La presidenta Dilma Rousseff asumirá hoy su segundo mandato cuando se cumplen 30 años del regreso de la democracia a Brasil, el mayor período democrático vivido por el país desde 1930, en una ceremonia a la que han confirmado su presencia los presidentes de Chile, Costa Rica, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Venezuela y delegaciones de otros 70 países.

Muchos países latinoamericanos serán representados en los actos por sus vicepresidentes, entre ellos Argentina, ya que el vicepresidente Amado Boudou encabezará la delegación oficial, al igual que Estados Unidos y China, los dos principales socios comerciales de Brasil en el mundo.

Pese a los problemas que aquejan a Rousseff, reelegida el pasado octubre con una estrecha victoria en segunda vuelta sobre el opositor Aécio Neves, el clima durante la investidura promete ser de fiesta y se prevé que unas 30.000 personas asistan a los actos, comentó la agencia EFE.

Sin embargo, el nuevo gobierno comienza con un horizonte ensombrecido por una economía al borde de la recesión y un escándalo de corrupción que tiene como blanco a la estatal Petrobras y pudiera salpicar a decenas de políticos de la base oficialista y de la oposición, así como a grandes empresas.

Los primeros días del nuevo mandato de Rousseff también traerán precisiones sobre el tamaño del ajuste fiscal que ella misma ya ha anunciado que tiene entre sus planes para recuperar el camino del crecimiento, que este año será casi nulo, y combatir una inflación que se sitúa en torno al 6,5 por ciento.

Según fuentes oficiales, el marco de los planes económicos del nuevo gobierno será delineado mañana mismo por Rousseff, durante el discurso que pronunciará en el Congreso inmediatamente después del juramento de rigor.

Los actos comenzarán a las 14.30 hora local (13.30 de Argentina), con la llegada de Rousseff a la Catedral de Brasilia, situada en el inicio de la Explanada de los Ministerios, una avenida en la que se sitúan todos los edificios del poder público y en cuyo extremo opuesto están la sede del Congreso y el Palacio presidencial de Planalto.

Luego pondrá en funciones a los 39 ministros de su nuevo gabinete y se dirigirá al cercano Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde será ofrecido un cóctel para las autoridades extranjeras y otros cientos de invitados, con el que se pondrá fin a las ceremonias.