La segunda campaña electoral en seis meses en España comienza esta medianoche con el líder conservador Mariano Rajoy y el izquierdista Pablo Iglesias como máximos protagonistas, siendo el primero favorito a vencer en los comicios del 26 de junio y el segundo su rival más directo para hacerse con la presidencia del gobierno.

Unas horas antes del pistoletazo de salida -con la tradicional pegada de carteles electorales en Madrid-, la encuesta electoral más importante del país, elaborada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, público), situó al presidente en funciones y candidato del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, como ganador.

El dirigente conservador, no obstante, sigue sin contar con una mayoría suficiente para gobernar, como ya ocurrió después de las elecciones del 20 de diciembre pasado, cuando España alumbró el Parlamento más fragmentado desde el retorno a la democracia tras el franquismo.

Por la incapacidad de los partidos para llegar a acuerdos o por especulaciones y cálculos políticos, la situación derivó en la repetición de las elecciones, algo inédito en 40 años de democracia, tras un intento fallido de formar gobierno del socialista Pedro Sánchez, que entonces resultó segundo.

Pero de cara a la nueva cita con las urnas, la gran novedad es que ese lugar ya no lo ocuparía Sánchez sino la coalición «Unidos Podemos» que, según el sondeo del CIS, materializará el famoso «sorpasso» (adelantamiento) al Partido Socialista (PSOE), convirtiéndose en la principal fuerza de izquierda de España.

Esta candidatura, pactada entre Iglesias, el líder del partido anti ajuste Podemos, y el de Izquierda Unida (IU), Alberto Garzón, es la única variable distinta respecto al escenario político de hace seis meses.

Las últimas encuestas ya apuntaban a que la coalición de izquierda conseguiría más votos que los socialistas, pero la gran incógnita, y la clave, es si finalmente lograrán superarlos en escaños, como refleja la reciente encuesta.

Por su parte, el partido Ciudadanos, liderado por el liberal Albert Rivera, volvería a obtener el cuarto puesto, prácticamente con los mismos apoyos, detrás del PSOE.

La foto con la que comienza la campaña muestra que el bloque de izquierda se quedaría a sólo 4 escaños de la mayoría absoluta de 176 diputados (Unidos Podemos, 92, y PSOE, 80), mientras que la derecha se situaría a una distancia mucho mayor, 16 escaños (PP, 121 y Ciudadanos, 39).

De confirmarse estos resultados, el líder del PSOE, el partido que más tiempo gobernó en España, se encontrará en una situación muy incómoda, ya que tendrá en sus manos desbloquear la formación de gobierno pero sin poder liderarlo, ya que Iglesias sería el legitimado para asumir ese papel.

Después de haber rechazado la posibilidad de un gobierno de coalición con el líder anti ajuste durante las negociaciones pasadas -por la resistencia de parte del PSOE- es probable que tras el 26 de junio esa sea la única vía para el «cambio» progresista que él tanto defiende.

La otra posibilidad que tiene Sánchez es apoyar la «gran coalición» liderada por el PP y en la que se podría incorporar Ciudadanos, que también rechazó en los últimos meses, o abstenerse y dejar a Rajoy gobernar en minoría.

Sin embargo, el escenario podría moverse en los próximos 15 días, teniendo en cuenta que el propio CIS reveló que cuatro de cada 10 votantes de las elecciones del 20 de diciembre decidieron el sentido de su voto durante la campaña. Ahora el porcentaje de indecisos es de un tercio del total, un 32,4%.

Convencer a estos electores y lograr la mayor movilización posible será un factor decisivo, sobre todo si la intención es superar al PP, que cuenta con votantes mucho más fieles que el resto de los partidos.

«La gente sabe que en estas elecciones nos jugamos qué opción de país queremos, y no se va a quedar en casa», aseguró el «número dos» y director de campaña de Podemos, Íñigo Errejón, quien, pese a mostrar entusiasmo por las encuestas, llamó a la prudencia porque aún «queda mucho partido».

Iglesias, por su parte, subrayó que en estas elecciones “hay dos certezas muy claras: no va a haber mayorías absolutas y sí dos opciones de voto”. “Nosotros queremos que el PSOE se decida por pactar con nosotros”, aclaró el candidato de Unidos Podemos.

Rajoy, por su parte, sostuvo que los sondeos son un «estímulo» e insistió en la misma línea en que la batalla electoral es bipolar, entre la «moderación» que representa el PP o «el extremismo y la radicalidad» de Podemos.

Los votantes del PSOE y Ciudadanos cuentan con electorados menos movilizados y, según coinciden los expertos, son los más perjudicados en una campaña cada vez más polarizada, pese a que han sido los protagonistas en los últimos meses de negociaciones con un acuerdo, insuficiente.

En esta línea, Sánchez reconoció que la abstención es su principal enemigo.

«Cuando España ha necesitado cambio, los socialistas no hemos fallado y hemos acudido a votar en masa; con lo cual, hoy más que nunca, depende de los (votantes) socialistas que haya cambio y que haya gobierno a partir del próximo 26 de junio», dijo en diálogo con la radio Cadena Ser.

«Necesitamos un empujoncito», apuntó a su turno Rivera, tras recordar que luego de las pasadas elecciones hubo «muchas propuestas de cambio (…) que se quedaron atascadas literalmente por la falta de escaños».

Tras medio año de bloqueo político, por más que los partidos insistan en hablar de sus programas, el tema crucial será saber quién está dispuesto a pactar con quién y bajo qué circunstancias.

Y esto, muy probablemente, saldrá a la luz en el único debate televisivo entre los cuatro principales candidatos que tendrá lugar el próximo lunes. Será el primero de Rajoy, ya que en la anterior campaña se negó a participar de este formato y sólo debatió con Sánchez, que entonces era su rival más directo.

“En un debate no se juega uno la campaña electoral; malo sería si fuera así”, sostuvo hoy el líder conservador, restándolo importancia a esa cita. En cambio, Iglesias y Rivera calificaron ese duelo como «crucial».