Tras el ataque ocurrido en la ciudad de Mar del Plata, cuando el presidente Mauricio Macri participaba de un acto oficial en el barrio Belisario Roldán, desde el sector kirchnerista salieron al cruce a desmentir los hechos y agresiones frente al primer mandatario.

Así lo señaló la concejal marplatense del Frente para la Victoria Marina Santoro, quien desmintió hoy que militantes del kirchnerismo hayan atacado a pedradas al presidente y su comitiva durante el acto que tuvo lugar el sábado en el barrio Belisario Roldán, aclaró que lo que hubo fue un «repudio social» de vecinos y organismos de Derechos Humanos que fue «pacífico».

«Lo del piedrazo no existió. Aquí no sucedió nada que tenga que ver con algún hecho violento ni con agresiones al presidente. Lo que sucedió es que hubo un repudio social de vecinos que llegaron al lugar a indicar su descontento y repudio a las políticas de hambre, desempleo y desocupación.  Fue pacífico y sin ejercicio de violencia», aseguró la legisladora y referente de La Cámpora.

La dirigente, en diálogo con Radio del Plata, agregó que al lugar donde se desencadenaron los hechos también se acercaron de manera «pacífica» organismos de Derechos Humanos para «recordarle al presidente que los que hubo en el país fue terrorismo de Estado».

También puntualizó que el resto de los manifestantes eran vecinos que portaban carteles con consignas tales como «Macri es hambre» y contra el «tarifazo», pero siempre dentro del marco de la no violencia.

En este sentido, Santoro concluyó que Macri «no tolera» que un sector de la sociedad se exprese en disidencia con sus acciones de gobierno.

«Desde el Frente para la Victoria lo que creemos que sucedió es que tanto el presidente como la gobernadora María Eugenia Vidal no toleran que haya un rechazo hacia sus gobiernos. Lo que no tolera Macri son las diferencias y que esta sociedad se exprese y le diga cómo piensa. Ante eso, reacciona vallando los lugares, poniendo fuerzas de seguridad», lamentó.

La concejala señaló que los incidentes con las fuerzas de seguridad se desataron con grupos ajenos al kirchnerismo que intentaron ingresar a través de un sector que estaba vallado.

«La represión fue en el barrio Belisario Roldán. Se tiraron gases lacrimógenos. Habían otras organizaciones, que no pertenecían a organismos de Derechos Humanos ni al Frente para la Victoria, que quisieron entrar al barrio por una parte que no estaba habilitada para el ingreso», señaló.

Pese a desmarcarse de los grupos que fueron protagonistas de los incidentes, Santoro expresó su «repudio» a la «represión» y opinó que cuando un Gobierno apela a esas metodologías es porque «no está aplicando políticas que apuntan a la felicidad del conjunto».

«Nosotros repudiamos taxativamente la represión. Un gobierno solo puede reprimir al pueblo cuando efectivamente no está aplicando políticas que apuntan a la felicidad del conjunto», dijo.

En este marco, consideró que el kirchnerismo viene siendo «estigmatizado» sistemáticamente por el oficialismo: «Cuando los gobiernos tienen la necesidad de inventar un enemigo interno es porque efectivamente no están haciendo algo bien».

El sábado pasado, según informó el propio Gobierno, el automóvil en el que se desplazaba Macri fue atacado a pedradas al término de un acto, donde el mandatario advirtió que «la agresión no es el camino».

Los incidentes se registraron tanto antes como después de la actividad encabezada por el mandatario en el barrio Belisario Roldán, donde había concurrido acompañado por la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y por el intendente de General Pueyrredón, Carlos Arroyo.

Tanto el jefe de Gabinete, Marcos Peña, como la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, atribuyeron los disturbios a militantes del kirchnerismo.

«Acá hay un grupo ligado al kirchnerismo, no todo el kirchnerismo, pero sí un grupo ligado a la ex presidenta —que tiene una posición tan radical todos los días— que lo que hace es el reemplazo del lenguaje de la democracia -que es el del diálogo, el de la asamblea o de la critica- por los piedrazos, por la agresión, por el intento de que a cada lugar al que va el presidente haya un grupo que organizadamente lo sigue para que no pueda hacer actos», consideró el pasado domingo Bullrich.