Por Carlos Duclos

Gran cantidad de libros y una pila de discos compactos de música forman parte de su consultorio. No más entrar, una suave y delicada música clásica envuelve el oído del paciente hasta llegar al alma. La voz del médico Pablo Weiss, un especialista en urología rosarino reconocido en todas partes, suena apacible y tiene una sonrisa siempre a flor de labios. Y mientras este cronista saca lapicera, papel y grabador para iniciar la entrevista, Weiss también se prepara para las respuestas y para el viaje al Congreso de Urología que se hace todos los años en Estados Unidos de Norteamérica que reúne a los más destacados especialistas y al que él no falta nunca.

Los temas que nos llevan a Weiss no son muchos, pero importantes. Uno, sobre todo, el cáncer en el aparato urogenital del hombre y la mujer. En ese sentido, el profesional advierte en el caso del cáncer de próstata en el hombre que “aumentó el número de diagnósticos o de cánceres de próstata, pero también aumentó el número de cánceres de próstata curados”. En el caso de la mujer Weiss dice que el cáncer más frecuente en el aparato urológico es el de riñón, aunque también se incrementó el de vejiga. “El cáncer de vejiga en la mujer fue incrementando, estadísticamente, en forma semejante al aumento de mujeres fumadoras”, sostiene. El profesional cree que una de las causas del cáncer es el ritmo de vida, la mala alimentación y el shock psicológico.

—¿Cuáles son las enfermedades más comunes que aparecen en el aparato urogenital?

—Tendríamos que ver si hablamos del hombre, de la mujer y en qué período etario está cada uno. Es distinto el cúmulo de patologías, de enfermedades, que uno ve en chicos de lo que ve en el adolescentes y lo que se observa en los mayores. Hay enfermedades litíasicas o sea con cálculos, piedras en los riñones que pueden aparecer a cualquier edad. Hay enfermedades infecciosas de distintos orígenes, muchas veces las infecciones bajas son más frecuentes en las mujeres, por una cuestión anatómica de la mujer. Y por supuesto también hay un número importante de enfermedades tumorales o sea de cáncer de distintos orígenes que afecta tanto al hombre como a la mujer a cualquier edad. Es más frecuente en general en el hombre, estamos hablando de tumores de riñón, de vejigas. Y, por supuesto, el hombre después de los 50 años debe pensar en el cáncer de próstata. El cáncer de testículo, por ejemplo, tiene menos porcentaje estadísticamente, pero lo vemos y especialmente en gente joven, chicos de 18 y 20 años, entre los 20 y los 40 años es más frecuente.

—¿En el caso del cáncer de próstata se ha incrementado en los últimos tiempos?

—Hay dos maneras de ver esto. Estadísticamente aumentó; ahora bien, por un lado aumentó el número de diagnósticos o de cánceres de próstata, pero también aumentó el número de cánceres de próstata curados. Este resultado es debido a una serie de estudios que se implementan como control. Por ejemplo el famoso antígeno prostático específico, en donde detectamos precozmente la enfermedad y por supuesto se trata a tiempo. Entonces en parte uno puede hablar de mayor porcentaje de enfermos y en parte podemos hablar de mayor detección de la enfermedad. También es cierto que hay una tendencia a pensar que se ha incrementado porcentualmente por distintos motivos. Puede ser por la dieta, no nos olvidemos que hoy existen muchos ingredientes en la alimentación que no son buenos, conservantes, etcéteras. Muchos animales, por ejemplo, no solo ganado vacuno, porcino, aviar, se crían y dentro del alimento balanceado que se usa para hacer un engorde y una producción más rápida, existen excipientes y elementos que pueden desarrollar o favorecer el desarrollo de enfermedades.

—¿En el caso de la mujer, en cuanto a tumores, cuál es el más frecuente?

—El más frecuente es el tumor de riñón, estamos hablando dentro de lo que son tumores urológicos. Después seguiría el de vejiga y muy alejado el de uréter. El uréter es el tubo que va del riñón a la vejiga y cabe aclarar que una de las causas, totalmente estudiadas y definitiva en las pruebas, es que el cáncer de vejiga en la mujer fue incrementando, estadísticamente, en forma semejante al aumento de mujeres fumadoras. Es decir que desde los años 1920 en adelante, a medida que iba aumentando el número de mujeres fumadoras, también, exactamente igual va aumentado la curva de mujeres que padecen cáncer de vejiga.

—¿Cuáles son las medidas preventivas que debería adoptar tanto el hombre como la mujer para evitar esta enfermedad tan preocupante?

—Una dieta sana ayuda a evitar o disminuir la agresividad a cualquier tipo de tumores, incluso de colon, por ejemplo. Una dieta que sea pobre en grasas, que equilibre como corresponde la ingesta de verduras y frutas más que de carne.

