Por Alejandra Ojeda Garnero

Todas las personas no son iguales y por ende no tienen las mismas capacidades. Si bien desde siempre se consideró un solo tipo de inteligencia, a partir de observar en las personas distintas capacidades y cualidades se comenzó a estudiar la forma de analizar y potenciar en cada individuo sus fortalezas. Para profundizar sobre el tema Conclusión dialogó con el psicólogo Gustavo Alsina* quien trabaja las inteligencias múltiples en su consultorio.

¿Cuántas inteligencias existen? ¿Cuáles son? ¿Quiénes pueden trabajar con ellas? ¿Cómo detectarlas?

“Las inteligencias múltiples surgen en el año 1983, sistematizadas en un principio por el pionero en el tema, el psicólogo Howard Gardner que fue el primero en escribir un libro sobre la temática y en observar que comenzaba a existir una necesidad y un cambio de paradigma en cuanto a los tipos de inteligencias”, explicó el especialista.

Antes de conocerse la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner “no había tipos de inteligencias sino que la inteligencia era un agrupado de distintas conexiones donde se evaluaba de una manera conjunta la capacidad total del individuo”, aclaró el psicólogo, y continuó, “entonces la única manera que existía para medirlo hasta ese momento era a partir del test de coeficiente intelectual”.

Por lo tanto, indicó Alsina, “no había ninguna manera de poder diferenciar las distintas capacidades o cualidades del individuo sino que en realidad lo único que se podía hacer era evaluar de manera conjunta cómo funcionaba en su totalidad”.

Estos cambios condujeron a “un cambio de paradigma que, de alguna manera, la cultura y la sociedad lo estaba pidiendo y necesitando”, aseguró Alsina.

Pero estos cambios no ocurrieron de un día para el otro, explicó el psicólogo, porque “unos años antes que Howard Gardner sistematizara esto, en un libro se cuenta una fábula de una escuela de animales que muchos educadores de todo el mundo usaron durante mucho tiempo y que de alguna manera fueron dando lugar a que la gente fuera entendiendo la necesidad de empezar a ver la inteligencia y a medirla de otra manera”. La fábula dice así:

animales-examenUn conejo, un pájaro, un pez, una ardilla, un pato, etc., se reunieron para fundar un colegio y se sentaron a redactar el programa de estudios.

El conejo quiso que en el programa se incluyera la carrera. El pájaro quiso que se incluyese la técnica de volar.

El pez, la natación. La ardilla insistió en que debía agregarse el modo de trepar a los árboles en forma perpendicular.

Los demás animales también quisieron incluir su especialidad en el programa, de modo que anotaron todo y cometieron el error de exigir que todos los animales cursasen la totalidad de las materias.

El conejo era excelente en carrera; nadie corría tan bien como él, pero le exigieron que aprendiera a volar, entonces lo subieron a un árbol y le ordenaron: “Vuela, conejo” y el pobrecito se largó, se quebró una pata y se fracturó el cráneo….

Lo mismo le sucedió al pájaro, era capaz de volar por todas partes, hasta que le pidieron que cavara hoyos en la tierra como un topo. Por supuesto que se quebró las alas y el pico y no pudo volar más, y sus maestros se contentaron con bajarle la calificación en vuelo, y así sucesivamente…

Y saben quién fue el alumno que dijo el discurso en el acto de graduación una anguila retardada mental, porque podía hacer casi todo relativamente bien. El búho abandonó los estudios y ahora vota en contra de todo lo impuesto que quieren implantar para promover la educación…                       

Esta es una manera humorística de la necesidad que se observaba para poder encontrar una manera de ver la inteligencia de forma distinta. Y que empezará, a partir de eso potenciar las distintas capacidades y cualidades de cada uno.

A partir de esa necesidad, que se observaba mundialmente, surgió un profesional que pensó en sistematizar con muy buen criterio y con bibliografía de todo el mundo, los distintos tipos de inteligencias. Fue el psicólogo Howard Gardner, quien se desempeño como profesor de Harvard y tenía acceso a mucha bibliografía y muy importante sobre el tema.

Los grandes cambios se generaron a partir de 1983 con el libro de Howard Gardner, Inteligencias múltiples. A partir de allí se genera un cambio en todo el mundo, no solamente en lo educativo para los chicos y para los adolescentes, sino que también se le puede dar un uso en los adultos, particularmente en el ámbito de los recursos humanos en el ámbito de orientación vocacional.

“En los adultos se trabaja a partir de que hay mucha gente que en un primer momento de su vida no encontró su verdadera vocación. Entonces, después encuentra un vacío, un sinsentido en la vida y a partir de eso se va a plantear si está haciendo lo correcto o si debe buscar un quiebre en el camino de su vida y empezar a dedicarse a otra cosa, que descubra qué es lo que realmente a él le da sentido en la vida”, indicó el psicólogo.

También tiene un gran despliegue en “recursos humanos, en los ambientes laborales. Esto facilita poder ver en cada ámbito laboral el rol y el perfil de cada persona según las capacidades de cada uno y no según lo que el empleador quiere que él haga, sino para qué rol está más capacitada esa persona, con sus cualidades, con sus capacidades” explicó Alsina.

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En cuanto a niños y a adolescentes, las inteligencias múltiples se utilizan en el ámbito educativo, en la enseñanza en el aula, en la motivación del aprendizaje.

