Por Andrea San Esteban

“Se veía venir algo raro en el 2015, el fin de un ciclo. Empecé, después de haber cantado mucho y de viajar con la música, a generar otra forma de vivir. Tuve que hacer un cambio en mi profesión. Elaboré un método, encontré una manera de cantar y de enseñar con las emociones. Durante 3 años fue mágico, tenía alumnos en lista de espera hasta que ganó Macri y la cantidad de alumnos bajó a un 50%, de un saque.

Hoy el arte masivo, como los espectáculos y la música en pub’s ya no es negocio”. Esto lo afirma Fernando Montalvano, cantautor, guitarrista y docente rosarino dedicado a la música y las emociones.

“Los tiempos siempre son difíciles, a veces más, otras menos. Todo lo que tenga que ver con el ‘nosotros’ es un mar que va y que viene”, dice nuestro entrevistado, aclarando que hace 30 años que se dedica a ser educador de arte en salud, en ámbitos de la Municipalidad de Rosario, Unicef, en hospitales psiquiátricos, con chicos con capacidades especiales. “Tengo –agrega- mucha experiencia en la expresión de emociones que no pueden ser dichas. Trabajo desde el punto de vista de aquello que es difícil expresar y que Freud llamaba ‘lo siniestro’. Esto es, a todo lo vedado y que el arte permite sacarlos afuera”.

Con respecto a su modo de trabajar, explica que se basa en Rodolfo Kush y un músico norteamericano que sostiene la creatividad cotidiana, más la pedagogía de Paulo Freire.

Cuando hablamos de creatividad pensamos en los artistas, escritores, músicos, etc. Sin embargo el propio hecho de vivir es en si mismo un acto creativo. Crear significa transformar nuestro entorno.

“Creo que estamos pensando demasiado, entonces el cerebro se iguala a todo el ser humano y el cerebro es un pedacito. El cerebro está colapsado. Como decía Alfredo Moffat, psicólogo social, tenemos el cuerpo para que la cabeza no este rodando por ahí. Hay cosas que el cuerpo dice que la parte racional no puede traducir y las dice de manera genial.” Continúa Fernando: “La intuición es una virtud del ser humano, una destreza adquirida ancestralmente y nadie sabe por qué se produce, pero nos anticipa”.

Sanar en la Luz

En la continuidad del diálogo con el cantautor, comenta que “el cuerpo, cuando se enferma, entra en ese camino de oscuridad siniestra, como diría Freud, y la manera de sanarlo es transformando la sombra en luz. Algo que no es racional, buscamos carriles no racionales, buscamos salidas emocionales. La emoción es lo único que nos va salvar”, sentencia Montalvano.

La música frente a la pobreza

Coincidentemente con el encuentro Nacional de la Niñez, Unicef acaba de dar a conocer que 385 millones de niños viven en condiciones de pobreza extrema, en el mundo.

¿Qué rol tiene la música frente a esta situación? Le preguntamos. Y responde así: “Me invitaron a cantar en el cierre de encuentro, y creo que la música está impuesta como un show, en este sistema, como una mercancía de consumo. En sus orígenes la música era una forma de conectarse con el planeta, con el nosotros, con el cosmos, con la Tierra.”

¿Vivir sin música?

“Es imposible vivir sin música –agrega-, prescindir de ella. El ser humano desde su gestación es movimiento. La música, hasta el primer año de vida se da en el movimiento, lo que pasa que después la cultura la reprime y la esconde debajo de la alfombra”.

Finalmente, pone este ejemplo: “En una fiesta de fin de año, gente pasa por una villa miseria y escucha que bailan al ritmo de las cumbias, en la vereda, todos contentos y eso para mí es la utopía de lo que debería ser la humanidad. La emocionalidad, el conjunto, no la individualidad. La fiesta, como decía un gran músico, festejamos que no tenemos nada”, eso es para el músico la esencia del ser humano. Festejar que no tenemos nada. Por eso como diría Rodolfo Kush el verbo ‘ser’ no existe, debemos aplicar el verbo ‘estar’.