Por Jorge Alberto Ripani*

En 1943, la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, celebrada en Panamá, propuso una fecha unificada para todo el continente; eligiéndose el 11 de septiembre.​ Dicha fecha ha continuado conmemorándose en la Argentina, pero se ha abandonado en el resto del continente. Es un día conmemorativo dedicado a los maestros, catedráticos y profesores del país. Y un homenaje a Faustino Valentín Sarmiento, más conocido como “Domingo” pues así le llamaba su madre, en el aniversario de su fallecimiento.

Paralelamente por Ley 1106/16 sancionada el 18 de agosto de 2016 por la Legislatura de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, se instituyó en el ámbito de la provincia el «Día del Maestro Bicontinental Argentino» al 11 de marzo de cada año.

La corriente historiográfica oficial considera a Sarmiento como el «padre del aula», “guía de la niñez argentina”, “Maestro de América”, “Sarmiento el soñador, -que- sigue soñándonos”. Por ella es que también se ha mandado y se manda a cantar “el himno a Sarmiento” a los alumnos primarios y secundarios y que está vigente la ley que declara el 11 de septiembre como el día del maestro.

En un reciente artículo, “Consecuencias jurídicas de la «grieta» argentina”, Ciuro Caldani enseña que “así como se afirma que si la historia la escriben los que ganan quiere decir que hay otra historia, agregando quien quiere oír que oiga, cabe decir que si las normas las escriben los que pueden quiere decir que son referibles otras normas, las de los que no pueden, continuando con quien quiera saber que sepa.”

Sarmiento integró una parte en Argentina que triunfó en Caseros – Pavón sobre otra y moldeó nuestro país desde ese momento, hasta la llegada de la Ley Sáenz Peña (ver vídeo) y la UCR. Alrededor de 60 años. Para ello el acompañamiento educativo fue importante.

¿Es posible otra cosmovisión? ¿Hay que cambiar de fecha el día del maestro? ¿Qué hay en él debe de Sarmiento?

Sarmiento nació en San Juan, el 15 de febrero de 1811. Fue gobernador de su provincia natal entre 1862 y 1864; Presidente de la Nación entre 1868 y 1874; senador nacional por su provincia entre 1874 y 1879 y ministro del Interior en 1879. Integró la masonería, llegando a ser gran maestre con el grado 33, el más alto.

Sin pretender abarcar todo por las características de esta columna, iremos delineando algo del pensamiento de Sarmiento.

Así como sus compañeros de la Generación del 37, debió exiliarse del federalismo rosista. Desde Chile escribió “Facundo. Civilización y Barbarie” que circuló secretamente, como libro de oposición a Rosas. Él sufriría la misma situación pero a la inversa con “Martin Fierro” del federal José Hernandez, durante su presidencia.

La civilización para él era la ciudad, en especial “la culta Buenos Aires”. Esta, más cercana a lo europeo en tanto inglés y francés (la famosa frase escrita en una piedra “las ideas no se matan”, la escribió en francés) que le representaba el tren del progreso. La barbarie, era el campo, el indio y el gaucho, lo hispanoamericano, el cristianismo, todo eso le representaba el atraso. Para Sarmiento, esta grieta, solo podía solucionarse con el triunfo violento de la civilización sobre la barbarie que debía ser suprimida.

Consecuentemente sobre los indios decía “quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos sin poderlo remediar, una invencible repugnancia”. También pide el asesinato de los niños aborígenes: “Se les debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño que tiene ya, el odio instintivo al hombre civilizado.” Del gaucho y los federales que quedaban luego del exilio de Rosas, le escribió a Mitre: «No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes. No deje cicatrizar la herida de Pavón. Urquiza debe desaparecer de la escena, cueste lo que cueste. Southampton o la horca». Sobre Artigas, padre del federalismo, artífice de la primera declaración de independencia de la patria y libertador de América, dijo «es un bandido, un tártaro terrorista. Jefe de bandoleros, salteador, contrabandista, endurecido en la rapiña, incivil, extraño a todo sentimiento de patriotismo, famoso vándalo, ignorante, rudo, monstruo, sediento de pillaje, sucio y sangriento ídolo con chiripá. Ese salvaje animal que enchalecaba hombres con cuero fresco lleva por séquito inseparable el degüello y la devastación».

Tras el asesinato del Gral. chacho Peñaloza, le dijo a Mitre: “No sé lo que pensarán de la ejecución del Chacho. Yo aquí… he aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses.” A esta altura nos preguntamos ¿Dónde quedó «On ne tue point les idées»?

Tras la victoria del ejército grande de Urquiza del que Sarmiento formó parte, se derogó la ley de aduanas, la clave del penúltimo bastión proteccionista de América del Sur. Por el contrario, se apostó al liberalismo económico. A la inserción en el mundo como productor de materia prima y receptor de manufactura.

