Por Aldo Battisacco (Textos) y Salvador Hamoui (Fotos) – Enviados especiales a Tucumán
En el marco de la celebración del XI Congreso Eucarístico Nacional que se desarrolló en San Miguel de Tucumán y de las actividades que son promovidas en vísperas del 200 aniversario de la Declaración de la Independencia en la histórica Casa de Tucumán, Conclusión dialogó con el gobernador de esa provincia, Juan Manzur, quien se refirió a la importancia de la pasión por la Fe, reflexionó sobre las decisiones emancipatorias de un pueblo y formuló una invitación a todos los argentinos para el festejo del Bicentenario del próximo 9 de julio.
El gobernador, que previamente asistió a varios actos protocolares con motivo del Congreso Eucarístico, recibió a la delegación de la Unión Argentina de Rugby (UAR) y al equipo nacional Los Pumas, en la casa de gobierno.
Luego de la presentación, Juan Manzur, desgranó afablemente algunos conceptos a este medio acerca de cómo vivenciaba el pueblo tucumano las manifestaciones de Fe y las jornadas que se vienen gestando en el mundo deportivo, artístico y académico en el contexto de actividades que ofrecen los festejos del Bicentenario:
«Lo que estamos viviendo todos los argentinos que se han congregado en esta ciudad -con fervor religioso y pasión- es el acompañamiento a la celebración de la misa de apertura del XI Congreso Eucarístico Nacional, donde más de 80 mil personas se dieron cita. Peregrinos de toda Argentina, dan evidencia a cada momento de convertir la alegría en esperanza».
Casa de Gobierno de la provincia de Tucumán
— ¿De qué manera trasciende esta fecha como mensaje?
— Habla de un sentimiento que promete un futuro mejor para todos los argentinos. Nuestra querida argentina nació en el interior y fue en Tucumán hace casi 200 años. Aquí se juntaron aquellos próceres que acudieron a una casa humilde, a tan solo dos cuadras de la actual casa de gobierno y declararon la Independencia, para llenar de libertad a todos los habitantes de lo que había sido, 6 años antes, el virreinato del Río de la Plata. Fue aquel 9 de julio de 1816 y estamos ahí nomás en calendario y corazón, próximos a cumplir los 200 años de vida. Y nunca más bienvenido, porque revivimos esa gesta con Fe y pasión por la reafirmación de un pronunciamiento emancipatorio. Esto esta reflejado por eventos que comenzaron hace dos meses que alcanzan lo institucional, hechos académicos y deportivos.
— El acta de Independencia, tiene una trascendencia institucional ya que constituye el certificado de nacimiento de la Patria, ¿cuál es su sensación Gobernador, pensó alguna vez como tucumano ser el primer mandatario que sintetizaría los 200 años de vida de la Patria?
— Se siente mucha alegría pero por sobre todo mucha responsabilidad, de recordar y comprender nuestra historia para aprender y entender que debemos mirar hacia adelante, acompañar la construcción del futuro, que es promesa porque es lo que vendrá. Tucumán es la provincia más pequeña que tiene la argentina. A pesar de ello el 9 de julio me gustaría recibir a todos los argentinos. La casa es chica, pero el corazón de este gobernador y de todos los tucumanos es muy grande.
— ¿Hay una forma de reeditar la gesta de quienes le retribuyeron a sus representados la constancia de su mandato?
—Queremos que vengan todos a rememorar el nacimiento de la patria, porque debemos acompañarnos mutuamente, la gesta fue de todos los pueblos del interior a través de sus representantes a constituir las bases de una nueva pasión de sueños comunes, como fue instituida una sola bandera en las costas del Paraná en 1812. El deseo en la insignia azul y blanca como símbolo de la unidad de los Argentinos. Y luego, en mi patria chica -hace 200 años- una vecina de esta ciudad, Doña Francisca Bazán de Laguna, entregaba su casa para que allí deliberen y declaren la Independencia Argentina y después de transcurridos 200 años la historia se repite. Los tucumanos ofrecemos nuestra casa para que todos sean bienvenidos.
— ¿Un mensaje ante la inminencia de 200 años de la Declaración de la Independencia?
—Mi mensaje para quien lo reciba, es de esperanza, alegría y fe. Somos parte de un país bendecido por Dios. Y todos debemos aportar lo mejor que tenemos para construir la gran Argentina que viene.
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