En el portal forosdelavirgen.org se publica el testimonio de un hombre que cambió de sexo, y que luego de lo que él mismo denomina “los horrores que viví”, se decidió por volver a ser lo que era desde su nacimiento.

En ese contexto señala tres cuestiones dramáticas: a) Muestra cómo se procesa en un niño la duda sobre su identidad sexual; b) Cómo esas dudas les generan un trauma severo y que si cae en manos de un psiquiatra militante del cambio de sexo, puede llevarle a tomar una decisión irreversible que le producirá más problemas en lugar de solucionárselos, y c) Indica que se puede volver de esa fantasía, porque como dice Walter Heyer: “El respiro proporcionado por la cirugía y la vida como mujer fue sólo temporal. Las ropas femeninas y el maquillaje ocultaban al niño herido por el trauma infantil”.

“Sin embargo -explica-, cuando se da el paso hacia la cirugía para amputar algunos órganos, ya no hay vuelta atrás. No se pueden recuperar, y esto es una carga para el resto de la vida”.

Escena clave

Cierta vez, el protagonista del testimonio incluido en el portal, vio un documental en que una madre estaba cepillando el pelo largo de un muchacho, quien volvió lentamente la cabeza para mirarla, y con voz vacilante, le preguntó: “¿Me amaría si yo fuera un chico?”

La mamá estaba criando a su hijo para convertirse en un niña transexual. Esa fracción de segundo, le llevó a su infancia. Se acordó de su abuela de pie junto a él, guiándole para vestirse con un vestido de gasa color púrpura.

El muchacho en ese brillante documental sobre padres que crían niños transgénero, se atrevió a expresar una pregunta que siempre quiso hacer: ¿Por qué a ella no le gustaba la forma en que él era? Y está obsesionado por ese chico y se pregunta. ¿Cómo serán los niños trans de ahora en sesenta años?

Los documentales y los reportajes sólo nos dan una instantánea en el tiempo. El relato completo publicado en el portal se puede leer en Foros de la Virgen.