Grecia creó en estos últimos meses y de manera urgente decenas de campamentos para alojar a los 47.000 refugiados bloqueados en el continente tras el cierre de las fronteras europeas, pues muchos podrían quedarse un tiempo prolongado en el país.

«Al principio no nos imaginábamos que un número tan grande refugiados se quedaría en Grecia», admitió a la AFP una fuente gubernamental, que aseguró que las autoridades están actuando para «mejorar el alojamiento a largo plazo de estas personas».

Presionada por otros países, a principios de marzo, Macedonia, que linda con Grecia por el norte y que es la primera etapa de la «ruta de los Balcanes» que tomó un millón de personas desde principios de 2015 para llegar al norte de Europa, cerró su frontera.

Casi 50.000 personas se vieron repentinamente atrapadas en un país que no tenía ni los fondos ni las estructuras para acogerlos.

«En aquel momento, la demanda de vivienda era tan urgente que había que crear numerosas plazas de acogida rápidamente», recordó Katerina Kitidi, responsable de comunicación de la sección griega del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR) en Grecia.

En la actualidad, refugiados y migrantes de diversas nacionalidades, sobre todo sirios, afganos y paquistaníes, se hacinan en campamentos de emergencia, cuarteles o fábricas abandonadas.

El Centro Nacional de Prevención de Enfermedades (Keelpno) dijo que algunos de estos lugares, donde a menudo se producen protestas y peleas, eran «inaceptables»

La mayoría de estos centros, donde viven 35.000 personas, están situados en regiones aisladas del norte de Grecia, donde los refugiados suelen quejarse de tener un difícil acceso a internet y, en consecuencia, a los servicios de asilo en línea.

En julio, el Keelpno recomendó el cierre de algunos campamentos y «la integración gradual de los refugiados en la sociedad».

10.000 nuevas plazas

«A partir de septiembre pasaremos a la segunda fase de la política de vivienda, gracias a una transferencia de fondos europeos que permitirán crear estructuras más permanentes», aseguró la fuente gubernamental.

Odysseas Voudouris, secretario general del servicio de recepción primaria, aseguró que «10.000 plazas en nuevos campamentos estarán listas antes del fin de septiembre, incluyendo dependencias prefabricadas con cocina» para los refugiados.

El ACNUR finalizará próximamente un programa de 20.000 plazas en apartamentos u hoteles, del que ya se benefician 7.500 refugiados.

Además, casi 3.000 personas viven como okupas en edificios abandonados de Atenas o Tesalónica (norte), dirigidos por activistas que apoyan a los migrantes.

Si bien el gobierno progresista de Syriza tolera este tipo de movimiento «siempre y cuando no cree más problemas de los que resuelve», las autoridades locales denunciaron las «condiciones de higiene deplorables» de estos centros.

Otra razón por la que los migrantes se han visto encallados en el país heleno se debe a la lentitud de los procedimientos de reubicación en otros países de Europa que prometió la UE, los de reagrupación familiar o el tratamiento de solicitudes de asilo en Grecia.

«Hasta el 30 de julio, 2.681 personas habían sido reubicadas en otros países de la UE y en Suiza, lo que no es más que el 4% del total previsto [66.400]» hasta septiembre de 2017, señaló Kitidi.

Después del acuerdo firmado por la UE y Turquía el 18 de marzo para enviar a Turquía a refugiados y así aliviar el flujo migratorio hacia Europa, las solicitudes de asilo no han dejado de aumentar.

A finales de mayo se habían presentado 13.583 solicitudes, de las que 677 fueron aceptadas, según las últimas cifras disponibles de las autoridades, que esperaban que este número creciera en junio y julio.