Por Candelaria De la Cruz

La corrida tauromaquia –o corrida de toros- es la afición más antigua de España y es considerada una de las expresiones culturales más reconocidas de dicho país. Además, se practica en Portugal desde 1836, en el sur de Francia y en diversos países de América como México, Colombia, Venezuela y Perú. Rosario también tuvo su plaza de toros, el “Coliseo taurino”, en la esquina de Córdoba y Dorrego, que se inauguró el 12 de noviembre de 1899.

Este tipo de espectáculos suscitó el entusiasmo de muchos, en especial del público femenino, que querían ver a los toreros españoles que cruzaban el Océano para “lidear” en nuestra ciudad. Pero no prosperó debido a la oposición de la Sociedad Protectora de Animales y de sectores sociales “influyentes” y cerró en la primera década del siglo XX. torero2

Hace unos días se conoció la muerte del torero español Víctor Barrio tras recibir una fatal “cornada” en el pecho durante un festejo taurino en Teruel. La noticia conmocionó al país como también la resolución que estipula la tradición taurina con respecto al bovino.

Según acuerda la misma, tras la muerte de un matador el toro responsable que ha acabado con la vida del torero se debe sacrificar a la madre del animal y toda su casta.

Cabe destacar que los toros de Lidia –macho de una heterogénea población bovina desarrollada y criada para su empleo en diferentes espectáculos taurinos–, se obtienen tras una selección exhaustiva tanto del toro semental (padre) como de la vaca brava (madre) y el hecho de sacrificar todo el tronco genealógico del toro supone un grave perjuicio para el ganadero por varios motivos: la pérdida económica que supone deshacerse de la familia del animal (del que podría haber grandes ejemplares que ya no podrán ser vendidos para ser toreados en ningún festejo) y el descrédito que un incidente de este tipo proporciona, y más teniendo en cuenta el grado de superstición existente alrededor del mundo de la tauromaquia.

Debido a la gran controversia que tuvo esta noticia, María Esther Linaro, de la protectora “Mundo Aparte”; Silvia Rodríguez, de la Protectora Rosario; y el veterinario y concejal de Rosario Carlos Cossia dialogaron con Conclusión y dieron su punto de vista.

“Todo esto se trata de una cuestión comercial como lo es la carrera de galgos o la riña de gallos, dudo que maten a la descendencia porque son todos animales seleccionados, pero si es así, es una aberración”, manifestó María Esther Linaro. Y agregó: “Preservar esto en una tradición es una involución total del ser humano, este tema parece estar todavía colgado y cayéndose del planeta”.

Además, la proteccionista recordó que en Argentina “se practican otro tipo de crueldades como la caza cinegética –caza garantizada–, crían sobre todo animales muy representativos nuestros como el puma por ejemplo, lo reproducen en cautiverio, lo alimentan y cuando traen a los cazadores extranjeros, los hambrean por 15 días y después lo largan, entonces el animal va donde hay un ojo de agua o al lugar donde hay una posible presa y ahí está garantizada la caza. Nosotros criticamos a los de afuera pero nosotros somos de cuarta. Hay mucho que andar todavía. Matar nunca puede ser un deporte y siempre intervienen dos”.

Por otro lado, con respecto a este tema Silvia Rodríguez aseguró la crueldad de este hecho y subrayó: “El toro se defiende, no hay otra vuelta que darle, se lo busca y el toro responde, ya de por sí la práctica es terrible y encima después matar al toro, a su madre y al resto de su raza me parece terrible. Es un contrasentido, los crean para un espectáculo sangriento y cuando las cosas salen mal los eliminan”

Finalmente, el concejal Carlos Cossia consideró a la tradición como “una barbarie criminal” y recordó que “acá tenemos una desagradable competencia entre animales, que no participan humanos pero que son totalmente crueles para los animales”.

“Para mí la corrida de toros es como volver a la época en la que se echaban a los humanos a los leones”, afirmó y remarcó: “En algunas partes de España se logró derogar esa práctica pero hay muchos países de latino América en los que lamentablemente se siguen practicando”.