Los franceses votan hoy para elegir a su nuevo presidente en un balotaje entre el liberal independiente y favorito Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, en una elección de resultado incierto debido a que si el abstencionismo es mayor de lo previsto crecerán las posibilidades de la extrema derecha.

Los 47.591.118 franceses habilitados para votar, aunque para ello hay que inscribirse previamente, ya que el voto no es obligatorio, votan desde las 8 (3 de Argentina) y hasta las 19 (14 de Argentina), aunque en París y otras grandes ciudades los centros de voto cerrarán una hora más tarde, a las 20.

A partir de esa hora los medios galos, que trabajan conjuntamente con las principales encuestadoras del país, avanzarán el resultado en base a proyecciones de boca de urna.

En la primera vuelta del 23 de abril, 10.577.572 de franceses no se inscribieron o no fueron a votar, según el Ministerio del Interior. La cifra equivale a una abstención del 22,3%, un 2% más que en las últimas 10 elecciones presidenciales y un resultado intermedio entre lo obtenido por Macron (24%) y Le Pen (21.3%).

Hasta el lluvioso y frío mediodía local la participación fue de 28,23%, relativamente inferior a la de la primera vuelta (28,54%) pero notoriamente más baja que en los balotajes de 2012 (30,66%) y de 2007 (34,11%).

Macron, de 39 años, europeísta convencido y defensor de políticas económicas liberales, es el favorito en todas los sondeos,

El liberal votó acompañado de su esposa Brigitte poco antes del mediodía en la localidad de Le Touquet, en el norte del país, cerca del Canal de la Mancha.

El candidato del partido ¡En Marcha! tiene previsto trasladarse a París a lo largo de la jornada electoral. Si resulta vencedor , lo celebrará junto a sus seguidores en el Museo del Louvre, en el corazón de la capital.

Pocos después que Macron, Le Pen depositó su voto en Hénin-Beaumont, también en el norte de Francia. Se trata de uno de los principales bastiones de su partido, el Frente Nacional (FN).

Le Pen, de 48 años, defiende políticas proteccionistas a nivel económico, pregona un «Frexit», la salida de la UE y del euro, poner fin a la libre circulación entre los países que integran el bloque comunitario (el espacio Schengen) y reducir la inmigración a 10.000 personas por año.

Como en la primera vuelta, Le Pen sufrió un escrache del grupo feminista Femen, está vez una decena de activistas colgaron pancartas contra la ultraderechista en una iglesia de Hénin-Beaumont.

Entretanto, el sábado votaron en los territorios franceses de ultramar, de la Polinesia, América del Sur y el Caribe, y en los consulados galos de todo el mundo, incluyendo en los tres que se encuentran en Argentina, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.

Los sondeos predicen una cómoda victoria del liberal ex ministro de Economía del actual gobierno socialista de Francois Hollande, dado que el rechazo que generan las posiciones ultranacionalistas de Le Pen hicieron que casi todos los otros candidatos que compitieron en el primer turno llamaran a votar por él.

Si el electorado se dispersara más de lo esperado, Le Pen podría incrementar dramáticamente su nivel de apoyo, puesto que entre sus filas el abstencionismo es muy bajo y el mayor porcentaje de ausentismo en las urnas provendría de los electores de izquierda.

«Vine a votar contra la extrema derecha, no a favor de Macron aunque meta su boleta. Un ex banquero nunca podría representarme, es todo lo contrario a mis ideas. Estás son las paradojas de un sistema obsoleto que nos lleva a elegir siempre por el menos malo de los malisimos», sentenció Nathalie, de 52 años mientras esperaba su turno para sufragar en una escuela del distrito 19 de París, en el noreste de la capital.

Otro factor que suma preocupación en torno al ausentismo es que mañana es feriado, porque se conmemora el armisticio de la Segunda Guerra Mundial, y un fin de semana largo en plena primavera es otro factor que podría aumentar el abstencionismo.

En una escuela del distrito 10, Yacine, de 47 años, hijo de argelinos radicados en Lyon hace medio siglo, admitió que «estuve a punto a irme por el fin de semana largo pero decidí quedarme porque el temor a que el electorado de izquierda se desmovilice abriera la puerta a una victoria de los Le Pen. No podía priorizar mi descanso a un cambio cambiaría la Francia que siempre conocí para siempre».

Alentada por la inesperada elección de Donald Trump en los Estados Unidos y por el voto en el Reino Unido para salir de la UE, la euroescéptica Le Pen, anticipó que la elección francesa sería el siguiente paso en lo que definió como una rebelión mundial popular.

En cambio, Macron es la esperanza de la clase dirigente europea para frenar la ola de populismo nacionalista que emerge con fuerza en el Viejo Continente.

Ganar el balotaje solo será el comienzo de una extensa lista de desafíos para el mandatario que el 14 de mayo tome las riendas de la quinta economía mundial pero que desde hace varios años flirtea con la recesión y no puede contener la desocupación por debajo del 10%.

En línea con la forma de gobierno semipresidencialista del país, Francia celebrará elecciones legislativas a dos vueltas el 11 y el 18 de junio, y de la composición de la Asamblea Nacional (Diputados) dependerá el color político del primer ministro y su gabinete, que podría o no ser del mismo partido que el presidente.