El sacerdote franciscano Joaquín Núñez participó anoche de la presentación del libro que da cuenta de su historia de vida, evento desarrollado en el sindicato de Empleados de Comercio de Rosario.

La obra fue escrita por el amigo no vidente del cura formoseño Marcelo Aníbal Ciani y fue editada bajo el título de “Fray Joaquín Núñez, un pastor de almas libres”.

Luego de la presentación, Núñez conversó con Conclusión y sin mediar pregunta se ocupó de agradecer “a la gente de Empleados de Comercio que se portó 1.000 por ciento”.

Enseguida, comentó que el libro “lo que hace es un poco contar la historia de mi vida, la de un formoseño, la cantidad de hermanos que somos, de los cuales una gran parte ya están muertos debido a que somos todos grandes, y después la parte de lo social, tanto lo que pasó en Corrientes como lo que sucedió en Chaco, el tiempo de cárcel que tuve, desde el mismo Chaco hasta que me llevaron a Rawson”.

Joaquin 2El recorrido por esas y muchas otras situaciones por las que pasó el sacerdote, son motivo de una charla particular pero sin embargo dejó algunas pistas: “El libro también trata de inconvenientes, de la necesidad y de los atropellos sobre las familias de los hacheros de los montes, cuando los patrones eran dueños y señores de ellos y les pagaban con mercadería que nunca les alcanzaba. Era una explotación infrahumana”.

Casi sin pausa, Núñez se metió en la actualidad y dijo que de poder elegir, volvería a tener una vida parecida “porque la situación social se va agudizando ya que uno ve como cada vez más, en este último tiempo, la gente de poco ingreso, los que viven de changas o trabajos muy precarios muestran una gran demanda de hambre y de angustia”.

“El número es muy grande en las cinturas de las ciudades de Argentina y sobre todo en Rosario”, agregó el cura de 76 años. Para luego señalar que “la demanda es permanente y ha crecido desesperadamente, lo veo porque vivo entre gente pobre que está pidiendo básicamente comida”.

Más adelante, el franciscano se refirió a quienes difaman la tarea de aquellos sacerdotes que alientan la participación política y están cerca de ella, como lo hace el mismísimo papa Francisco: “Yo creo que no hay que perder el tiempo con quienes dicen eso porque los que atacan y dicen ese tipo de cosas es porque lo miran y lo viven desde afuera sin conocer la realJoaquin 3idad”.

“Hay que acompañar a la gente, a las familias, a los jóvenes –recomendó– y se puede conseguir comida para ellos pero si no se trabaja también en la formación de los niños y los adolescentes, eso será pan para hoy, hambre para mañana y con el agregado de la droga que es la muerte para pasado mañana”.

Al respecto de la asistencia que tiene del Estado, ya sea municipal, provincial o nacional, Núñez fue más que gráfico: “Generalmente son muy contados los que se acercan y más que funcionarios, son amigos y conocidos que buscan ayudar y procuran ver qué hacer”.

“Ante la falta de casa, de ropa o de comida en general no hay planteos de fondo de parte del Estado. No hay nada organizado ni estructurado en la relación del gobierno con esta población”, finalizó.

Fotos: Santiago Fraga