Por Andrea San Esteban

Según la Confederación General Empresaria de la República Argentina (Cgera), entre enero y abril las empresas tuvieron una caída que no se veía hacía años, mientras que la capacidad instalada fue de apenas el 66%.

El relevamiento, que se dio en más de 210 empresas, encontró que el primer cuatrimestre, en comparación con el mismo período del año pasado, fue malo para sectores sensibles. Las Pymes piden el restablecimiento generalizado del Repro, el subsidio del Ministerio de Trabajo para solventar una parte del salario de los trabajadores.

La Cgera relevó el desempeño de nueve sectores industriales en los primeros cuatro meses, con una caída general del 24,5 por ciento. Uno de los rubros cuya situación tuvo mayor difusión es el textil, que según el informe cayó un 30 por ciento y está utilizando el 65 por ciento de su capacidad instalada, mientras que el nivel de actividad de los fabricantes de insumos para la industria textil y confección bajó un 20 por ciento.

A la caída general de la demanda que afecta al sector se suma el incremento de importaciones que todavía se siente a partir de la aprobación, en diciembre pasado, de los pedidos de importación acumulados.

Un sector muy perjudicado es el de tintas gráficas, que bajó un 30 por ciento en el año y está en apenas el 50 por ciento de la capacidad instalada.

El informe aclara que “el sector de tintas gráficas posee una muestra diferencial entre los fabricantes de tintas para envases flexibles, con una caída de un 20 por ciento, mientras que en tintas offset la caída asciende a un 40 por ciento”. Aquí también el tema importaciones cobró importancia, con un aumento del 12 por ciento en promedio. “A modo de ejemplo, la importación desde el 1º de enero al 30 de abril de 2015 de tintas gráficas (negras y otras) fue de 1.338.699 kilogramos, mientras que en el mismo período de 2016 ascendió a 1.491.956 kilogramos, un aumento del 11,4 por ciento”, dice la Cgera. En calzado la baja fue del 21 por ciento vinculada a la caída del consumo interno, mientras que la producción de insumos para la industria del calzado y marroquinería bajó un 20 por ciento.

Empresas recuperadas

Los investigadores del Centro de Documentación de Empresas Recuperadas, que funciona bajo el programa Facultad Abierta de Filosofía y Letras de la UBA, dicen que “en el sector privado ya se han dado numerosos despidos y hay una fuerte disminución de la producción, lo que se refleja también en las empresas recuperadas del sector”.

Actualmente hay en el país 367 empresas recuperadas que ocupan a 15.948 trabajadores. En relación a diciembre de 2013, cuando fue publicado el informe anterior del sector, aparecieron 43 nuevas empresas autogestionadas por sus trabajadores en reemplazo de los dueños privados.

“La posibilidad de la autogestión demostró ser una alternativa viable para preservar fuentes de trabajo y recuperar las empresas que los patrones cierran o abandonan”, indica el informe.

Un dato que sostiene esa afirmación es que las recuperadas que nacieron desde 2008 ya superan en número a las surgidas de la crisis de 2001/02, momento identificado con el movimiento de empresas recuperadas.

En términos sectoriales, dominan las recuperadas metalúrgicas (72 empresas), seguidas por alimentación (50), gráficas (38), textiles (28), gastronomía e industria de la carne (25), construcción (18), salud (12), aserraderos (10) e industria del cuero (9). Cada empresa recuperada emplea en promedio a 43 personas. Sin embargo, a pesar de haber sido una conquista obrera, se generaron políticas para la atomización de la producción propia.

Hay en este contexto un doble discurso del poder: por un lado se habla de la importancia de generar trabajo genuino y privado, y por otro se le quitan todas las herramientas conseguidas y se les complejiza el presente, llevándolas casi al quebranto. Pero ¿cuál es el modelo de país que se busca? Neoliberalismo desarrollista.

Gerenciar el país

Este es un concepto que ya se había mencionado y que parece un contrasentido. Tampoco es una mutación del sistema. No, es diferente. Se trata de que convivan dos modelos aparentemente opuestos. La idea de gerenciar un país como una empresa, prevalece. Sin sentimentalismos, ni banderas políticas, propias de los grandes partidos de la historia de este país y sin sensibilidad social.

El sistema tiene que ser eficiente, extractivista, y corporativo. Se cambian las lógicas de análisis y de razonamiento. Se busca concentrar más. Habrá beneficios pero para un sector determinado, que en el pasado pudo y supo acumular, para tener “oxigeno” y más. No importa donde, si en Argentina o en el extranjero. Casi como una premiación. Una cucarda. Ahí la compensación del desarrollo. El crédito no es para quien lo necesita, sino para quien puede demostrar que tiene un respaldo seguro. La mano de obra, como los materiales y los territorios, pretenden sean utilitarias. La dignidad que otrora daba el trabajo, cambiaría de carácter. Y es muy complejo despojarse de las creencias y modos de sentir que nos daba el pertenecer a un lugar de trabajo. Las agrupaciones y los gremios. Ni hablar del sentimiento de pertenencia en la construcción de una empresa recuperada. Tal vez sea necesario reconceptualizar: el neoliberalismo eleva al mercado mostrándolo como la mejor expresión social, anulando prácticamente al Estado y privatizando hasta la biodiversidad.

En los años 90 se relató el Consenso de Washington, que se trataba de un listado que incluía políticas económicas aconsejadas para América Latina con el objetivo de privatizar la recaudación de aportes a la seguridad social, el achicamiento del gasto público en salud y educación, que llevó a la creación de escuelas privadas y de servicios de medicina paga, la no inversión en el sector del transporte público, la casi nula presencia de programas sociales a sectores sociales vulnerables, etc.

¿Cuál Programa de Gobierno?

Tal vez, erradamente, la sociedad, los trabajadores, estén esperando la presentación de un plan a futuro inexistente. El no plan, es el plan. El proyecto siempre está en presente, es verticalista. Desplaza a las economías regionales, expropia los commodities y los agota. Compite, desplaza, destruye, acapara. No existe al parecer un proyecto diseñado, basado en la producción con rostro humano. Hay puntos ciegos en este modelo. Vacíos ambientales, humanos, éticos y morales. Se llama a esto “sectores de sacrificio”, sobrante biológico. ¿Qué tiene de desarrollo? La mega empresa podrá desarrollarse. Se impone un consenso de que esta era la única salida y entonces la idea de oponerse a ello, nos deja con el concepto de atrasados, sentimentales. Obsoletos. Al fin de cuentas el país como empresa, una gran empresa, se acomoda a los vaivenes mundiales o quiebra.