Por Julián Pinto

El arte callejero se percibe en todo el mundo, por donde se mire se lo puede advertir en cientos y miles de expresiones y trabajos únicos. Rosario no se queda atrás y cada año nuevos artistas se suman a la exposición de sus hobbies, productos o manera de vivir en muchas de las calles de la ciudad.

Marcelo Andrés Moyano es un músico callejero de 43 años de edad que se encuentra ubicado todos los días en la peatonal Córdoba. Él tiene once hermanos, es no vidente y sufre de una discapacidad motriz en parte de su cuerpo, el cual no le impide manifestar su música ante la gente.

Conclusión compartió una tarde con el cantautor y conoció en profundidad sobre su vida, familia, sueños y proyectos. “Uno empieza a transitar por el camino de la vida, el que te va llevando por diferentes lugares y caminos, y en mi caso elegí ser cantante, o por lo menos intentar serlo”, señaló.

“Yo nací con la música prácticamente. A los tres años me di cuenta de que la música era lo mío, más que nada porque era lo que me gustaba, entre otras cosas.”

— ¿Quién te enseñó a tocar la guitarra y a cantar?

— A cantar desde nacimiento, lo traje conmigo, vino desde mi más temprana edad. En cambio, con la guitarra, un amigo mío me enseñó a colocar las manos en el diapasón, y a medida que iba escuchando un acorde musical, una nota, iba haciendo lo que me decía.

— ¿Por qué la peatonal como escenario para tu exposición?

— Antes de ser artista urbano integré grupo juveniles de vecinales. Estuve en eventos, participé en un montón de proyectos e hice programas radiales (cinco años), entre otras tantas cosas en mis 43 años de vida.Hace 13 años decidimos con un amigo, mientras estábamos en mi casa tocando la guitarra, en época de vacaciones de invierno, intentar conquistar algunas señoritas con la música. Lo único que ‘levantamos’ fueron monedas, dado que ese día hacía mucho frío y la gente pasaba de largo. Desde ese entonces todo comenzó como un hobby, que luego se convertiría en mi profesión, pero esta vez de manera individual, hasta la actualidad”.

— ¿Tenés dificultades para transitar por la ciudad a la hora de tener que ir hasta la peatonal?

— No, yo me tomo el colectivo y llego. Luego, me esperan mis asistentes en Mitre y Córdoba, y si el Estado Provincial sigue manteniendo los subsidios, todo va a seguir de la misma manera.

— ¿Algún objetivo a nivel personal que te quede por cumplir?

— La música es parte de mi vida, pero no mi vida. No me engancho en el tren de Messi y Maradona de que para ellos la pelota es lo único; la música me ayuda a conectarme en un montón de cosas, pero te mentiría si digo que sería mi único objetivo. En el caso de ‘los objetivos por cumplir’, estoy grabando mi disco. Sólo me queda lo más difícil, que son las copias del producto para promocionarlo, porque cuesta mucho hacer algo independiente sin tener el apoyo de nadie; no sucede lo mismo cuando ‘sos amigo de’. Ahí todo logra ser más simple.

“La ceguera es algo más de mi vida, algo que tengo incorporado en mí que no me afecta para nada en lo que hago, siempre y cuando hablemos de la música, el arte y vincularme con la sociedad; la dificultad puede aparecer en otras personas, no en mí»

— ¿Algo que te hubiese gustado cambiar?

—Siempre hay cosas que uno tiene que corregir, porque nunca se llega a hacer las cosas del todo bien, pero sí se intenta dar lo mejor. Lo importante es poder y saber replantearse lo que esté mal; más que nada saber detectar dónde está el error.

— ¿De qué trabajan tus hermanos?

— Algunos son albañiles, otros trabajan en el correo y una es empleada doméstica. Siempre se necesita una ayuda económica, pero se hace lo que medianamente se puede.

— ¿La gente aprecia tus exhibiciones?

— Nosotros una vez hicimos un espectáculo ‘a la gorra’ y no nos fue bien. Después, lo hicimos en Distrito Siete y nos fue mucho mejor que en la calle. A la gente le gustó más estar sentada viéndonos y pagar una entrada. Nos sorprendimos por la cantidad de personas que decidieron ver nuestros trabajos.

— ¿Alguna vez te sentiste discriminado?

— Sería bueno que la gente con discapacidad tuviese un empleo y no una pensión, por ejemplo. Me gustaría, además, que el sistema laboral que hay en este momento sea modificado. Espero que en la reforma constitucional de la provincia que se plantea ahora dé más lugar a la discapacidad, y replantee algunas exigencias laborales.