Un cachorro de oso polar de un año en la isla rusa Wrangel, en el Ártico, se ha convertido en una señal de advertencia sobre las basuras generadas por los humanos. La semana pasada, The Siberian Times publicaba unas imágenes en las que se veía al cachorro con una lata de leche condensada pegada a la boca que le impidió comer durante al menos dos semanas.

El oso fue descubierto hace tres meses por los guardas forestales mientras buscaba comida junto a su madre. Los bordes dentados de la lata se fijaron en la boca del cachorro probablemente mientras lamía el contenido de su interior y para extraer el bote los guardas tuvieron que sedar con dardos tranquilizantes tanto al pequeño oso como a su madre.

Los guardabosques aseguran que el cachorro ya está bien y que continúan trabajando para retirar las toneladas de basura que hay todavía en la isla y que pueden dañar tanto a osos polares como al resto de animales salvajes de la reserva natural.

El jefe de la reserva también explicó que el caso pone de manifiesto el riesgo que supone para los animales salvajes la basura de los humanos. “Felizmente, todo ha terminado bien y esperamos que no haya más situaciones similares en el futuro”, señaló Gruzdev, aunque él mismo reconoció que ya se han producido casos similares en los que la basura afectó a la vida silvestre de la isla, como el caso de un zorro que quedó atrapado entre un montón de botellas mientras buscaba alimento.