—Pero existe otro factor para desencadenar el cáncer…

—Sí, esto es una apreciación personal y lo aclaro porque hay distintas corrientes, medicina psicoanalítica o psicosomática, y lo mío es solo una apreciación personal no como profesional. Lo que uno ve, es que muchas veces una enfermedad oncológica o sea una enfermedad producida por un tumor, se evidencia o aparece y luego se desarrolla, después de situaciones de shock psicológico o de estrés o de problemas emocionales muy fuertes. Por ejemplo, el fallecimiento de un ser querido. Uno ha observado que pacientes ya con la enfermedad previa que están controlados y anda todo muy bien, de pronto los estudios le comienzan a dar mal. Me sucedió con un paciente hace poco tiempo, que de golpe pasó de estar muy bien a muy mal y la esposa me comenta que lo que él no me había dicho era que hacía cinco meses había fallecido la hija. Casos como esos tengo unos cuantos y entonces si bien no lo puedo definir como una realidad académica, científica, realmente uno lo ve y hace el seguimiento de estos casos y observa que hay un componente, muchas veces, emocional que influencian mucho sobre la defensa que el cuerpo hace de sí mismo contra un agente enemigo como es, por ejemplo, el cáncer.

—¿Qué estudios médicos debería hacer tanto el hombre como la mujer para prevenir o atacar precozmente esta enfermedad?

—Hay dos temas: primero tratar de prevenirlo a través de una vida más sana, como decíamos antes con una dieta baja en grasas, con menos aditivos y conservantes y una vida que incluya como una costumbre, no como un castigo, ejercicios aeróbicos. Un chico lo puede hacer jugando al rugby, fútbol o nadando y una persona de mediana edad lo podrá hacer trotando y alguien más grande caminando. O sea cada uno de acuerdo a sus posibilidades físicas, pero hacer algo aeróbico, por ejemplo caminar 45 minutos o una hora diaria eso es muy bueno, baja el colesterol, baja el azúcar, mejora la calidad de la salud prostática. Después está lo que es mal llamada medicina preventiva, porque los chequeos para detectar un cáncer no son preventivos, son diagnósticos precoces. Eso nos lleva a que una patología grave uno la detecte cuando no es tan grave y las chances de curarse sean mucho más altas. Concretamente, una vida higiénico dietética saludable y controles periódicos médicos que permitan dejarnos tranquilos, si está todo bien, como dice la gente, o si aparece un inconveniente detectarlo cuando resolver el problema no sea tan complejo.

—¿Solía decirse que ingerir hormona artificial, por ejemplo pastillas de testosterona era perjudicial para la salud? ¿Qué efectos provoca la testosterona en el hombre?

—Hoy en día los que estamos en el tema, sabemos que no hay nada más alejado de la realidad que eso. La falta de testosterona, concretamente, no solo trae problemas de tipo sexual, como mínima erección, problemas de la líbido, del deseo, sino que la falta de esta hormona produce problemas mucho más graves, por ejemplo produce osteoporiosis, produce pérdida de masa muscular, aumento de la grasa abdominal que lleva al aumento del riesgo cardiovascular, produce retardo o aletargamiento de las respuestas a nivel cerebral, o sea que la falta de testosterona es mala y es mentira que produce cáncer de próstata, como se decía antes. Lo que sí es cierto es que si hay un cáncer de próstata no tratado, en ese caso lo incentiva, pero no lo produce. Lo que uno tiene que aprender o prestar atención es que si hay un hombre de 45 años y tiene clínica de falta de testosterona, antes de empezar un tratamiento hay que chequear la próstata. Lo que no es admisible es tratar la falta de la hormona sin haber evaluado la próstata que se hace con el antígeno prostático que es un análisis de sangre común y el tacto, son dos cosas muy sencillas. O sea que se puede y hay que tratar la falta de testosterona.

—Usted asiste con frecuencia a congresos internacionales, ¿advierte que la medicina ha avanzado, significativamente en los últimos años y cuál es el futuro que le espera?

—La medicina gracias a la biotecnología, al desarrollo bioquímico, químico, o al desarrollo de investigaciones, hoy se viene toda una ola de tratamientos a nivel molecular, incluso también desde el punto de vista del diagnóstico. Vamos a tener en poco tiempo posibilidades de diagnósticos precoces mucho antes que los diagnósticos que contamos hoy. También el cúmulo de nuevas terapias, de nuevos tratamientos, de nuevos equipamientos, lo permitirán. Si yo me pongo a ver lo que fue la urología hace treinta años, que en la historia del hombre no es nada, es totalmente distinta a la de hoy en gran parte de los diagnósticos, de los tratamientos y equipamientos. Pensar lo que va a ser dentro de otros treinta años no me lo imagino, porque lo que hoy nos parece que va a ser ciencia ficción va a ser realidad. De cualquier forma, yo siempre digo que al margen de toda la tecnología moderna que hay, el médico tiene que seguir siendo médico y no nos olvidemos que el 60 o 70% de un diagnóstico o de pensar en una patología viene del diálogo, de sentarse y hablar con el paciente y más que hablar escucharlo. Eso no se cambia con nada y hay que tenerlo en cuenta, sigue siendo importante, lo otro serían lo que llamamos estudios complementarios, tanto ecografías, tomografías, resonancias, son para complementar. Pobre del que piensa que con eso resolvemos todo y no hace falta pensar, porque ahí se terminó la historia.