Por Ariana Robles

Crecemos con la idea de tomar agua cuando tenemos sed, pero después nos llenamos de mandatos que nos obligan a beber al menos 2,5 litros diarios de líquido para no deshidratarnos. Sin embargo, un nuevo estudio quiere volver a la concepción original y cuestiona que consumir ocho vasos por día sean fundamentales.

Según la investigación de la Monash University australiana, publicada en el portal Proceedings of the National Academy of Science, la premisa es escuchar el cuerpo.

«Si simplemente hacemos lo que nos pide, probablemente estaremos en lo correcto, en vez de beber siguiendo una agenda estricta», explicó Michael Farrell, profesor autor del estudio.

En este sentido, Conclusión dialogó con el Dr. Gustavo Lavenia, médico nefrólogo (M.P 12.495), quien sostuvo que «la hidratación en general depende casi exclusivamente del peso corporal de la persona y de la actividad que ésta realice».

Muchas de las concepciones que surgieron últimamente, se sustentan en la «Teoría de los 8 vasos», que plantea que se debe beber esa cantidad de vasos de agua por día para estar saludable. «El tema de la famosa teoría de los ocho vasos, que serían aproximadamente dos litros por día, es más un mito urbano que algo establecido desde el punto de vista académico o de la medicina basada en la evidencia», señaló.

En este sentido, el especialista manifestó que lo que sucede es que “ahora está tan en auge el tema de ser sano, que la mayoría de la gente empieza a hacer actividad física y pone como premisa la hidratación vigorosa previa, durante y después”.

Frente a estas ideas que tiene la gente, el doctor destacó que “las personas deben hidratarse especialmente en condiciones de actividad física que superan la hora de duración y dependiendo también de las condiciones climáticas” y agregó que, por ejemplo, “en una actividad física de menos de una hora de duración y con un clima no muy caluroso, se puede perder sólo entre medi0 litro a un litro de líquido por sudoración”.

«Esto bastaría para hidratarse correctamente en actividades de corta duración. Sería una buena medida para calcular la necesidad de hidratación, el registro del peso pre y post actividad física y en base a eso realizar el cálculo de la necesidad de hidratación», remarcó.

Riesgos

Según el informe, tomar demasiado líquido puede hacer que bajen los niveles de sodio y se produzca en ello una variación en la presión arterial, que puede incluir su descenso.

En este orden, el Dr. Lavenia señaló a Conclusión que el riesgo de la hidratación vigorosa se basa en que nuestro organismo, especialmente los riñones, están preparados para eliminar una determinada carga de agua,  pero a un ritmo propio, que en general es de forma lenta”.

“Si uno consume una alta carga de líquidos en forma intempestiva, el organismo no puede eliminarlo con el mismo ritmo que lo está tomando. Eso en general se suele dar cuando ingerís más de un litro y medio en media hora”, agregó.

El médico nefrólogo, advirtió además que la ingesta de agua en exceso puede causar hiponatremia, es decir, un edema o inflamación por acumulación de agua en las células.

¿Pero qué es la hiponatremia? “Es el descenso del sodio sanguíneo sanguíneo por debajo del nivel normal de laboratorio, que es 135 mili equivalentes por litro,  que puede traer como consecuencia desde síntomas leves, como pueden ser nauseas, vómitos o dolor de cabeza. Sin embargo, cuando el descenso de sodio es mucho más severo, y en corto tiempo pueden aparecer signos neurológicos más graves como desorientación, agitación y convulsiones, y hasta se pueden tener consecuencias neurológicas más graves que puede llevar a la muerte al paciente”, detalló Lavenia.

«Si bien la capacidad que tiene el organismo para manejar el líquido es muy eficiente, tomar agua en gran exceso puede sobrepasar esta regulación y causar hiponatremia. El mecanismo que causa la hiponatremia debe corregirse para evitar su progresión rápida porque puede derivar en edema cerebral», explicó.

¿Qué es lo recomendable?

Una de las recomendaciones más persistentes es «tomar mucha agua». Es que durante años, médicos y especialistas sugirieron que tomar al menos dos litros de agua diaria como parte de un estilo de vida saludable.

Sin embargo, el especialista recomendó estar bien hidratados, pero no excederse ni ingerir de menos. «Aconsejamos beber 2 o 2,5 litros de agua, incluidas en esto otras bebidas e infusiones por día, de manera repartida y no de golpe. El cálculo se deduce por el peso de la persona, de ahí el cálculo de los ml/kg que necesita la persona. Este es el promedio para una persona sana de 70 kg, pero se ajusta a cada caso», expresó.

«Siempre hay que tener en cuenta que la recomendación más importante es que uno tome líquido cuando tenga sed y de a sorbos. Siempre hay que tener en cuenta que los grupos etarios extremos, cómo los niños o los mayores de 70 años, pierden esa  sensibilidad y eso los pone en riesgo de deshidratación», agregó.

Por último, remarcó que con los pacientes que tienen cálculos renales, si se debe tener una consideración especial: “A estas personas se les sugiere el aumento de la hidratación porque si no toman abundante agua pueden tener riesgos de formar cálculos, pero tampoco de forma extrema”.