El especialista remarcó que, “desde la programación curricular, en cuanto a acomodar los temas, a cómo evaluar. Ya no desde esta visión global que se puede tener del niño en la escuela, sino de una manera más particular en cada área. En este sentido han pasado más de 30 años de este descubrimiento y todavía no hay una implementación total en el aula, salvo en algunas que fueron tomando las inteligencias múltiples, como son las escuelas Waldorf o Montessori, donde se da un tipo de educación en la que se va buscando el desarrollo del sujeto y que se vaya adaptando una realidad global”.

En este sentido, madres, padres y el entorno familiar deben estar atentos para poder identificar los distintos tipos de inteligencias, por lo tanto al observar los comportamientos e intereses o cualidades de los niños no será difícil saber qué capacidad específica tiene cada niño y a partir de allí favorecer el desarrollo del niño en lo que más le guste hacer.

Con respecto a esto, el profesional indica que “es posible y el padre lo puede detectar con los gustos propios del niño, hacia lo que más se ve inclinado. Es decir, si tengo un chico que se pasa todos los momentos que tiene libres, leyendo o escribiendo o mirando algo en televisión, escuchando radio sobre programas que tienen que ver con escritores, bibliografías o biografías, voy a ver a alguien muy interesado y con mucha capacidad para todo lo relacionado con ese tema. El padre lo va a poder detectar a partir de que tenga una mirada de atención sobre el niño, cosa muy difícil en estos tiempos, por eso la familia generalmente delega eso en el sistema educativo, lo cual es un gran error”, explicó. La familia es el mejor ámbito para decidir sobre el niño y orientarlo, por supuesto con una alianza con la escuela.

Existen ocho tipos de inteligencias

Inteligencia lingüística: sensibilidad a los sonidos, a la estructura de los significados de las funciones de las palabras y el lenguaje. Tiene principalmente que ver con el lenguaje fonético, con el lenguaje hablado pero también puede usarse en el lenguaje escrito u oído. Las profesiones vinculadas a este tipo de inteligencia son los escritores, un orador.

Inteligencia lógico matemática: es la sensibilidad y capacidad para discernir los esquemas numéricos o lógicos, la habilidad para manejar cadenas de razonamiento largas, un lenguaje de computación.  En personajes históricos podemos tomar al matemático Pascal, en oficios o en instituciones educativas puede ser un científico.

Inteligencia visual espacial: es la capacidad para percibir con precisión el mundo visual y espacial, la habilidad para efectuar transformaciones en la percepción inicial que se haya tenido. Esta inteligencia tiene que ver con profesiones e inclinaciones como un artista, un arquitecto que maneja las dimensiones espaciales, los diseñadores de ambientes.

Inteligencia musical: es la capacidad para producir y apreciar ritmos, tonos, timbres, apreciación de las distintas formas de expresión musical, el mayor sistema que lo representa es el de notaciones musicales. También en cosas que están fuera de lo que es estrictamente musical como es el código Morse. Se necesita cierta facilidad y percepción para poder detectar timbres y sonidos distintos. En esta área principalmente podemos nombrar a compositores, personas que de jóvenes tocan instrumentos.

Inteligencia corporal kinestésica: es la habilidad para controlar los movimientos del cuerpo y manejar objetos con destreza. Podemos nombrar como ejemplo niños o adultos artistas, un bailarín, un escultor.

A estas inteligencias se suman dos, muy importantes que están vinculadas a las relaciones humanas, son la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapersonal. Más allá de esta cuestión específica a estas dos inteligencias particularmente las puede desarrollar cualquier persona al margen de su vocación o profesión.

Inteligencia interpersonal: es la capacidad para discernir y responder de manera adecuada a los estados de ánimo, los temperamentos, las motivaciones y los deseos de otras personas, en síntesis, saber ponerme en los zapatos del otro, es lo que se conoce con el nombre de empatía, poder sentir lo que siente el otro. Esto se hace por medio de señales sociales como los gestos, expresiones faciales y para esto tendremos que buscar una ocupación o una profesión como un consejero, un psicólogo, un maestro, un líder, un político, cualquier tipo de profesional o de ocupación que esté destinada a entender al otro. Por ejemplo un médico no va a ser lo mismo si tiene esta capacidad interpersonal qué otro que no la tenga. No es lo mismo un médico frío distante que otro que tenga esta capacidad y que pueda regular racionalmente al paciente, que pueda hacerlo sentir que no le da un diagnóstico frío sino que se puede poner en el lugar del otro y saber que está pasando una situación difícil y puede comprenderlo.

Inteligencia intrapersonal: tiene que ver en cómo se manejan las relaciones humanas, pero para adentro, en el acceso a los sentimientos propios y a la habilidad para discernir las emociones íntimas, el conocimiento de las debilidades y de las fortalezas propias. Puede ser un líder religioso, un psicólogo o psicopedagogo.

Inteligencia naturalista: está vinculada con la crianza y clasificación de distintas especies, son personas con una mayor sensibilidad a la naturaleza a la capacidad de cultivar y criar y una mayor facilidad para cuidar e interactuar con animales de distintas especies. Se puede mencionar a un veterinario, alguien que hace huertas, paisajismo, un guarda parque.

*Gustavo Alsina – Lic. En Psicología. Ex docente de la UCAL. Mat. 6324