La judoca Rafaela Silva se proclamó campeona olímpica de en la categoría de menos de 57 kilos al vencer a la actual campeona del mundo, Sumiya Dorjsuren. De esta forma, la atleta le dio el primer oro al país anfitrión.

La deportista de 24 años se puso de rodillas y abrió sus brazos como agradeciendo al cielo su victoria. Luego, la atleta abrazó a su entrenador y se abalanzó al público, que aplaudía y gritaba tras su victoria.

Al consagrarse campeona, la ahora medallista brasileña no olvidó las críticas y los prejuicios por los que tuvo que atravesar en lo que va de su carrera. “La mona que debía estar enjaulada es hoy campeona olímpica en casa”, dijo emocionada Silva.

Es que después de quedar descalificada de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, con tan solo 19 años, la judoca recibió comentarios discriminatorios por la red social Twitter, como “macaco” y “volvé a la jaula”.

«Pensé en dejar el judo, pero recurrí al apoyo psicológico y regresé a los entrenamientos», cuenta la deportista a BBC Brasil, quien no olvida sus humildes orígenes: “Nací en una comunidad que no me permitía plantearme muchos objetivos en la vida. Soy de Ciudad de Dios”, dijo Silva.

Por último, la atleta recordó que entrenó “al máximo” durante los cuatro años que dura el ciclo olímpico. «Salía de los entrenamientos llorando porque realmente deseaba esta medalla. Por suerte, trabajé lo suficiente como para conquistarla», comentó entre lágrimas la judoca.