Por Ariana Robles

Se acercan las fiestas y todas sus tradiciones y costumbres vienen con ellas. A modo de ritual, con el fin de brindar y pedir por prosperidad y salud, estas celebraciones son una exaltación de unidad familiar. Sin embargo, también suelen ser las peores enemigas para nuestro cuerpo.

Entre Navidad y Fin de Año, los desbarajustes en las comidas se vuelven una rutina y es frecuente terminar el mes con algunos kilitos de más. Para evitar perder la línea, Conclusión dialogó con una especialista en Nutrición, que aseguró que una de las principales características que debe tener un menú navideño para ser saludable y equilibrado, sin por eso alejarse de la tradición, es incluir un 50 por ciento de verduras -crudas o cocidas- y un 50 por ciento de frutas -frescas o secas- en el postre.

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«Hay que tratar de que en la mesa haya dos opciones de carne de la que uno quiera o guste en la familia; puede ser pollo y cerdo, vitel toné y cerdo, pero siempre acompañadas de vegetales de diferentes variedades, como ensaladas o alguna verdura cocida que les agrade a todos», detalló Valeria Rojas, médica especialista en Nutrición (Mat. 15865)

«Lo ideal es elegir un plato medianamente chico y tener la mitad con verduras y la otra parte del plato, con la porción de carne y alguna otra comida, como un mil hojas de papa o algo que tenga un poco de hidratos de carbono», aseguró Rojas.

La tradición –tanto de Navidad como Año Nuevo– muestra una gran variedad de preparaciones de alta densidad calórica que resulta incompatible con las altas temperaturas que se viven en esta época.

“El menú típico que usamos los argentinos para las fiestas viene de la cultura de los países nórdicos, donde las temperaturas son bajas y usan alimentos calóricos como nueces, budines y garrapiñadas, helados que son fuentes de azúcares simples, y las carnes que aportan ácidos grasos saturados”, dijo la especialista.

En relación a esto, lo fundamental es  «si somos muchos, no traer 20 cosas distintas a casa», porque ahí se genera la mezcla, porque «mientras haya más comida, más vamos a comer». «Hay que mantener el equilibrio», dijo.

Participar de las tradicionales comidas de Navidad y Año Nuevo no necesariamente implica romper con una dieta hipocalórica para aquellas personas que la vinieron siguiendo durante todo el año. En este sentido, Valeria Rojas, también dio recomendaciones en torno a los postres y al brindis.

«Con el tema del postre hay que tratar de no tener en la mesa, productos que tengan chocolate, almendras, nueces. Uno tiene que tratar de elegir entre las cosas que le gustan y comer eso. Siempre hay que controlar la medida» y agregó: «A los tradicionales budines, pan dulce y turrones se puede agregar uno que sea a base de frutas, como ensalada o tarta de frutas”.

En este orden, las bebidas alcohólicas tampoco son la excepción para este tipo de encuentros. «Las bebidas alcohólicas influyen, -en general nosotros las llamamos calorías vacías- porque si uno no gasta esas calorías, o sea las consumiste pero en una medida mayor a lo que se recomienda siendo varón o mujer, se acumulan en el cuerpo y se transforman en grasa. En general, la medida ideal es una copa de vino en las mujeres y dos, en los varones».

En tanto, para bajar el número de calorías, la especialista recomendó que «la idea no es restringirse sino saber medir la cantidad». «Lo esencial es no comer todo en una noche, porque si pensamos así vas a consumir en una comida lo que tenes que consumir en un día», remarcó.

«La idea no es restringirse sino saber medir la cantidad»

Los cuidados y el post festejo

En estas fechas, es importante mantener el orden en las comidas, tanto durante el día del festejo como en los días sucesivos, por eso a la hora de elegir frente a una variedad de platos, se deben seleccionar aquellos que más gustan y moderar el tamaño de las porciones.

En relación a esto, la especialista en Nutrición, también hizo hincapié en la importancia de «la planificación” de la comida, lo que implica “ser consciente» en cuanto a cantidad y calidad.

mesa-navidad“El secreto es que la alimentación empieza cuando decidimos qué vamos a hacer y cuánta cantidad, porque la gente no engorda por comer sino por comer mucho”, dijo, y añadió que uno de los factores que más incide para el consumo moderado de alimentos es “el entorno”.

En cuanto a las consecuencias de los excesos en las comidas, Rojas, remarcó que «afecta la calidad y la cantidad, porque habitualmente la gente cosas que no debe. Deberíamos comer cosas más frescas, pero estamos acostumbrados a cenar y preparar platos super calóricos que en esta época no son necesarios».

Asimismo, destacó los cuidados atener en cuenta para aquellas personas que padecen algún problema de salud: «Los cuidados que hay que tener con las comidas es siempre conservar los productos en la heladera o prepararlos en el momento, para que no estén en mal estado. En cuanto a los pacientes diabéticos o con presión, la recomendación es moderar lo que moderaron durante el año, que tiene que ver con el consumo de sal y con los hidratos de carbono».

«Estamos acostumbrados a preparar platos súper calóricos que no son necesarios»

Después de los excesos de fin de año, la mayoría de las personas buscan equilibrar la dieta y por ello, es necesario un plan para seguir al menos durante una semana. «Si uno hizo las cosas moderadamente bien, debe continuar de la misma manera. Sino al otro día se recomienda comer más verduras, frutas o tratar de evitar la carne. Lo más importante es evitar las comidas pesadas y apostar por las que sean fáciles de digerir», detalló Valeria Rojas.

«La idea es saber comer de todo eso tan rico, lo justo y necesario, y no comer en una noche lo que se puede comer en un día», cerró.