Un hombre de 68 años le pegó un hachazo en la cabeza a su ex pareja de 69 y luego le produjo un corte en el cuello con un cuchillo en una vivienda de la localidad bonaerense de San Francisco Solano, tras lo que el agresor creyéndola muerta se suicidó pero la mujer milagrosamente sobrevivió.

El brutal episodio de violencia de género ocurrió en una propiedad ubicada sobre la calle 869, entre 24 y 899 bis, en el populoso barrio Los Eucaliptos de San Francisco Solano, partido de Quilmes.

En esa casa vive Lelia Ferreyra de 69 años junto a su hijo menor, su nuera y el nieto y eran habituales las visitas de su ex pareja Aristóbulo Aragón, quien se hacía llamar Roberto.

A pesar de que habían dejado de estar juntos hace dos años, Lelia y Roberto seguían en contacto por el nieto en común.

Según la mujer, su nieto era el único motivo por el cual ella le permitía al hombre el ingreso a la vivienda.

Este jueves en horas de la tarde el hombre llegó hasta la vivienda llevando en sus manos una cadena, pero eso no levantó sospechas de nadie.

Una vez adentro, fue hasta el cuarto de herramientas y tomó un hacha con la que por la espalda, le pegó un golpe en la cabeza a la mujer.

«Mi mamá no se acuerda nada. Se desmayó con el primer golpe», señaló Silvia Navarro, una de las hijas del primer matrimonio de la víctima.

Cuando cayó al suelo él sacó un cuchillo y para asegurarse de que muriera, le cortó la garganta.

«En ese momento apareció mi cuñada y lo empujó. Roberto agarró la cadena y se fue corriendo. Mi mamá quedó inconsciente, bañada en sangre», describió Navarro.

«Tuvimos suerte, los vecinos pararon un patrullero en la calle y los policías la llevaron hasta el hospital de Solano. Ahí le hicieron las primeras curaciones», agregó.

Luego, la mujer fue trasladada por el PAMI a la Nueva Clínica Berazategui, donde muestra signos de recuperación.

Los médicos que la asisten aún no pueden creer que Lelia esté con vida: sufrió una severa fractura de cráneo, tiene múltiples heridas en su cabeza y también en el cuello.

Si bien su estado de salud es delicado, la mujer salió rápidamente de terapia intensiva y pasó a sala común, en la que recibe constantes monitoreos por parte de neurólogos.

Luego de asistir a la mujer, los mismos policías actuando de oficio, fueron hasta la casa del agresor a sólo seis cuadras del lugar del ataque.

Allí encontraron a Roberto ahorcado con la misma cadena que había llevado a la casa de su ex mujer, lo que demuestra que su idea siempre fue asesinarla y luego quitarse la vida.

Lo que nunca llegó a saber es que Lelia resistió su intento de homicidio.