Por Julián Pinto

“AIESEC es la organización de jóvenes más grandes del planeta que tiene el objetivo de buscar la paz y desarrollar líderes que trasciendan en el mundo, haciéndolo mediante intercambios en todas partes de la Tierra, para conectar a los interesados con otras culturas, generando que el postulado se desarrolle, crezca, active su liderazgo y adquiera costumbres de otros países”. De esta manera, Ornella Bruno, encargada del desarrollo potencial humano, inició la entrevista que le brindó a Conclusión.

El programa de AIESEC ofrece la oportunidad de experimentar una amplia gama de roles, como profesor, embajador cultural, trabajador social o gestor de proyectos, entre otros, cuando uno desea inscribirse como voluntario.

“Quienes quieran ser parte de este movimiento se pueden inscribir en la página oficial de AIESEC, o contactarse de forma personal con quienes trabajamos allí. Por la web solemos contestar de forma inmediata y luego formalizamos con una reunión presencial para otorgar la información sobre los distintos tipos de intercambios”, agregó la destacada del grupo.

“Todas las personas que han venido a la ciudad quedaron muy conformes por la experiencia que vivieron acá y por el cambio presentado en ellos, porque una persona que hace un intercambio logra otro aire en su vida. La mayoría de los voluntarios que dieron con Rosario fueron gente que impactaron potencialmente en la ciudad”, finalizó.

Para dar a conocer más sobre el tema en profundidad, Ángel Durán, de 25 años, ex presidente de AIESEC Venezuela y actual emprendedor, dio su testimonio en primera persona resaltando cómo es animarse a viajar y conocer nuevas culturas, ya que se encuentra en su cuarto viaje de intercambio.

—¿Qué significa para vos AIESEC?

—Siempre lo he visto como una plataforma para desarrollar oportunidades entre jóvenes y empresas, negocios u organizaciones. Básicamente es un soporte que une ambos lados.

—¿Cómo conociste este nuevo mundo de oportunidades?

—Una de mis mejores amigas, quien iba a la universidad conmigo, me comentó acerca de una charla de la organización, pero lo que en realidad llamó mi atención era la oportunidad de poder reforzar mi inglés. Fui a la reunión y quedé encantado.

—¿Cómo surge tu primer viaje?

—Mi primer viaje fue a Brasil. Cuando me explicaron lo del intercambio consideré la distancia hacia el vecino país, sumándole que en distintas conferencias había conocido gente del lugar. Era un reto el no saber el idioma ni conocer sobre su cultura, pero me decidí y viajé.

—¿Qué resaltás de esa visita?

—Tenía veinte años, era la primera vez que salí solo -sin mis padres- a un país que no comprendía su idioma, pero me encontré conque la gente era súper cálida, amable con las personas, abiertos de cabeza, fue todo lo contrario a lo que me imaginé. Me dio la oportunidad de mejorar mi perfil y conocer cosas nuevas.

—¿Quién te recibe en el lugar?

—Cuando decides viajar con AIESEC ellos se encargan de buscarte y encontrarte una familia para hospedarte por los días o semanas acordados anteriormente a la realización. A mí me esperaron en el aeropuerto y nos trasladamos hasta la casa familiar que decidió abrirme sus puertas para alojarme. Tuve la suerte de que me dieron comida, me alcanzaban hasta mi trabajo, y compartían sus historias conmigo.

—¿Cómo conseguiste trabajo en Brasil?

—AIESEC te marca las oportunidades que tienen para ofrecer y las que más se adapten a tu perfil. En mi caso había para dar clases de inglés en un colegio (asistente de profesor), charlas de emprendimiento, contabilidad, y muchas más ofertas. Básicamente vi la oportunidad, me entrevistaron y ya.

Mi viaje a Rosario

“Mi plan fue llegar siempre a la Argentina. Casualmente obtuve una beca, donde AIESEC cubrió todos mis gastos y me daba la oportunidad de seleccionar alguno de los distintos tipos de proyectos en los más de 120 países que están inscriptos, llamando mi atención de esta manera lo que planteaba Rosario.

—¿En qué se basa el proyecto?

—Es un proyecto ambiental titulado ‘Iniciativa Imagine’, nombre otorgado por la fundación a la que respondo. Nosotros trabajamos con el sector turístico para hacer un turismo sostenible. Me atrapó debido a que yo me quiero especializar en Ciencias Ambientales y fue lo que más me gustó. El gran objetivo es lograr que los turistas no sean simples visitantes, sino que colaboren en la causa ambiental protegiendo a la ciudad.

—¿Qué destacás de la cultura argentina?

—Una de las cosas que siempre me llamó la atención de Argentina, y lo comprobé acá, es el sentido de pertenencia que los argentinos tienen por su país. ‘El argentino es egocéntrico, ama a su país’, es una frase destacada, y pude afirmarlo, el argentino ama a su país. En este caso la gente no es tan cálida como otros países que he visitado, pero de igual manera siguen siendo súper amables. Por otro lado, noté que son muy ruidosos. Yo tomé un tren desde Buenos Aires a Rosario y en el interior podía escuchar (cuatro asientos más adelante) la conversación que entablaban.
Algo que me asombró fueron los partidos de fútbol, debido a que si tú eres del equipo contrario al club no puedes ingresar al estadio.

—¿Tenés pensado seguir viajando?

—Para mí viajar es una adicción. Tengo muchas ganas ir a Centroamérica y la gente me dice que no es seguro, hay individuos que utiliza algunas salidas para emigrar a los Estados Unidos y no hay seguridad confortable en las fronteras. Cuando me dicen que no, me da más ganas. A su vez allí hay países muy pequeños que no son tan conocidos y me encantaría poder conocerlos, todo un mundo por descubrir.

Mensaje

“Las personas que no viajan son como las que leen la primera página de un libro. Por eso creo que no se sabe quién es uno hasta que viaja, hasta que persigue un sueño que tiene. Viajar abre tu mente y un mundo nuevo por descubrir, y de alguna manera te da claridad para incorporarla a tu vida. Si viajas y no resulta, lo intentaste, pero… ¿si viajas y notas que es lo tuyo?”.