Hay sucesos que algunas personas anticipan no porque sean profetas o videntes, sino porque previo a su consumación  son precedidos por “umbrales” o “sutiles acciones” cuyas consecuencias advierten los ojos atentos y las mentes reflexivas e informadas.

Hace unos 18 años un abogado penalista en los pasillos de los Tribunales provinciales me advirtió: “la droga ha comenzado a fluir como nunca en esta región y la tapará con nefastas consecuencias”. La realidad muestra hoy el acierto.

En un tradicional bar de la ciudad de Rosario, hace ya unos años, cuando hablábamos con un amigo del terrorismo islámico que conocía la realidad de Medio Oriente me dijo: “ahora van por los judíos, luego irán por los cristianos y finalmente por cualquiera que se oponga a sus locos ideales”. No hace falta decir que Israel es permanentemente atacada, que los judíos del mundo son perseguidos de diversos modos. Por otra parte: ¿es necesario recordar los miles de casos de cristianos crucificados, decapitados, perseguidos desde hace un tiempo?

Pero ahora, hace apenas unos días, la prensa del mundo ha dado a conocer esta noticia: “El grupo terrorista Estado Islámico decapitó a al menos 400 personas, en su mayoría niños, mujeres y ancianos, en la ciudad siria de Palmira desde que tomó su control el pasado miércoles, según informó la televisión oficial siria, que citó a fuentes locales (…) Las víctimas fueron asesinadas debido a «su lealtad al Gobierno sirio y su desobediencia al ISIS», según el canal estatal, que agregó que «estos crímenes se están perpetrando ante el vergonzoso silencio de la comunidad internacional». No hace falta recordar que el gobierno sirio es un gobierno musulmán. Ya nadie está a salvo.

Pero como dije también hace años en un escrito publicado en el diario La Capital (“El mal repta sobre la faz de la Tierra) y reitero hoy,  no nos podemos dejar seducir por ciertas voces que nos hablan de la “libertad occidental”. Voces que también se ufanan al  pronunciar el nombre de Dios, pero que a la hora de actuar son tan terroristas, o peores aún, que los integrantes del Estado Islámico, Hamas, Hezbollah, Al Qaeda y otros grupos.

Voces con poder, que no han trepidado, por ejemplo, en mentir para invadir Irak, (como Bush, Blair y sus aliados) diciendo que el ex dictador Sadam poseía armas de destrucción masiva. La invasión, quedó demostrado, no tenía otro propósito que el “oro negro”, el dinero, y el ahorcamiento del ex dictador y la aniquilación de su régimen han generado estas consecuencias. Sí, porque con todas sus falencias, Husein mantenía a raya a los peligrosos sectores que han encontrado ahora vía libre para perpetrar sus genocidios. Otro tanto puede decirse, por ejemplo, de Libia y el abatimiento de Muamar el Gadafi.

Voces que se dicen occidentales, democráticas y cristianas, pero que ahogan a los más débiles de todo el mundo en la pobreza, en el hambre, en la enfermedad, sin importarles el destino de millones de criaturas inocentes, padres impotentes y ancianos desvalidos.

Y desde luego que no es necesario viajar a Irak, a Siria, al Africa, para ver tanto ser humano maltratado, basta con darse una vuelta por cualquier calle de Rosario o de cualquier pueblo o ciudad Argentina, porque el maligno, el terrorismo, es también económico y está encarnado en empresarios, en políticos de diversos signos, en falsos líderes que hacen alarde de bien social, pero en realidad sirven al mal. El mal y sus agentes se están metiendo por todos los resquicios.