Los funcionarios franceses estaban en huelga este martes para protestar por la falta de evolución en los salarios y la reducción de 120.000 empleos públicos previstos por el gobierno que amplifican la oposición a las reformas del presidente Emmanuel Macron.

Nueve sindicatos que representan a 5,4 millones de empleados públicos, 20% de la fuerza laboral francesa, convocaron a una huelga y manifestaciones para dejar en claro su «profundo desacuerdo» con las reformas de Macron.

Esta será cuarta jornada de protestas para quebrar la determinación en las reformas del presidente de 39 años.

«El gobierno no parece receptivo al profundo malestar entre los funcionarios», dijo Laurent Berger, al frente del sindicato CFDT, el segundo más importante de Francia, en declaraciones al diario Les Echos.

«Los agentes sufren de sólo ser considerados como un peso fiscal y no como una riqueza», según Berger.

Por primera vez desde 2009 una decena de sindicatos del sector de la salud (médicos, farmacéuticos, dentistas) se unieron al llamado del sector paramédico (enfermeros).

Las escuelas públicas también se vieron afectadas así como los servicios de trenes y aéreos que sufrirán retrasos.

El 30% de los vuelos fueron anulados debido a la huelga en la Aviación Civil, que emplea mayoritariamente a funcionarios.

Esta es la primera vez en una década que los nueve sindicatos del sector público lanzan un llamado conjunto a la huelga.

La movilización interviene cuando Macron –descrito por la oposición como el «presidente de los ricos», que hace mella en la sociedad– continúa utilizando expresiones despectivas hacia los trabajadores.

La huelga se suma a las protestas que desde septiembre regulan el disgusto de algunos sectores, como el de los jubilados por la reforma fiscal o algunos sectores de empleados por la reforma laboral, que facilita a las empresas cesar trabajadores.

La CGT y la formación de la oposición de izquierda radical Francia Insumisa organizaron tres manifestaciones el mes pasado, pero los movimientos no movilizaron la gente esperada como fue el caso en 2016 con la anterior reforma del código laboral. La desunión sindical tuvo su papel en estas movilizaciones.

Frederic Dabi del instituto de sondeos Ifop dijo que los funcionarios se ven como corderos sacrificados.

Luego de apoyar a Macron en la elección presidencial «tienen la sensación que van a pagar las políticas del gobierno», dijo Dabi a la AFP.

La función pública está disgustada por la congelación de sus salarios, el aumento de las retenciones y la supresión de 1.600 puestos en 2018, las primeras medidas de un plan de Macron que contempla suprimir 120.000 empleos para 2022.