El último era Paraguay. Sarmiento apoyó y finalizó como presidente, el genocidio paraguayo en la guerra de la triple alianza. Trató a los paraguayos de animales. Así manifestó “Son unos perros ignorantes… Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrescencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”. La orden en la guerra era que no quedara paraguayo mayor de doce años vivo. Y sobre el destino de parte del territorio paraguayo escribió “con emigrados de California una colonia en el Chaco que puede ser el origen de un territorio, y un día de un territorio yanqui”.

Consiguientemente con esa idea de fragmentación territorial; de la Patagonia y las Islas Malvinas dijo: “Para Buenos Aires tal posesión es inútil. Magallanes pertenece a Chile y, quizá, toda la Patagonia.” Que «Es una tierra desértica, frígida e inútil. No vale la pena gastar un barril de pólvora en su defensa.” Y “La invasión de las Malvinas por parte de los ingleses es útil para la civilización y el progreso».

A la presidencia, Sarmiento llegó mediante el fraude electoral. “Los gauchos que se resistieron a votar por nuestros candidatos, fueron puestos en el cepo o enviados a las fronteras con los indios y quemados sus ranchos. Bandas de soldados armados recorrían las calles acuchillando y persiguiendo a los opositores. Tal fue el terror que sembramos que el día 29 triunfamos sin oposición”. En una carta a Mitre le dijo «Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad?… usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta”.

Respecto de la enseñanza católica en las escuelas, estuvo en contra: «Los frailes y monjas se apoderan de la educación para embrutecer a nuestros niños… Ignorantes por principios, fanáticos que matan la civilización, emigrantes confabulados y récua de mujeres; basura de Europa, son la filoxeta y el cardo negro de la pampa, hierba dañina que es preciso extirpar». Y fue de frente contra la presencia de una de las tres virtudes teologales en el estado: “Las Cámaras no deben votar partidas para la caridad pública  porque la caridad cristiana no es del dominio del Estado. El Estado no tiene caridad, no tiene alma…Si los pobre se han de morir que se mueran…El mendigo es como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad que se le dé dinero… ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por causa de sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad; no se les debe dar más de comer.”

En su presidencia la red ferroviaria pasó de 573 kilómetros a 1331. Sin embargo señala Pigna que “En lugar de un modelo ferroviario en forma de telaraña, o sea interconectado, se construyó uno en forma de abanico, sin conexiones entre las regiones y dirigido al puerto.”

Como gobernador de San Juan “Dictó una Ley Orgánica de Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria y creaba escuelas para los diferentes niveles de educación, entre ellas una con capacidad para mil alumnos, el Colegio Preparatorio, más tarde llamado Colegio Nacional de San Juan, y la Escuela de Señoritas, destinada a la formación de maestras.”

Y “Durante su presidencia siguió impulsando la educación fundando en todo el país unas 800 escuelas y los institutos militares: Liceo Naval y Colegio Militar” (Pigna).

Sarmiento desarrolló la educación. Pero fue una educación donde se impuso la historia oficial y la filosofía de la Generación del 37.

Por lo expuesto, concluimos que el proyecto jurídico político de Sarmiento es parcial. Su visión de civilización es eurocéntrica y librecambista. No hay un pensamiento situado. En lo eurocéntrico, la preferencia por Francia e Inglaterra. Se cuela algo de Norteamérica, luego de su paso por allí.  Esto va en detrimento de la unidad hispanoamericana. La idea de librecambio va contra el proteccionismo rosista y paraguayo. Posiblemente dentro de esa idea de civilización urbana porteña, hay un diálogo con el unitarismo rivadaviano. Ello está en relación con su racismo hacia los indios y gauchos federales  y su denuesto a lo popular. En lo político es conservador ya que apela al fraude electoral y no a la democracia. Este pensamiento llevado al extremo, aniquila al adversario (el genocidio paraguayo y el exterminio indígena y gaucho). Hay una idea contra la caridad cristiana, valor presente en la religión católica tradicional de la América española. En materia territorial del estado argentino, Sarmiento se muestra a favor de la fragmentación (la Patagonia, las Malvinas, Chacho).

Seguramente un maestro bicontinental sureño, no se sentiría representado por lo escrito respecto de la Patagonia, el Estrecho de Magallanes y las Islas Malvinas.

Atendiendo que el proyecto de Sarmiento representó sólo a una parte de la comunidad argentina y que existen otras cosmovisiones, es posible que haya que pensar en un día del maestro distinto, más representativo y tendiente a la unidad del pueblo argentino.

 

    * Abogado especializado en Derecho Político e Historia Constitucional.