Por Fabrizio Turturici

“Con el papa Francisco seguimos compartiendo una relación de amistad y causas comunes”, aclara Gustavo Vera, legislador porteño y titular de La Alameda, quien salió al cruce por los entredichos periodísticos sobre un “falso” alejamiento con el sumo pontífice.

A renglón seguido, emitió que Francisco no pasará por Argentina durante una gira latinoamericana en 2018 porque “aquí no están las condiciones dadas”. Y agregó que el Papa “está preocupado por los despidos, la pobreza estructural y el avance de las mafias”.

En otro plano, Vera se refirió a la situación judicial de la ex presidenta tras decir que “Cristina es una perseguida política por este gobierno, que busca neutralizarla electoralmente mediante la extorsión a sus hijos”.

Ácido en sus apreciaciones, el titular de La Alameda, una ONG que lucha contra las mafias en Argentina, sostuvo que “el macrismo no se diferencia del kirchnerismo en el combate contra el narcotráfico”, ya que siguen existiendo varias problemáticas, que más tarde detalló con precisiones. “Estamos en presencia de una descomposición institucional importante”, remató.

El activista social  y legislador de Bien Común busca consolidar su posicionamiento en los comicios de medio término. Y para eso apuesta a la constitución de un frente electoral progresista que pretende ser “el punto de unión para el peronismo y la centroizquierda”, con referentes como Pino Solanas, Jorge Taiana, Mariano Recalde, Héctor Polino, Rubén Giustiniani, Víctor Santa María y otros.

—¿Se ha avanzado en el combate contra las mafias en Argentina?

—Hay pequeñas cosas en las que se ha progresado: por ejemplo, en la Capital Federal votamos una ley para cerrar los prostíbulos. Pero a nivel nacional no hubo cambios significativos. Cambiemos se presentaba como la alternativa para terminar con el narcotráfico, pero lo cierto es que el jefe de la Policía Federal se llama Néstor Roncaglia, que era el jefe de la división de drogas peligrosas en la época de Cristina, cuando Naciones Unidas ya decía que éramos el primer consumidor latinoamericano de cocaína y el tercer exportador mundial. Pablo Bressi es el jefe de la Bonaerense, también casualmente estaba en la sección de drogas peligrosas durante el gobierno de Scioli. Lejos de ser investigados, fueron ascendidos. También se premió con un cargo a Guillermo Calviño, que tiene una causa abierta en la Justicia por sugerir a sus subalternos que eludan una investigación por coimas. Todo esto demuestra el nivel de complicidad que existe. Por otro lado, el segundo de Patricia Bullrich, que es Burzaco, nos dice que en Argentina no hay presencia de carteles. Esto me hace acordar a cuando Aníbal Fernández nos decía que éramos un país de tránsito mientras Francisco hablaba de la mexicanización. En líneas generales, claramente el panorama es malo. A falta de pan, tenemos el circo que promueven los servicios de inteligencias, difundiendo escuchas ilegales, armando falsas denuncias y escribiendo calumnias increíbles contra todos aquellos que planteemos resistencia a este modelo. Estamos en presencia de una descomposición institucional importante.

—¿El papa Francisco transita por la misma línea de pensamiento?

—Está preocupado por los despidos, la pobreza estructural y las mafias como el avance del narcotráfico en el país. Esto es lo que piensa desde hace mucho tiempo y cada vez que lo veo nos sentamos a hablar de estas cosas. Pero yo no le pido soluciones políticas ni partidarias porque no corresponde. Y él no es quién para plantear que debe tomarse tal o cual medida.

—El año que viene tendrá una gira por la región, pero una vez más no pasará por Argentina. ¿Está relacionado con todo esto?

—Claro que está relacionado. No están dadas las condiciones para que el Papa venga a la Argentina. Hay algunos periodistas de medios con audiencia que parece que se han puesto de acuerdo para estigmatizar y criticarlo en cuantas posibilidades puedan.

—¿Imagina un gran frente electoral con dirigentes kirchneristas y massistas?

—Nosotros planteamos que se está devastando la calidad de vida de los argentinos y que el 70% de la gente no está llegando a fin de mes, porque para eso deben ganar 25 mil pesos y no 8. Las elecciones -en nuestro caso- pasan a un segundo plano, ya que primero pensamos que debe darse una concertación económica y social que logre restituir los derechos de la gente. Estamos trabajando para la máxima unidad de acción en el plano social, sindical, político y económico. No significa que nos olvidemos de las diferencias con algunos aliados tácticos.

—¿Aspirar a encarnar la unidad del peronismo?

—Nosotros queremos ayudar a unir al peronismo, a la centroizquierda y a militantes cristianos que realizan trabajos comunitarios en distintas parroquias, en un movimiento que levante la bandera del “Laudato Si”, que para nosotros es el programa de acción más importante que tiene la humanidad. Por eso es un libro de referencias para muchísima gente de distintas religiones, pues plantea la agenda pública global. Creo que el laudatismo puede ser un buen punto de partida para repensar una unidad del campo popular.

—¿Qué responde cuando lo acusan de kirchnerista?

—Nada, si los kirchneristas me tildaban de gorila cuando, por ejemplo, denunciaba los departamentos de Eugenio Zaffaroni… Ya estamos acostumbrados a este pensamiento binario donde pertenecés a un extremo o al otro. Es un tanto infantil…

—¿Qué piensa del juicio político que se está impulsando contra Macri?

—Prefiero esperar a ver las medidas que determine el juez Lijo con el tema del Correo Argentino. También estoy siguiendo atentamente los Panamá Papers. Son dos causas graves donde si existe material probatorio para alcanzar un procesamiento confirmado por Cámara, me parecería correcto. Mientras tanto lo veo prematuro en cuanto a nivel probatorio, por lo tanto puede ser interpretado más como una chicana oportunista electoral que como una denuncia seria.

—¿Cristina podría transitar por el mismo camino hacia la cárcel?

—Pienso que la ex presidenta no es una persona perfecta, ya que cometió muchos errores y varios de ellos deben ser investigados judicialmente. Pero en este momento lo que le está ocurriendo es una persecución política, fundamentalmente a sus hijos, con fines de extorsión para neutralizarla en el próximo acto eleccionario.