Incaa en un ente de financiación. También pasó con Aerolíneas, que quitaron un montón de vuelos a lugares donde no había conexión con centros urbanos más importantes, porque no les generaba dividendos al organismo estatal y esa es la actual conducción de centro derecha del Gobierno.

¿Qué opina sobre los informes que salieron por televisión acerca de que se hacían películas kirchneristas?

-Eso cae por tierra solo, lo que pasa que es muy difícil difundir y mostrar a una comunidad que está abombada por la ametralladora mediática que son estos programas, que dicen tener una «cortina periodística». Luis Majul atenta contra la verdad, cuentan una parcialidad. Es una manera sesgada de lo que fue el desarrollo audiovisual industrial desde hace dos años para atrás. Y negar una cantidad de películas que fueron reconocidas a nivel internacional y que han traído premios y se ha producido 150 películas por año. Esta manera de mostrar al cine como un cine masivo, es una mirada parcial porque no se respeta el gusto de la gente, las decisiones de explorar nuevos lenguajes, salvo lo que le pueda retribuir a las grandes productoras. No digo que sea malo que haya películas masivas, sino que también haya otras que tengan una mirada distinta de relato audiovisual.